Eurasia avanza mientras Europa pierde influencia

Covadonga Torres: “Si China, Rusia e India aparcan diferencias harán temblar a Silicon Valley”

La profesora de derecho e historia de la Universidad Rey Juan Carlos analiza la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái y alerta de la consolidación de un bloque euroasiático capaz de desafiar la hegemonía tecnológica y geopolítica de Occidente.

 

COVADONGA TORRES: "Si China, Rusia e India aparcan diferencias harán temblar a Silicon Valley"

La cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha puesto de relieve una tendencia que inquieta a Occidente: la conformación de un bloque euroasiático con capacidad real de contrapeso. Así lo explica Covadonga Torres, profesora de derecho e historia en la Universidad Rey Juan Carlos, quien destaca que China, Rusia e India, pese a sus diferencias, han encontrado un terreno común para avanzar en materias económicas, militares y, sobre todo, tecnológicas.

Torres subraya que el epicentro del cambio se sitúa en la innovación: “La simetría tecnológica entre Eurasia y Europa ya no existe”. Mientras Europa sufre un estancamiento en digitalización y capacidad industrial, el eje euroasiático despliega un modelo complementario. Rusia aporta su expertise en ciberseguridad, China consolida su liderazgo en digitalización e inteligencia artificial, e India avanza en la dimensión naval y en el desarrollo de software.

Un punto clave señalado por la profesora es el secretismo estratégico con el que opera esta alianza, que contrasta con la exposición y transparencia forzada de los bloques occidentales. Este hermetismo permite a los países de la OCS avanzar en proyectos conjuntos sin la presión mediática y política que caracteriza a Estados Unidos y Europa.

El análisis también resalta un factor simbólico: la diferencia en el trato a los líderes. Según Torres, Putin recibe un respeto evidente en la mesa internacional, mientras que Volodímir Zelenski necesita reforzar su imagen a través de un equipo de comunicación que proyecte autoridad. Esta disparidad refleja un cambio de percepción que, más allá de lo político, afecta al equilibrio de poder.

En este escenario, la OCS se suma al papel creciente de los BRICS como polos de atracción alternativos. Para Torres, ambos bloques configuran un desafío directo a la hegemonía occidental y obligan a Europa a replantearse cómo recuperar relevancia internacional. Silicon Valley, símbolo del dominio tecnológico estadounidense, podría empezar a sentir la presión de un frente que combina recursos naturales, capital humano y visión estratégica a largo plazo.

La pregunta que queda abierta es clara: ¿será capaz Europa de recuperar su protagonismo o quedará definitivamente relegada a un papel secundario en el nuevo orden mundial que se está gestando en Eurasia?

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