España y Marruecos al borde del choque: claves geopolíticas y económicas que debes conocer
Lorenzo Ramírez analiza en Negocios TV las tensiones crecientes entre España y Marruecos, enfocándose en la influencia marroquí en Canarias, el Sáhara Occidental y los recursos minerales estratégicos, en un contexto de apoyos internacionales y desafíos para la soberanía española.
En un mundo donde la geopolítica y la economía se entrelazan cada vez con más frecuencia, las recientes tensiones entre España y Marruecos exigen una mirada pausada. Lorenzo Ramírez, periodista con amplio conocimiento económico, ofrece en esta entrevista una perspectiva incisiva sobre cómo las dinámicas en torno al Sáhara Occidental, Canarias y los recursos minerales están configurando un escenario de incertidumbre y sospechas.
España y Marruecos: una relación en vías de tensión
Desde hace varios años, el gobierno español ha tratado de fortalecer sus lazos con Marruecos, buscando un difícil equilibrio entre cooperación y defensa de intereses estratégicos. Sin embargo, esta estrategia no está libre de controversia. Cuando el afán por mejorar relaciones puede interpretarse como una renuncia tácita a territorios históricos o de alto valor geopolítico, surgen las alarmas. La sospecha de posibles concesiones sobre Canarias se ha instalado entre expertos y analistas, alimentando un debate particularmente candente.
Mientras tanto, Marruecos no ha optado por rebajar su influencia, sino por todo lo contrario. Ha emprendido una política de hechos consumados, extendiendo su presencia no solo en el Sáhara Occidental, sino también en aguas próximas al archipiélago canario. Esta expansión tensiona la soberanía española y plantea serias dudas sobre la eficacia y contundencia de las respuestas oficiales ofrecidas hasta ahora.
El respaldo internacional de Marruecos
Para entender la envergadura del problema es imprescindible mirar el mapa de alianzas. Marruecos cuenta con un respaldo diplomático y estratégico de potencias como Estados Unidos e Israel, así como de países del Golfo, entre ellos Emiratos Árabes Unidos. No es casual que la construcción de infraestructuras militares, como la base en Dajla, disponga de financiación y apoyo internacional.
Este entramado refuerza la posición marroquí en el estrecho de Gibraltar y en el oeste de África, una zona crítica para el comercio, el tránsito energético y la seguridad regional. En ese contexto, España se ve obligada a calibrar cada movimiento, consciente de que se mide no solo frente a su vecino del sur, sino también frente al peso de sus aliados y socios en el tablero global.
Recursos minerales y geología: el tesoro oculto de Canarias
En el fondo de este pulso laten también intereses muy concretos. Los antiguos volcanes submarinos conocidos como las “abuelas canarias” se han convertido en protagonistas inesperadas de esta historia. Estas formaciones geológicas, con más de 100 millones de años de antigüedad, albergan depósitos minerales de enorme valor, como telurio, cobalto y níquel, materiales imprescindibles para tecnologías limpias y energías renovables.
En este escenario, el Monte Tropic destaca como foco central de atención. Su riqueza mineral no solo despierta interés científico, sino también económico y político. Para España, el reto consiste en proteger estos recursos estratégicos sin comprometer su soberanía ni aceptar concesiones que, a largo plazo, puedan debilitar su posición en la escena internacional.
¿Puede España mantener el control efectivo?
La gran incógnita es hasta qué punto España puede mantener un control efectivo sobre estas aguas y recursos ante la presión constante de Marruecos. Las maniobras del país vecino han evidenciado las limitaciones del Estado español a la hora de ejercer su soberanía de manera plena. Acudir a organismos internacionales como la ONU es un camino legítimo, pero a menudo insuficiente frente a la rapidez y determinación con la que Rabat avanza en sus objetivos.
Esta situación abre un debate de fondo sobre la necesidad de estrategias más audaces, coherentes y coordinadas, tanto a nivel nacional como dentro del marco de la Unión Europea. La cuestión ya no es solo jurídica o diplomática, sino también de voluntad política y de priorización estratégica.
Nos encontramos ante un tablero donde aspectos políticos, económicos y geoestratégicos convergen de forma especialmente compleja. España y Marruecos mantienen una relación que, aunque se ha intentado encauzar desde la cooperación, sigue marcada por intereses contrapuestos y por la influencia determinante de actores globales.
Queda abierta la pregunta de cuál será el desenlace: si se logrará un equilibrio que respete la integridad territorial española y permita un desarrollo conjunto, o si, por el contrario, continuará una dinámica de fricción permanente, con reclamaciones y tensiones latentes. Lo que sí parece claro por ahora es que la región del Atlántico próxima a Canarias se ha convertido en un punto caliente, no solo para España y Marruecos, sino para toda la geopolítica mediterránea y africana.
