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EEUU despliega tropas en Panamá para entrenamiento en selva: ¿Una advertencia para Venezuela?

Estados Unidos ha enviado tropas a Panamá para realizar entrenamientos en selva tras más de 20 años de pausa. En medio de la campaña antidrogas y tensiones con Venezuela, este despliegue plantea interrogantes sobre las intenciones reales de Washington en la región.

Vista aérea de la base aeronaval Cristóbal Colón en Panamá, punto clave del entrenamiento militar de EEUU.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Vista aérea de la base aeronaval Cristóbal Colón en Panamá, punto clave del entrenamiento militar de EEUU.

Por primera vez en más de veinte años, tropas estadounidenses han sido desplegadas en Panamá para llevar a cabo entrenamientos especializados en entornos selváticos, una maniobra que ha encendido las alarmas en el tablero geopolítico latinoamericano. Aunque Washington insiste en que se trata de simples ejercicios tácticos, la coincidencia temporal con la creciente presión sobre Venezuela ha desatado un aluvión de interpretaciones.

La base estratégica y el nuevo foco militar

Las operaciones se concentran en la base aeronaval Cristóbal Colón, una instalación clave en el Caribe panameño. Allí, las fuerzas estadounidenses desarrollan maniobras orientadas a mejorar su desempeño en ambientes tropicales, caracterizados por condiciones extremas de humedad, vegetación densa y limitada visibilidad.

Según fuentes cercanas al Pentágono, el programa comenzó este mismo año y se extenderá durante 2026, marcando el regreso formal del Ejército estadounidense al istmo tras más de dos décadas de ausencia. Un regreso que, para los analistas, va más allá del aspecto técnico.

“El retorno de Estados Unidos a Panamá no puede entenderse solo como un ejercicio militar. Es una señal de reposicionamiento estratégico en un momento de alta tensión regional”, explica Luis Carranza, analista de defensa y seguridad internacional.

Entre la selva y la diplomacia: los matices políticos

El gobierno de Joe Biden ha intentado restar dramatismo al movimiento, asegurando que no tiene objetivos políticos vinculados con Caracas. Sin embargo, la maniobra coincide con un incremento en la retórica de Washington contra el régimen de Nicolás Maduro, acusado de favorecer redes de narcotráfico y desestabilización en la región.

No es casual que el despliegue se produzca paralelamente al movimiento del portaaviones USS Gerald R. Ford, que navega por el Caribe con su transpondedor apagado, en lo que muchos interpretan como una demostración de fuerza naval frente a Venezuela.

“El discurso oficial habla de cooperación en materia de seguridad, pero en la práctica esto refuerza la presencia estadounidense cerca de zonas de influencia venezolana”, comenta Claudia Rivas, experta en geoestrategia latinoamericana.

Un movimiento que reconfigura el equilibrio regional

El entrenamiento en Panamá no solo simboliza una nueva etapa de cooperación militar, sino que reabre viejos fantasmas sobre la influencia estadounidense en América Latina. Los gobiernos aliados de Venezuela —como Cuba, Nicaragua y Bolivia— ya han expresado preocupación por lo que califican de “recolonización militar encubierta”.

Para Washington, la narrativa es distinta: la operación se enmarca dentro de la lucha contra el narcotráfico y el crimen transnacional, pero incluso los aliados más moderados del continente reconocen que el gesto tiene peso político.

La posición estratégica del istmo panameño, puerta natural entre el Pacífico y el Atlántico, lo convierte en un punto clave para operaciones logísticas y de inteligencia. Y eso, en el actual clima internacional, no pasa inadvertido.

El eco en Caracas

En Venezuela, la reacción no se ha hecho esperar. Fuentes cercanas al Ministerio de Defensa señalaron que el gobierno de Maduro “mantiene en observación” el despliegue estadounidense y ha instruido a las fuerzas armadas a reforzar la vigilancia en sus fronteras marítimas y aéreas.

Si bien no hay una confrontación directa, la simultaneidad entre los movimientos en Panamá y el Caribe proyecta la imagen de una estrategia coordinada de presión.

El entrenamiento en la selva panameña, entonces, no solo forma soldados, sino también mensajes diplomáticos. Y en el tablero latinoamericano, donde cada maniobra tiene doble lectura, Estados Unidos vuelve a mover ficha con una precisión que pocos consideran inocente.

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