La inflación en España se modera al 2,8% en diciembre y da un respiro contenido a la economía

La tasa interanual baja dos décimas respecto a noviembre y la inflación subyacente se mantiene en el 2,6%, en un cierre de año que apunta a cierta estabilidad, mientras el IBEX 35 consolida niveles por encima de los 17.200 puntos.

Gráfico ilustrativo con la evolución del IPC en España al cierre de 2025, destacando la moderación de la inflación.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
La inflación en España cerró 2025 en un 2,8%

El cierre de 2025 deja un dato que muchos esperaban como señal de alivio: la inflación en España se ha desacelerado hasta el 2,8% interanual en diciembre, frente al 3% registrado en noviembre, según el IPC preliminar. Aunque el ajuste sea moderado, refleja una contención de las presiones de precios tras meses de incertidumbre y se alinea con las previsiones de los mercados, lo que ha evitado sobresaltos en la Bolsa. La clave, ahora, será comprobar si este movimiento es el inicio de una senda de normalización o solo una pausa en un escenario todavía frágil.

Evolución del IPC: una moderación vigilada

El dato adelantado del Índice de Precios al Consumo (IPC) apunta a una desaceleración de dos décimas, desde el 3% de noviembre hasta el 2,8% en diciembre. La cifra encaja con lo esperado por los analistas, un factor que ha contribuido a la ausencia de reacciones bruscas en los mercados financieros.

Pese a su aparente modestia, este descenso se interpreta como una señal de estabilidad tras un periodo prolongado de incertidumbre inflacionaria. La moderación sugiere que el conjunto de medidas económicas, junto con la evolución de los precios energéticos y de consumo, está ejerciendo un efecto amortiguador, aunque todavía lejos de dar por concluida la fase de tensión.

El dato, en todo caso, es provisional y deberá ser confirmado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en las próximas semanas, momento en el que se afinará el diagnóstico definitivo sobre el cierre inflacionario del año.

Inflación subyacente: el núcleo que se mantiene firme

Más allá del titular del IPC general, el comportamiento de la inflación subyacente —que excluye energía y alimentos frescos por su volatilidad— ofrece una lectura complementaria. En diciembre, este indicador se situó en el 2,6%, sin cambios significativos, lo que indica que el núcleo de precios se mantiene estable.

Esta aparente calma en la subyacente es relevante para empresas y hogares: implica menos sobresaltos en el coste de bienes y servicios cotidianos, desde alquileres y suministros hasta parte del consumo habitual.

En términos de corto plazo, la tasa mensual del IPC subió un 0,3% en diciembre, mientras que la inflación armonizada —que permite comparar a España con el resto de la zona euro— repuntó una décima, del 0,2% al 0,3%. Estos ajustes, aunque pequeños, mantienen abiertos los debates sobre la dirección futura de los precios y el margen de maniobra de la política monetaria europea.

Reacción de los mercados: calma en el IBEX y movimientos discretos

En el frente bursátil, la reacción fue, sobre todo, de normalidad. El IBEX 35 se mantuvo estable por encima de los 17.200 puntos, prácticamente indiferente al dato preliminar de inflación, una señal de que los inversores ya descontaban una cifra en esta banda y no perciben, por ahora, un cambio abrupto en el escenario macroeconómico.

Estos movimientos sugieren que ciertos sectores podrían beneficiarse de una inflación contenida, al mejorar la visibilidad sobre costes, márgenes y demanda interna, sin que ello implique todavía una rotación fuerte dentro del índice.

Qué implica para el consumidor y para la economía

Para los hogares, una inflación del 2,8% sigue siendo un nivel exigente, pero sensiblemente menos asfixiante que los repuntes registrados en etapas anteriores. La moderación de precios puede aliviar parcialmente la pérdida de poder adquisitivo, especialmente si los salarios logran acompañar, aunque sea de forma gradual, esta evolución.

Para la economía en su conjunto, un escenario en torno al 2–3% de inflación se considera, en términos generales, compatible con el crecimiento, siempre que no se vea acompañado por shocks adicionales en energía, alimentos o tipos de interés. La clave estará en comprobar si la trayectoria de precios permite a empresas y familias planificar con mayor seguridad inversiones, consumo y decisiones financieras.

Perspectivas para 2026: respiro o simple pausa

Con este cierre preliminar de 2025, España parece tomarse un respiro moderado en el frente inflacionario. Sin embargo, el entorno internacional continúa marcado por tensiones geopolíticas, ajustes monetarios en la zona euro y una demanda global en fase de recalibración.

En los próximos meses será esencial seguir de cerca:

  • La evolución de la inflación subyacente, como termómetro del comportamiento estructural de los precios.

  • Las decisiones del Banco Central Europeo, que influirán directamente en el coste de financiación de hogares y empresas.

  • Los posibles impactos de shocks externos sobre energía, comercio y crecimiento.

Queda la gran pregunta: ¿es esta desaceleración el inicio de una senda sostenida de normalización o simplemente una pausa en un ciclo aún inestable?

El gráfico de la evolución del IPC en España al cierre de 2025, con la moderación hasta el 2,8%, ayuda a visualizar el momento: un descenso que alivia, pero no disipa del todo las dudas sobre el rumbo que tomará la economía en 2026.

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