Las solicitudes iniciales de desempleo en EE. UU. bajan en 14.000
La economía norteamericana presentó un dato inesperadamente alentador esta semana: las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo disminuyeron en 14.000, hasta 218.000 para el periodo que concluyó el 20 de septiembre. Aunque el número está por debajo de las estimaciones de los analistas, otro tipo de señales subyacentes sugieren que el mercado laboral sigue mostrando signos de ralentización. Este equilibrio —entre una reducción puntual de las demandas y un paisaje laboral más lento— presenta un dilema para la Reserva Federal y para inversionistas que buscan pistas fiables sobre el rumbo macroeconómico.
Desde Washington, el Departamento de Trabajo publicó que las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo (seasonally adjusted) retrocedieron hasta 218.000 en la semana terminada el 20 de septiembre, una caída de 14.000 con respecto a la cifra revisada de la semana anterior. Este resultado contrasta con las expectativas de los mercados, que anticipaban un repunte hasta cerca de 235.000.
En paralelo, el promedio móvil de cuatro semanas bajó en 2.750 unidades, hasta 237.500 solicitudes. En cuanto al dato de desempleo continuado (personas que ya recibían subsidio y renovaron su solicitud), la cifra descendió en 2.000 para ubicarse en 1,926 millones, mientras que la tasa de desempleo asegurado se mantuvo en 1,3 % para la semana que finaliza el 13 de septiembre.
A primera vista, hablamos de una noticia algo positiva: menos nuevos solicitantes de desempleo y una leve caída en los beneficiarios continuados. Pero hay que leer entre líneas. Otras variables muestran que el mercado laboral estadounidense está sufriendo fatiga. En los últimos tres meses, la creación promedio de empleo no agrícola (nonfarm payrolls) se mantuvo en un modesto promedio de 29.000 puestos mensuales, muy lejos del ritmo sostenido de crecimiento que observábamos el año pasado (más de 80.000).
Este frenazo en la creación de empleo obedece a numerosos factores: la elevada incertidumbre derivada de las políticas comerciales, la retracción en la inversión empresarial, las tensiones regulatorias y fiscales, y también la presión sobre ciertos sectores que enfrentan adaptación tecnológica y reducción de costos.
Para la Reserva Federal (Fed), estos datos representan un dilema decisivo. La caída en las solicitudes iniciales podría interpretarse como un aliciente para avanzar hacia recortes de tasas monetarias o mantenerlas, pero el estancamiento en la creación de empleo y la moderación en la demanda laboral hacen que cualquier ajuste futuro de política deba calibrarse con cautela. Algunos analistas apuntan a que la Fed ya ha hecho un recorte reciente (de 25 puntos básicos al rango 4,00 % – 4,25 %) en respuesta a los crecientes riesgos para la expansión y el empleo.
Adicionalmente, entidades como DoubleLine han advertido sobre el grado de confianza que pueden depositarse en los datos oficiales del BLS (Bureau of Labor Statistics). La caída de las tasas de respuesta en las encuestas de empleo —de un 60 % hace años a cerca del 40 % en la actualidad— ha obligado al organismo a usar estadísticas imputadas para cubrir vacíos informativos. Esto, argumentan, podría distorsionar interpretaciones macroeconómicas, en un contexto en que las decisiones monetarias dependen en buena medida de lecturas laboriosas y precisas.
Más allá de los números, los testimonios cotidianos corroboran esta tensión: hay quienes reportan enviar centenares de solicitudes con escasas respuestas, enfrentar procesos automatizados rígidos, o permanecer largos periodos desempleados pese a contar con experiencia. En efecto, el desempleo de largo plazo (27 semanas o más) está alcanzando tasas cercanas al 25,7 %, una proporción preocupante que habla de barreras estructurales para reinsertarse en el mercado.
Para el ámbito empresarial y de inversión, esto implica que debemos mantener la guardia alta. Las señales no tan claras nos recuerdan que una baja puntual en solicitudes no resuelve el problema de fondo: la debilidad en la demanda de trabajo, las condiciones macroeconómicas globales y el temor latente de recesión. Es previsible que los mercados de capitales reaccionen con volatilidad en las próximas semanas, dependiendo del tono que adopten los nuevos datos de empleo y del discurso de la Fed.
Desde nuestra perspectiva en Negocios TV, creemos que este momento exige una mirada mesurada, informada y estratégica. No basta con entusiasmarse con una buena cifra semanal: lo relevante es descifrar si ese dato es puntual o si encaja en una narrativa más amplia de desaceleración. Y más aún: entender cómo adaptarse a ese escenario, tanto como inversor, empresario o profesional activo.