Mercados | Aerolíneas europeas

UBS se baja de IAG para 2026 y señala a dos ganadoras: Ryanair y Lufthansa

El banco suizo endurece su visión sobre IAG y mantiene una recomendación de vender, pese al buen momento del sector. Su tesis: parte del “relato positivo” ya está en precio y el equilibrio riesgo-rentabilidad se vuelve más exigente en 2026, con Reino Unido, el Atlántico Norte y el programa Avios como principales focos de incertidumbre.

UBS se baja de IAG para 2026 y señala a dos ganadoras: Ryanair y Lufthansa
UBS se baja de IAG para 2026 y señala a dos ganadoras: Ryanair y Lufthansa

Un 2026 “bueno” para el sector… pero no necesariamente para IAG

UBS llega a 2026 con un mensaje incómodo para los accionistas de IAG: el sector aéreo puede vivir un ejercicio razonablemente favorable, pero eso no implica que todas las compañías vayan a capturar el mismo upside. De hecho, el banco suizo se posiciona a contracorriente del entusiasmo generalizado y mantiene su recomendación de “vender” sobre el grupo que integra, entre otras, a Iberia y British Airways. La lectura de UBS es sencilla: IAG ha ejecutado bien en 2025, ha mejorado beneficios y caja, pero el mercado ya habría descontado buena parte de las buenas noticias.

Ryanair y Lufthansa, las dos apuestas que se quedan en el radar

En el otro lado de la balanza, UBS eleva el foco sobre Ryanair y Lufthansa como nombres preferidos para encarar el año nuevo. La rotación no es casual: en un entorno en el que el mercado empieza a exigir “pruebas” de sostenibilidad de márgenes y disciplina de capacidad, el banco busca perfiles que, a su juicio, ofrecen una combinación más atractiva entre visibilidad operativa, posicionamiento y catalizadores.

El mensaje para el inversor es claro: no se trata de cuestionar el ciclo del sector, sino de elegir dónde se concentra el mejor binomio riesgo–retorno.

Reino Unido, la grieta que puede abrirse en la demanda

El principal argumento de prudencia sobre IAG se concentra en Reino Unido. UBS teme un entorno macro menos amable en 2026, con potencial desaceleración del consumo y presión sobre el gasto de los hogares en un contexto de política fiscal más exigente. Ese escenario podría golpear la demanda de viajes de ocio y, especialmente, el tráfico corporativo en ciertas rutas, donde la elasticidad al precio y la sensibilidad al ciclo pueden amplificarse.

Para IAG, este vector importa más que para otros comparables: el peso del mercado británico en su mix y la exposición a segmentos de mayor valor hacen que cualquier enfriamiento se traduzca con rapidez en presión sobre ocupación, yield o mix de ingresos.

Atlántico Norte: fuerte hoy, menos visible mañana

UBS también pone la lupa en el Atlántico Norte. Aunque la demanda se mantiene sólida, el banco subraya que la visibilidad puede ser limitada si el contexto macro se deteriora. En ese corredor, cualquier cambio en la confianza del consumidor o en el gasto corporativo puede trasladarse con rapidez a precios y a niveles de ocupación. Dicho de otro modo: el tramo “premium” que sostiene resultados en muchos modelos puede convertirse en el primer lugar donde el mercado detecta grietas.

Avios y estatus: el riesgo silencioso de tocar la palanca equivocada

El tercer eje de cautela es menos financiero y más estratégico: el programa de fidelización Avios. UBS identifica un posible riesgo reputacional y comercial si los cambios en los niveles de estatus alteran la percepción de valor para los clientes más frecuentes. En un sector donde la recurrencia y la lealtad pesan en la rentabilidad, tocar esa palanca en un entorno competitivo puede tener un coste mayor del esperado.

No significa que el impacto sea inmediato, pero sí que añade un elemento de incertidumbre: cuando el mercado ya está “exigiendo” continuidad de resultados, cualquier fricción en la base de clientes premium puede penalizar.

Choque con el consenso: ¿oportunidad o exceso de confianza?

La postura de UBS contrasta con el consenso de mercado, que sigue viendo recorrido potencial en IAG. Como referencia, plataformas de consenso de analistas han situado el objetivo medio alrededor de los 5,39 euros, con un potencial de revalorización de en torno al 17% frente a niveles recientes. En España, además, firmas como Renta 4 han defendido que las caídas desde máximos pueden abrir una ventana atractiva y señalan la solidez financiera y la capacidad de generación de caja como argumentos centrales para 2026.

Con este choque de visiones, el inversor entra en un terreno clásico de final de ciclo bursátil: decidir si el precio refleja demasiado optimismo… o si el mercado aún no ha reconocido completamente la mejora estructural del grupo. En 2026, la respuesta puede depender menos del titular y más de algo mucho más frío: demanda real, disciplina de capacidad y ejecución comercial.

Comentarios