Corea del Sur aprieta el botón de la IA

Corea del Sur pisa el acelerador de la IA: 10 billones de wones para reescribir el mapa económico global

Seúl ha dejado claro que la inteligencia artificial ya no es solo un experimento de laboratorio, sino el núcleo de su supervivencia económica. El primer ministro Kim Min-seok ha puesto sobre la mesa 10 billones de wones (unos 6.800 millones de dólares) para impulsar la IA en todos los ministerios, mientras los mercados reaccionan al alza y el presidente Lee Jae-myung convierte la tecnología en política de Estado.

EPA/YONHAP
EPA/YONHAP

“En la era de la IA, quedarse un día atrás es quedarse una generación entera fuera de juego”. El mensaje que sale hoy de Seúl no es retórico, es presupuestario. El Gobierno de Lee Jae-myung ha decidido blindar el futuro económico de Corea del Sur con una apuesta de 10 billones de wones destinados a inteligencia artificial, dentro del próximo presupuesto nacional. 

La IA se convierte en política de Estado

El primer ministro Kim Min-seok ha presidido una reunión extraordinaria que sentó en la misma mesa a los titulares de Ciencia, Educación, Defensa, Interior y Sanidad. El objetivo: coordinar una estrategia de país en torno a la IA, desde los algoritmos que gestionan hospitales hasta los sistemas de defensa inteligente o la automatización de la administración. 

Kim definió la inteligencia artificial como “nuevo motor de crecimiento” y como palanca para una “gran transformación nacional”, con una visión explícita de “IA para todos”: que los beneficios de la innovación no se queden en las big tech locales, sino que lleguen a pymes, regiones y ciudadanos. Este giro convierte la IA en algo más que una moda tecnológica: pasa a ser la columna vertebral del plan económico de la nueva Presidencia.

No es un movimiento aislado. Desde su toma de posesión, Lee Jae-myung ha advertido de que el caos del comercio global, el auge del proteccionismo y la reconfiguración de las cadenas de suministro amenazan directamente la “supervivencia” del país. En ese contexto, apostar fuerte por la IA no es solo innovación: es defensa económica frente a un mundo fragmentado.

Del laboratorio al KOSPI: la respuesta de los mercados

El mensaje ha llegado rápido al parqué. Mientras Kim hablaba de abrir la “era de la IA”, el índice KOSPI repuntaba alrededor de un 1%, impulsado por el rally de los gigantes de semiconductores Samsung Electronics y SK hynix, acompañados por la banca (Hana Financial, Shinhan) y compañías intensivas en datos y software.

La foto encaja con el proyecto de fondo de Lee: reformar el mercado de capitales, elevar el atractivo de la bolsa coreana y combatir el famoso “Korea discount”, que lleva años infravalorando a las empresas del país frente a sus homólogas globales. Su objetivo declarado de un “KOSPI 5.000” ya venía empujando al índice a máximos no vistos desde 2022. El anuncio de un macropresupuesto de IA añade una narrativa nueva para los inversores: Corea como laboratorio mundial de inteligencia artificial aplicada a la economía real.

Para los mercados, el mensaje es doble. Por un lado, más gasto público en tecnología, infraestructuras digitales y datos. Por otro, una señal política clara de estabilidad regulatoria a favor de la innovación en un momento en el que en Estados Unidos se discute cómo enfriar la burbuja de la IA y en Europa se multiplica la regulación antes que la inversión. 

Guerra fría tecnológica y aviso a Estados Unidos y China

Corea del Sur vive en la primera línea de la nueva guerra fría tecnológica. Depende del paraguas militar de Estados Unidos, vende chips a medio planeta y compite directamente con China por liderazgo industrial en Asia. En ese triángulo, la IA se convierte en el terreno donde se medirá su autonomía real.

La combinación de reformas de mercado, mensaje pro-empresa y presupuesto masivo en IA dibuja una estrategia coherente: usar la tecnología como escudo frente a las tensiones comerciales, las sanciones cruzadas y el reordenamiento de cadenas de valor que ya sacudió a la industria coreana del automóvil, la energía y los propios semiconductores. 

Al mismo tiempo, el lema de “IA para todos” permite a Seúl presentarse como actor responsable en foros internacionales que discuten gobernanza de la IA, seguridad y ética. Mientras Washington y Bruselas hablan de límites y riesgo sistémico, Corea plantea un modelo en el que la IA sirve para sostener el Estado del bienestar y cerrar brechas sociales… siempre que el experimento salga bien. 

La lección para Europa (y para España)

La jugada coreana lanza un mensaje incómodo a Europa: mientras aquí la conversación se centra en regulaciones, sandboxes y declaraciones de principios, Seúl compromete cifras concretas y pone a todos sus ministerios a trabajar con un mandato muy simple: o se lidera esta ola de IA o se corre el riesgo de quedar irrelevante en la próxima década.

Para el inversor europeo, Corea del Sur empieza a parecerse a lo que fue en su día el “milagro asiático”, pero en versión 2.0: un hub donde convergen capital, talento, chips y ahora también una política pública agresiva en IA. Para gobiernos y empresas del Viejo Continente, la pregunta es si están preparados para competir con esa velocidad o si aceptarán jugar el partido en segunda división tecnológica.

Corea ha movido ficha. Ha convertido la IA en su nuevo plan Marshall interno. Lo siguiente no será preguntar si la apuesta es demasiado ambiciosa, sino quién se queda fuera si funciona.

Comentarios