EEUU descarta plan venezolano para salida progresiva de Maduro amid tensión militar en el Caribe
Estados Unidos rechazó el plan presentado por Venezuela para que Nicolás Maduro abandone el poder de forma progresiva. La propuesta, que incluía a Delcy Rodríguez en el relevo, no logró satisfacer las condiciones democráticas exigidas por la Casa Blanca, mientras la crisis política se acompaña de un aumento sin precedentes de la presencia militar en el Caribe.
El diálogo entre Estados Unidos y Venezuela pareciera haberse estancado una vez más. Aunque Caracas intentó llevar a la mesa un plan para que Nicolás Maduro deje el poder de manera gradual, la Casa Blanca optó por desecharlo, evidenciando la profunda desconfianza que aún existe hacia el chavismo. Este rechazo coincide con una demostración de fuerza militar sin precedentes en la región caribeña, elevando la tensión geopolítica a un nivel que no se veía desde hace más de tres décadas.
El plan venezolano: un esfuerzo fallido de transición
De acuerdo a fuentes vinculadas al gobierno de Donald Trump, la propuesta concebida por Caracas incluía una renuncia escalonada de Maduro, proyectada para concretarse en un plazo aproximado de tres años. Curiosamente, el mandato sería continuado por la actual vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien no buscaría la reelección, supuestamente para generar un ambiente más propicio para una reforma política.
Sin embargo, Washington no sólo mantuvo reservas frente a la legitimidad de este plan, sino que rechazó rotundamente la idea, alegando que cualquier transición debe respetar condiciones democráticas claras y verificables. En resumidas cuentas, para Estados Unidos la propuesta careció de garantías electorales que aseguren una salida democrática y transparente del poder en Venezuela.
Militarización y propaganda: el doble juego de Maduro
Mientras se desarrolla esta dinámica diplomática, en el terreno la situación se ve marcada por un aumento evidente en la movilización militar. Maduro ha desplegado soldados en la costa caribeña y ha reforzado la milicia popular, con el discurso de que están preparados para enfrentar cualquier agresión externa. No es casualidad que esta concentración militar estadounidense sea la más grande en la región desde los años 80, una época cargada de tensiones de la Guerra Fría.
Junto a esto, la narrativa oficial chavista se endurece, con acusaciones directas contra Estados Unidos a quien describe como un ‘Estado rapaz’ con intenciones de apoderarse de los recursos petroleros venezolanos. Esta estrategia de comunicación, además de buscar consolidar apoyo interno, parece diseñada para proyectar fuerza y legitimidad ante escenarios internacionales cada vez más complejos.
¿Qué viene para Venezuela y la región?
Con este telón de fondo, la incertidumbre crece y mucho. La negativa estadounidense a aceptar el plan, sumada al repliegue diplomático y la escalada militar, hacen que el futuro político venezolano se vea más difuso que nunca. ¿Podrá alguna fórmula intermedia evitar un choque mayor o estamos frente a un estancamiento prolongado que politiza aún más al Caribe?
No faltan quienes piensan que, sin una presión internacional coordinada y una oferta política creíble desde dentro, el statu quo se mantendrá. Pero también está la pregunta inevitable: ¿está realmente Maduro dispuesto a soltar el timón? A juzgar por los últimos movimientos, la apuesta parece ser a resistir, cueste lo que cueste.
