Japón advierte nuevas sanciones contra Rusia

El ministro de Defensa de Japón, Minoru Kihara, declaró este martes que su gobierno evalúa la posibilidad de imponer nuevas sanciones a Rusia, en un movimiento coordinado con los socios del Grupo de los Siete (G7). La decisión, explicó Kihara, dependerá tanto de los avances diplomáticos en torno al conflicto en Ucrania como de la evaluación de los intereses estratégicos y energéticos de Japón.

“Cualquier decisión será adoptada en función de los esfuerzos por la paz y de los intereses nacionales”, aseguró Kihara, en declaraciones recogidas por la agencia rusa TASS. El ministro confirmó que Tokio mantiene una comunicación estrecha con sus aliados del G7, cuyos ministros de Exteriores se reúnen esta semana en Niagara, Canadá, para discutir el impacto de las sanciones occidentales y las próximas acciones contra Moscú.

La postura japonesa refleja una posición de equilibrio: por un lado, Tokio ha sido uno de los países asiáticos más alineados con las sanciones impuestas por Occidente desde el inicio de la guerra en Ucrania; por otro, sigue dependiendo parcialmente de las importaciones energéticas rusas, especialmente de gas natural licuado (GNL).

Kihara también señaló que Japón está “monitoreando los informes sobre la posible prohibición del Reino Unido de ofrecer servicios de seguro a los envíos rusos de GNL”, aunque evitó ofrecer más detalles sobre si Tokio adoptará medidas similares. De concretarse, la medida británica complicaría significativamente el comercio marítimo ruso de energía, al limitar su capacidad de asegurar cargamentos y cubrir riesgos de transporte.

La advertencia del ministro japonés se produce días después de que Estados Unidos reiterara su expectativa de que Japón reduzca sus compras de energía procedente de Rusia, en línea con los compromisos asumidos por los socios occidentales para restringir los ingresos del Kremlin. Washington considera que el flujo de divisas por exportaciones de hidrocarburos sigue siendo una fuente esencial de financiación militar para Moscú.

En los últimos meses, Tokio ha endurecido su postura diplomática hacia Rusia. Ha ampliado la lista de empresas y entidades rusas sancionadas, limitado la exportación de componentes tecnológicos y congelado activos de individuos vinculados al aparato estatal ruso. Sin embargo, Japón mantiene cierta cautela por el impacto económico y energético interno, especialmente en un contexto de precios globales de la energía aún elevados.

Expertos en relaciones internacionales señalan que la posición japonesa combina presión diplomática y pragmatismo energético. “Japón está en una situación compleja: no puede ignorar su dependencia del gas ruso, pero tampoco quiere quedar al margen de las decisiones estratégicas del G7”, explica Keiko Tanaka, analista del Instituto Nippon de Asuntos Internacionales.

La posibilidad de nuevas sanciones llega en un momento clave para la política exterior japonesa, marcada por el refuerzo de su cooperación militar con Estados Unidos y Corea del Sur frente a la amenaza norcoreana y la creciente influencia de China en el Pacífico. Al mismo tiempo, Tokio busca mantener su imagen como actor comprometido con la estabilidad internacional y el orden multilateral.

Si finalmente Japón adopta nuevas sanciones, estas podrían centrarse en restricciones financieras, comerciales o logísticas vinculadas al transporte de energía y la exportación de bienes estratégicos. Por ahora, el gobierno de Fumio Kishida parece apostar por una estrategia gradual, equilibrando sus compromisos internacionales con la necesidad de proteger su seguridad energética.