Maduro denuncia que 1.200 misiles y un submarino nuclear de EE.UU. apuntan a Venezuela
El presidente venezolano advierte de la “mayor amenaza en 2.100 años” contra el continente y acusa a Washington de impulsar un nuevo colonialismo con su despliegue militar en aguas cercanas.
Nicolás Maduro ha elevado el tono contra Estados Unidos al denunciar públicamente que su país se encuentra bajo una “amenaza sin precedentes”. En un mensaje televisado, el presidente venezolano aseguró que ocho buques de guerra estadounidenses, equipados con 1.200 misiles y respaldados por un submarino nuclear, apuntan directamente hacia Venezuela.
“Estamos ante la mayor amenaza en 2.100 años contra nuestro continente”, afirmó Maduro, en un discurso cargado de dramatismo que buscó no solo alertar a la población venezolana, sino también captar la atención internacional. Según el mandatario, este despliegue militar responde a una estrategia de Washington para imponer “un nuevo colonialismo” en América Latina.
El mensaje llega en un momento en que la relación entre Caracas y Washington atraviesa una fase de alta tensión. Aunque Estados Unidos mantiene sanciones económicas sobre el país sudamericano, el foco ahora se desplaza hacia lo militar, un terreno en el que Venezuela busca apoyos internacionales para frenar lo que considera una amenaza directa a su soberanía.
El discurso de Maduro también se inscribe en una narrativa geopolítica más amplia. Caracas ha insistido en fortalecer sus lazos con potencias como Rusia, China e Irán, países que han mostrado respaldo frente a las presiones estadounidenses. La denuncia de un despliegue militar tan amplio refuerza la retórica de un mundo dividido en bloques y en plena disputa por áreas de influencia.
En el plano interno, la advertencia busca cohesionar a la base chavista en torno a un enemigo común, recordando al pueblo venezolano que la soberanía está en juego. Sin embargo, la comunidad internacional aún no ha confirmado de manera independiente la magnitud del arsenal descrito por el mandatario.
Más allá de la veracidad de las cifras, el mensaje es claro: Venezuela se sitúa de nuevo en el centro del tablero geopolítico, donde la retórica de la amenaza y la resistencia se convierte en una herramienta política y diplomática de primer orden.
