MAGA resurge con fuerza: los indultos de Trump reavivan la llama del movimiento
El movimiento 'Make America Great Again' recupera fuerza tras los recientes indultos firmados por Donald Trump a quienes fueron acusados de interferir en las elecciones de 2020. Impactos políticos y mediáticos configuran un nuevo capítulo para el trumpismo.
La política estadounidense vive semanas volcánicas y el movimiento Make America Great Again (MAGA) ha encontrado, de golpe, varios catalizadores para recuperar pulso y cohesión. El primero llega desde el Despacho Oval: Donald Trump ha firmado indultos para decenas de personas investigadas o acusadas por su participación en los intentos de revertir el resultado de 2020, incluyendo figuras señeras de su órbita. La medida funciona a la vez como gesto de clemencia y como afirmación política: recompone filas, valida la narrativa de persecución judicial y sirve de señal interna de que “nadie queda atrás”. Los indultos, además, reabren el debate sobre los límites del poder presidencial y los contrapesos institucionales, con la oposición denunciando impunidad y los aliados celebrando el “fin del lawfare”.
El segundo hito se cocina en el Capitolio: el Senado ha aprobado una iniciativa para poner fin al cierre de Gobierno más largo de la historia reciente, tras un acuerdo bipartidista que despeja –al menos temporalmente– la parálisis presupuestaria. La Casa Blanca lo ha bendecido como un “buen acuerdo”, lo que permite a Trump apuntarse un tanto de estabilidad y liderazgo tras 41 días de bloqueo. La reapertura, pendiente de remates legislativos, desactiva un flanco político que comenzaba a erosionar apoyos entre funcionarios, contratistas y votantes moderados cansados del coste económico y reputacional del shutdown.
Y, en paralelo, la tercera pata del resurgir trumpista llega desde Londres: la BBC ha reconocido un “error de juicio” en la edición de un discurso de Trump sobre el 6 de enero y afronta un terremoto interno con la dimisión de su director general y su jefa de informativos. El presidente ha amenazado con una demanda de 1.000 millones de dólares, transformando un caso de estándares editoriales en símbolo de su ofensiva global contra lo que denomina sesgos mediáticos. Este episodio otorga munición retórica al relato MAGA de medios “hostiles”, refuerza la idea de agravio y, de paso, alinea a parte de su base alrededor de una cruzada cultural con réditos electorales.
Con estos tres vectores, el ecosistema MAGA ha pasado de la defensiva a la iniciativa. En el corto plazo, la mezcla de indultos, fin del shutdown y choque con la BBC recompone una coalición que vivía semanas de fatiga y fracturas internas, reinyectando energía a activistas, donantes y cuadros intermedios. En el medio plazo, el riesgo es doble: que la agenda de clemencias alimente nuevas grietas institucionales y que la ofensiva contra los medios ensanche la brecha de polarización; pero también que la normalización presupuestaria diluya el relato de caos que la oposición proyectaba sobre la Casa Blanca.
La incógnita, como casi siempre en la política de Trump, es de sostenibilidad. ¿Podrá traducirse este rebote anímico en organización, fondos y voto? ¿Se impondrá la narrativa de “corrección de injusticias” tras los indultos o pesará más la idea de impunidad? ¿Será la BBC un caso aislado o el primer capítulo de una estrategia jurídica más agresiva contra grandes cabeceras? En lo inmediato, el presidente ha logrado reposicionar a su movimiento y marcar el ritmo informativo. Y, en un ciclo dominado por percepciones, eso ya es ventaja.