Rusia y China no abandonarán a Venezuela: las tensiones geopolíticas aumentan con Trump en la escena
Aníbal González ofrece un análisis detallado sobre las negociaciones y conflictos en Ucrania, la influencia de Rusia y China en Venezuela, y las complicaciones que enfrentaría Donald Trump si decide atacar a Caracas. Una mirada profunda a la geopolítica actual.
¿Qué hay detrás del pulso actual entre Rusia, China y Estados Unidos en el tablero global? Aníbal González nos adentra en esos escurridizos movimientos que configuran la geopolítica actual, desde el frente ucraniano hasta las reservas estratégicas en Venezuela. Entre declaraciones contundentes y escenarios que parecen sacados de un guion de thriller, se despliega un panorama que ni de lejos resulta simple.
La guerra en Ucrania: un tablero dominado por grandes potenciasGonzález señala que el gobierno de Volodímir Zelenski está cada vez más condicionado, carente de autonomía real debido a la influencia directa de Washington y Bruselas. Los últimos escándalos de corrupción y la dimisión en masa de funcionarios clave han socavado el apoyo interno y debilitado la posición ucraniana, que se enfrenta a un invierno ríspido y a un enemigo con ventajas tácticas claras.
El escenario bélico parece inclinarse hacia Moscú, que no sólo domina el terreno, sino que además podría consolidar un corredor estratégico que conectarían zonas tan diversas como Odesa, Transnistria y Gagauzia. La posibilidad de un cese al fuego se vislumbra débil e improbable; porque, como bien apunta el analista, la resolución se dará —de manera cruda— en el campo de batalla.
OTAN y su retórica contra RusiaResulta curioso que ciertas voces dentro de la OTAN planteen ataques preventivos contra Rusia, un acto que Aníbal González no duda en calificar como pura retórica vacía. La realidad es tozuda; la Alianza carece de capacidad para una operación semejante, y Rusia posee fuerzas mucho más robustas de las que se han empleado hasta ahora en Ucrania.
Intentar provocar a Moscú con ataques directos sería, en ese sentido, jugar con fuego sin garantías y con una potencial escalada de consecuencias peligrosas para todos los implicados.
Venezuela: el tablero caribeño bajo la lupa de grandes potenciasLa atención no se desvía sólo hacia Europa del Este. El ultimátum de Donald Trump a Nicolás Maduro se presenta —según el análisis de González— como un intento de presión política muy calculado, aunque con claras limitaciones prácticas. Por supuesto, lanzar una operación militar en Venezuela requeriría la autorización del Congreso estadounidense y conllevaría riesgos geopolíticos extraordinarios, que Washington parece medir con la punta de los dedos.
Ni Rusia ni China parecen dispuestas a renunciar a su influencia en Caracas; Moscú sigue fiel con asesoría militar y presencia directa, mientras Pekín abre caminos tecnológicos y comerciales. Estos vínculos sólidos complican cualquier estrategia de EE. UU. que pretenda actuar con rapidez o sin considerables costos estratégicos.
Escenario de riesgo y presión políticaEntonces, ¿qué queda para Trump en este tablero tan rebosante de actores poderosos? Básicamente, apretar la presión política sosteniendo un discurso duro frente a Maduro pero sabiendo —como recuerda González— que un paso en falso puede acarrear serios problemas, no sólo operativos sino diplomáticos y estratégicos.
La complejidad de estas relaciones refleja que, en el fondo, la política internacional rara vez es blanco o negro; es una paleta llena de matices en los cuales cada movimiento debe ser medido con lupa.
