3I/ATLAS: el objeto interestelar que ha silenciado al mundo y pone en jaque todo lo que creíamos saber del espacio
Desde su detección a mediados de julio de 2025, el objeto interestelar 3I/ATLAS ha alterado la rutina de observatorios, agencias espaciales y comunidades científicas. Lo que en un principio parecía un simple visitante interplanetario más —como lo fueron ‘Oumuamua y 2I/Borisov— pronto comenzó a mostrar características que no encajaban con ningún patrón conocido. Su tamaño, de hasta 30 kilómetros; su velocidad, superior a los 210.000 km/h; y, sobre todo, su brillo verdoso con trazas de níquel, han desatado un debate global sobre su verdadera naturaleza.
Todo comenzó a tensarse el 30 de septiembre, cuando se filtró una reunión en Quantico con más de 800 altos mandos militares y la presencia del entonces presidente Donald Trump. Aunque el motivo oficial fue una revisión de “reformas estratégicas”, diversas fuentes aseguran que el verdadero tema fue un briefing urgente sobre 3I/ATLAS, apenas días antes de su paso cercano a Marte. Los informes hablaban de señales electromagnéticas no naturales procedentes del objeto.
El 1 de octubre llegó el primer gran indicio de algo inusual: un shutdown total del Gobierno estadounidense, oficialmente por cuestiones presupuestarias, coincidió con un apagón informativo de la NASA. Las publicaciones sobre 3I/ATLAS desaparecieron, y las últimas imágenes captadas por la misión ExoMars mostraban una forma metálica y perfectamente simétrica. En cuestión de horas, la agencia suspendió cualquier comunicación. China y la Agencia Espacial Europea hicieron lo mismo. El silencio fue absoluto.
Mientras tanto, el 9 y 10 de septiembre (poco antes del apagón), el Pentágono publicaba un video mostrando un dron derribando un supuesto “UAP”, en lo que muchos consideraron una cortina de humo para distraer a la opinión pública. El reconocido astrofísico Avi Loeb, de Harvard, insinuó que la coincidencia temporal no era casualidad y que “la comunidad científica sabe más de lo que está diciendo”.
Entre los teóricos del fenómeno, ha cobrado fuerza la hipótesis de que 3I/ATLAS podría ser una sonda interestelar, posiblemente creada por una civilización antigua. Los análisis preliminares estiman que el objeto podría tener entre 7 y 14 mil millones de años, más antiguo incluso que la Tierra. Según esta teoría, habría detectado nuestras emisiones electromagnéticas y estaría realizando un escaneo sistemático del sistema solar interior, con especial atención a Marte y al Sol.
La coincidencia entre el apagón informativo global, la distracción mediática con los UAP, y la proximidad del perihelio el 29 de octubre, ha alimentado especulaciones sobre una negociación secreta entre gobiernos para manejar la información de forma coordinada. En diciembre, el objeto se acercará a 269 millones de kilómetros de la Tierra, un margen que podría permitir nuevas observaciones… si alguien decide publicarlas.
Desde entonces, los observatorios más importantes del mundo permanecen inexplicablemente offline, las fotos disponibles son pixeladas o alteradas, y las agencias callan. Solo los astrónomos aficionados han seguido observando a 3I/ATLAS, reportando un fenómeno inquietante: pulsos de luz cada 33 minutos exactos, visibles en varias longitudes de onda.
¿Se trata de una transmisión? ¿Una calibración? ¿O una llamada? Nadie ha respondido oficialmente. O, tal vez, nadie puede hacerlo.
El misterio sigue creciendo, y el silencio —esa nueva forma de comunicación entre gobiernos cuando algo se sale del control— se vuelve cada día más ensordecedor.