Descubre la verdad sobre los riesgos para la salud al usar los tuppers de siempre
Descubre cómo los microplásticos que liberan los plásticos de uso diario afectan nuestra salud y qué revelan los últimos estudios científicos sobre su impacto en el cuerpo humano
Lo que comenzó como una simple consulta en Reddit —“¿Es tan malo usar tuppers de plástico?”— ha ido desembocando en un debate complejo que entrelaza química, salud pública y hábitos cotidianos. Usuarios de r/RateMyTupper se preguntan si el uso habitual de contenedores plásticos para almacenar o calentar comida está vinculado a interrupciones intestinales, contaminación por microplásticos o exposición a compuestos hormonales disruptores. Pero, ¿qué dicen realmente los estudios científicos?
La voz de la toxicología – Nicolás Olea y los disruptores endocrinos
El catedrático de la Universidad de Granada ha sido uno de los investigadores más activos en España en estudiar los llamados “disruptores endocrinos” —sustancias químicas que pueden mimetizar o alterar las señales hormonales del organismo. Según Olea, estamos expuestos a decenas de compuestos en la vida diaria: desde recibos térmicos (alta concentración de bisfenol A) hasta cápsulas de café de plástico que se calientan a presión.
En un artículo de revisión, Olea y colaboradores explican que la evidencia de exposición humana a estos compuestos es amplia: “La asociación entre exposición ambiental y efectos sobre salud está ya considerada lo suficientemente sólida como para llenar la estación de Atocha”, decía en un perfil institucional.
Aunque todavía no se puede afirmar causalidad directa en todos los casos (es decir, que este tupper plástico provoque esta enfermedad), sí está demostrado que usar recipientes plásticos a altas temperaturas o reutilizarlos puede liberar productos químicos que se adhieren a alimentos o bebidas calientes. Esa liberación incrementa cuando el plástico está deteriorado, rayado o sometido a calor.
Microplásticos en recipientes y contenedores
Otro ángulo científico relevante es el de los materiales que se liberan de los plásticos —microplásticos y nanoplásticos— cuando containers alimentarios se usan, reutilizan o calientan. Un estudio publicado en la revista Environmental Science & Technology examinó cómo los envases plásticos reutilizables o de uso alimentario liberan partículas micro y nano bajo diferentes escenarios de uso: calentamiento, lavado, reutilización. Los resultados mostraron que, bajo ciertas condiciones (especialmente calor), se pueden liberar cantidades significativas de microplásticos y nanoplásticos. (pubs.acs.org)
Por ejemplo, la investigación evaluó bolsas reutilizables y envases plásticos — cuando se usan con comida caliente, sometidos a microondas o al lavavajillas — y comprobó una liberación creciente de partículas plásticas pequeñas, algo que coincide con las inquietudes expresadas en los foros sobre calentar comida en envases plásticos. Esto no demuestra automáticamente un efecto sobre salud humana, pero sí demuestra un mecanismo de exposición tangible.
Microplásticos en la sangre humana
Quizás el hallazgo que más impacta en el debate es el de la presencia real de partículas plásticas (micro y nano) en la sangre humana. Un estudio pionero de la Vrije Universiteit Amsterdam y el Amsterdam University Medical Center analizó muestras de 22 personas sanas y detectó partículas de plástico en aproximadamente el 77–80 % de los participantes, con una concentración media de ~1,6 µg/ml de sangre. Los polímeros más frecuentes incluyeron PET (polietileno tereftalato), polietileno, poliestireno y PMMA. (Vrije Universiteit Amsterdam)
Los investigadores señalan que aun no se conocen los efectos sanitarios precisos de esa presencia, pero ya demuestran que los microplásticos son “bio-disponibles” (pueden entrar en el cuerpo) y pueden circular por el torrente sanguíneo, lo que abre preguntas sobre si podrían migrar a órganos u otros tejidos. (Vrije Universiteit Amsterdam)
Este hallazgo da un contexto científico al temor de que los tuppers plásticos u otros envases cotidianos puedan estar contribuyendo-aunque de forma solo parcial-a la exposición humana a microplásticos.
¿Entonces, qué recomendar?
Con toda esta evidencia, ¿qué podemos hacer como usuarios preocupados por la salud sin sucumbir a alarmismos? Aquí van algunas recomendaciones basadas en la literatura y en los planteamientos de los investigadores:
-
Prioriza recipientes de vidrio o acero inoxidable para calentar o almacenar comida, especialmente cuando va al microondas o al trabajo.
-
Si usas plasticos, evita meterlos al microondas o con comida muy caliente, ya que el calor favorece la liberación de aditivos y partículas.
-
No reutilices envases plásticos desgastados o rayados, pues el deterioro incrementa la liberación de partículas y químicos.
-
No mezcles alimentos grasos o muy calientes con plásticos desconocidos, ya que los microplásticos y aditivos lipofílicos pueden adherirse a grasas.
-
Mantente informado: la regulación sobre plásticos alimentarios y microplásticos aún está en desarrollo.
¿Cuán grande es el riesgo real?
Aquí reside una de las claves que suelen generar confusión. ¿Significa esto que cada tupper de plástico te va a enfermar? No. Los investigadores coinciden en que el riesgo individual, en condiciones normales, no está cuantificado plenamente. Pero la exposición continuada (uso diario, calor frecuente, recipientes viejos) sí se considera un factor preventivamente relevante. Como dice Olea, “cuanto menos plástico tenga contacto con calor o comida, mejor”. Y los estudios sobre microplásticos en sangre aún requieren tiempo para vincular directamente esa presencia con enfermedades concretas.
El debate del tupper ya no es solo una anécdota de cocina: se inserta en una narrativa más amplia sobre contaminación plástica, hábitos de consumo y salud pública. Quizás el cambio no sea urgente para todos, pero sí cada vez más recomendable para quienes desean minimizar la exposición repetida a estos contaminantes invisibles.
Estudios y fuentes oficiales (PDF y artículos académicos):
-
Environmental Science & Technology (ACS Publications, 2023): “Microplastic Release from Food-Grade Plastic Containers under Heating and Washing Conditions” — DOI: 10.1021/acs.est.3c01942.
-
Nature Reviews Materials (Springer Nature, 2024): “Health risks of micro- and nanoplastics: pathways of exposure and cellular effects” — DOI: 10.1038/s41578-024-00685-x.
-
Environment International (Vrije Universiteit Amsterdam, 2022): “Discovery and quantification of microplastics in human blood” — DOI: 10.1016/j.envint.2022.107199.
-
Universidad de Granada – Instituto de Investigación Biosanitaria (ibs.GRANADA): “Exposición humana a disruptores endocrinos: impacto de los plásticos en la salud hormonal”, entrevistas y publicaciones del Dr. Nicolás Olea, disponibles en la web institucional.
El debate sobre los tuppers de plástico no solo refleja una preocupación doméstica, sino un desafío global en el que ciencia, industria y salud pública se cruzan. Las investigaciones lideradas por centros como la Universidad de Granada, la Vrije Universiteit Amsterdam y las publicaciones de Nature y Environmental Science & Technology confirman que los microplásticos y los disruptores endocrinos ya no son una amenaza abstracta, sino una realidad medible en nuestro entorno y en nuestro cuerpo. Aunque la evidencia aún no permite establecer una relación directa con enfermedades concretas, los científicos coinciden en un mensaje claro: reducir la exposición es una forma inteligente de prevención. En tiempos donde la comodidad se impone al cuidado, elegir materiales más seguros como el vidrio o el acero inoxidable es un pequeño acto cotidiano con gran impacto en la salud futura.