A días de un posible punto de inflexión geopolítico

Putin y Trump se citan en Alaska: alto al fuego en Ucrania y tensiones comerciales con China en la agenda

Este viernes, 15 de agosto, Vladimir Putin y Donald Trump se reunirán en Alaska en lo que el expresidente estadounidense ha calificado como una “reunión de prueba”. El encuentro busca explorar los perímetros de un alto al fuego en Ucrania, pero también podría definir el rumbo de la guerra comercial con China y marcar un giro hacia un nuevo modelo de “capitalismo de Estado” en Estados Unidos.
Claves del día: El plan de EEUU "para gobernarlos a todos", paz cercana y Washington policial Claves del Día | Estados Unidos mueve ficha con un plan global que muchos califican como “para gobernarlos a todos”. Mientras, las negociaciones apuntan a que la paz en Ucrania podría estar más cerca que nunca… pero con condiciones que reconfigurarían el tablero internacional. Y en casa, Washington vive una jornada bajo un inusual despliegue policial. 

La cita entre Vladimir Putin y Donald Trump este viernes en Alaska llega en un momento clave para la política internacional. Trump, que ha definido el encuentro como una “reunión de prueba”, pretende sentar las bases de un alto al fuego en Ucrania, un compromiso que prometió alcanzar en 24 horas desde su llegada a la Casa Blanca pero que, hasta ahora, no ha podido materializar.

Paralelamente, el presidente estadounidense ha decidido aplazar 90 días la imposición de aranceles a China, que podrían alcanzar el 145% sobre sus exportaciones. Esta prórroga busca dar margen a unas negociaciones comerciales que, si fracasan, intensificarían la presión económica sobre Pekín. La conexión entre la guerra en Ucrania y la guerra comercial con China es cada vez más evidente: las decisiones en un frente podrían tener consecuencias inmediatas en el otro, especialmente si Trump percibe que el apoyo de China a Rusia es más directo de lo que Pekín admite.

En este contexto, India y Brasil también entran en juego. India ha sido señalada por aprovechar la coyuntura para adquirir petróleo ruso, mientras que Brasil, bajo la presidencia de Lula da Silva, ha dialogado con Xi Jinping sobre el papel de los BRICS frente a las políticas comerciales de Estados Unidos. El bloque podría reforzar su posición como contrapeso geopolítico, intensificando la división en bloques: BRICS frente a Occidente.

En el plano interno, Trump ha tomado una decisión que ha generado un clima de tensión en Washington: ha desplegado la Guardia Nacional y colocado a la policía de la capital bajo control federal. Alega una situación de “urgencia especial” por niveles de delincuencia que, según sus declaraciones, triplican los de los países con mayores tasas criminales. El alcalde de la ciudad ha cuestionado las cifras y la medida, pero la imagen que deja es la de una capital en estado de excepción.

Todo ello se enmarca en lo que algunos analistas y medios como The Wall Street Journal ya califican como un “capitalismo de Estado con características estadounidenses”. Las últimas acciones de Trump apuntan a un modelo donde el Estado guía de forma activa la economía: exigencia de dimisión al CEO de Intel, acuerdos que obligan a Nvidia y AMD a entregar el 15% de sus ventas en China al Gobierno, participación de Washington con una “acción de oro” en US Steel para autorizar su compra por Nippon Steel, y control directo de inversiones estratégicas por valor de 1,5 billones de dólares.

Este modelo no es socialismo, ya que no implica la propiedad estatal de los medios de producción, pero sí un alto grado de intervención gubernamental en empresas privadas. Un paralelismo inevitable surge con el socialismo con características chinas, dando forma a una posible convergencia ideológica: China avanza hacia un sistema híbrido y Estados Unidos hacia un capitalismo más regulado y centralizado.

La reunión en Alaska será mucho más que un encuentro bilateral. El resultado podría redefinir la política exterior estadounidense, acelerar o frenar las tensiones comerciales y marcar un hito en la evolución del propio modelo económico de la primera potencia mundial. En este tablero global, cada movimiento cuenta y, a partir del viernes, las piezas podrían empezar a colocarse en posiciones inesperadas.
 

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