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El "Bitcoin ecológico" no levanta cabeza: así pasó Chía de 1.300 dólares a 10 y "hundir" a quienes lo minan

Chia
Chia

Hubo un momento en el que Chia era la gran promesa del universo cripto. Su creador, Bram Cohen, inventor del mítico protocolo BitTorrent, quiso presentar al mundo una alternativa ecológica al Bitcoin, con un sistema de validación de transacciones mucho más eficiente y sostenible. Pero esa euforia inicial, que llegó a disparar su precio por encima de los 1.300 dólares en 2021, se ha desinflado casi por completo. Hoy, Chia ronda los 10 dólares… y no parece encontrar el impulso necesario para despegar de nuevo.

¿Qué es Chia y por qué fue tan revolucionaria?

Chia nació con un enfoque distinto: en lugar de la costosa y contaminante Prueba de Trabajo (Proof of Work) que usan monedas como Bitcoin, Chia emplea la Prueba de Espacio y Tiempo (Proof of Space and Time o PoST). En términos simples, utiliza el espacio libre de los discos duros de los usuarios para “cultivar” (en vez de “minar”) nuevos bloques. Esto, además de ser más accesible, reducía el impacto ambiental del proceso, algo que en pleno auge del discurso ecológico jugó muy a su favor.

Este sistema, conocido como farming, prometía democratizar el acceso a la minería y conquistar a quienes veían en las criptomonedas una alternativa limpia, eficiente y rentable. Durante sus primeras semanas, el entusiasmo fue tal que provocó una auténtica fiebre de compra de discos duros en todo el mundo. Pero el sueño duró poco.

De 1.300 dólares a apenas 10

El desplome de Chia ha sido brutal. Desde sus máximos históricos en 2021 hasta hoy, la moneda ha perdido más del 99% de su valor. Muchos de los que invirtieron en granjas de discos duros o compraron masivamente almacenamiento con la esperanza de obtener beneficios rápidos, se han quedado atrapados en una inversión que no ha dado frutos.

Y lo más preocupante es que el precio de Chia lleva mucho tiempo estancado. Incluso en momentos de relativa recuperación del mercado cripto, Chia no logra engancharse a la ola. Quienes aún la conservan o continúan cultivándola esperan con ansias un nuevo rally de Bitcoin, con la esperanza de que tire del resto del mercado —y que, por arrastre, Chia vuelva a ser una opción interesante para los inversores.

La dependencia del efecto Bitcoin

Esa es, quizás, la última esperanza para muchos: un gran repunte del Bitcoin que arrastre consigo a las altcoins, incluidas aquellas como Chia que ahora parecen casi olvidadas. Algunos analistas aseguran que si Bitcoin lograse romper los 100.000 o incluso los 200.000 dólares en los próximos años, proyectos como Chia podrían experimentar una revalorización considerable. Pero, por ahora, todo son conjeturas.

Mientras tanto, el proyecto sigue vivo, con una comunidad que resiste y una tecnología que, en lo técnico, sigue siendo interesante. Sin embargo, el mercado no perdona: las criptomonedas viven y mueren por la confianza, y Chia ha perdido gran parte de la suya.

¿Un futuro posible o una idea que llegó tarde?

El concepto de Chia sigue siendo válido en muchos aspectos: es más eficiente, más ecológica y plantea soluciones a problemas reales del ecosistema blockchain. Pero el tiempo ha demostrado que, en el mundo cripto, no basta con tener una buena idea. También se necesita momentum, adopción masiva y confianza del mercado. Y, por ahora, Chia carece de esos tres elementos.

Muchos aún esperan. Algunos por fe, otros por desesperación económica. Pero la realidad es que la moneda verde que soñó con cambiar las reglas del juego sigue atrapada en una larga sequía de valor. Y por el momento, no hay señales claras de que vaya a llover.

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