Colapso en Asia-Pacífico: los mercados se desploman ante el 100 % de aranceles y Pekín responde sin temor
Los mercados de Asia y el Pacífico protagonizaron este lunes caídas abruptas tras el anuncio de Estados Unidos de imponer un arancel del 100 % a todas las importaciones chinas, a partir del 1 de noviembre. En Pekín, el mensaje fue claro: “no le tenemos miedo” a una guerra comercial. Entre tanto, el superávit comercial chino se redujo notablemente y los inversores empiezan a recalibrar riesgos en un entorno cada vez más volátil.
La jornada del lunes comenzó con un fuerte golpe para los índices bursátiles de Asia-Pacífico. En Seúl, el Kospi cayó un 1,47 % a las 7:20 a.m. CET, mientras que en Hong Kong el Hang Seng retrocedió 2,90 %. En China continental, el Shanghai Composite cayó 1,08 % y el Shenzhen Composite se derrumbó 2,31 %. En Australia, el S&P/ASX 200 cerró con una pérdida de 0,84 %, mientras que los mercados japoneses permanecieron cerrados por festivo. El mercado de divisas también reflejó tensión, con el dólar subiendo 0,41 % frente al yen, cotizándose en 151,79300 yenes. Estas reacciones cruzan señales con la creciente hostilidad arancelaria: la medida anunciada por el gobierno estadounidense, que duplicará los impuestos de importación a China, ha encendido las alarmas de múltiples sectores globales.
Desde el Ministerio de Comercio de China, el gobierno emitió un comunicado contundente: “no queremos una guerra comercial, pero no le tenemos miedo”. Pekín sostiene que las amenazas unilaterales no son un mecanismo razonable para resolver disputas comerciales. Pese al tono desafiante, el país registró un estrechamiento de su superávit comercial en septiembre, con 90 450 millones de dólares, lo que sugiere que el comercio externo ya está sufriendo el impacto de las tensiones. Además, China acusó a Estados Unidos de adoptar un doble rasero al imponer controles a sectores estratégicos como los metales raros y el software avanzado.
El anuncio de Trump marca una nueva fase en el enfrentamiento comercial con China. Más allá del porcentaje, la medida implica sanciones a productos tecnológicos y controles a las exportaciones. Algunos analistas creen que podría tratarse de una táctica negociadora para presionar acuerdos, más que de una medida permanente. Sin embargo, el nerviosismo entre los inversores no se ha hecho esperar. La caída del superávit comercial chino indica que las exportaciones están perdiendo fuelle en ciertos segmentos. En septiembre, los envíos hacia Estados Unidos se redujeron un 27 % interanual, aunque el comercio global chino creció un 8,3 %. Esta recomposición apunta a una diversificación geográfica que busca mercados alternativos en el sudeste asiático, África o Latinoamérica.
El Banco Asiático de Desarrollo ha revisado a la baja sus expectativas de crecimiento para Asia emergente, situándolas en un 4,7 % para 2025 frente al 4,9 % proyectado previamente. Los mayores riesgos recaen sobre economías dependientes de las exportaciones y los recursos naturales. En Estados Unidos, los mercados reaccionaron con caídas contundentes la jornada anterior: el Dow Jones bajó más de 600 puntos, el S&P 500 cayó un 1,94 % y el Nasdaq 100, un 2,58 %. Los inversores buscaron refugio en activos seguros como el oro y los bonos del Tesoro.
Las próximas semanas serán decisivas. Es probable que ambas potencias intenten negociar antes del 1 de noviembre para evitar la entrada en vigor del arancel total. Un posible encuentro entre Trump y Xi Jinping durante la cumbre APEC podría ser la última oportunidad para desactivar la escalada. Si no se alcanza un acuerdo, el escenario más temido es el de una guerra comercial abierta que arrastre a la economía global a una nueva desaceleración.
China, por su parte, seguirá redirigiendo sus exportaciones hacia países del acuerdo RCEP, que agrupa a 15 economías del Asia-Pacífico, mientras Estados Unidos impulsa el Indo-Pacific Economic Framework como contrapeso estratégico. En este contexto, los analistas recomiendan cautela: reducir exposición a activos de riesgo, vigilar sectores sensibles como tecnología o materias primas y reforzar posiciones en refugios tradicionales ante la alta volatilidad del mercado.