La DGT ha hecho de "oro" a dos exguardias civiles con las balizas V16 con un negocio de 1.500 miillones
Durante décadas, los triángulos de emergencia parecían intocables. Ese accesorio incómodo y obsoleto que obligaba a los conductores a bajarse del coche, caminar por el arcén y exponerse al tráfico formaba parte del ritual inevitable de cualquier avería. Pero la revolución no llegó de grandes fabricantes ni de laboratorios futuristas. Llegó desde Galicia, de la mano de dos ex guardias civiles que estuvieron a punto de perderlo todo antes de dar con la idea que está a punto de transformar la seguridad vial en España. La historia es real. Y está documentada por El Debate y El Confidencial, que fueron los primeros en desvelar cómo nació este invento que hoy conocemos como Help Flash.
Un origen marcado por el fracaso y la necesidad
Jorge Costas, según relata El Debate, regresó a España desde México en 2016 con las manos vacías y un pasado reciente marcado por amenazas, extorsiones y un negocio fallido. Volvió a Galicia prácticamente sin recursos y sin un proyecto claro. Su amigo y ex compañero en la Guardia Civil, Jorge Torre, tampoco atravesaba un buen momento. Tal y como recogía El Confidencial en 2019, llevaba años obsesionado con mejorar la seguridad en carretera: pequeños inventos caseros, prototipos, ideas que nunca terminaban de cuajar. Ambos estaban en una situación límite. Pero también estaban preparados para intentarlo por última vez.
Una idea simple nació en una cafetería
Una tarde, sentados frente a un café, apareció sobre la mesa un pequeño prototipo impreso en 3D: una luz que pudiera colocarse en el techo del coche sin bajarse del vehículo. Un gesto de ocho segundos que evitaba caminar por el arcén. Una solución tan lógica que nadie —ni la DGT, ni las marcas— había ejecutado. No tenían dinero. Ni fábrica. Ni contactos. Costas incluso prestó 200 euros a Torre para que pudiera terminar el mes. Aun así, lo apostaron todo a un prototipo que cabía en la palma de la mano.
El pedido inesperado que cambió sus vidas
Poco después, y como explica El Debate, llegó el primer cliente: la Fundación Avata, en León. Les encargó 2.000 unidades cuando ni siquiera habían terminado una sola pieza. Trabajaron a contrarreloj y cumplieron. Ese pedido abrió la puerta a algo mucho mayor: aseguradoras, organismos públicos y asociaciones de víctimas comenzaron a interesarse por la luz que eliminaba el riesgo del triángulo. Para 2017 ya habían vendido más de 200.000 unidades. En 2019, El Confidencial ya hablaba de ellos como la empresa que estaba desafiando al sistema tradicional de señalización vial. La DGT empezó a mencionarlos. La industria comenzó a aceptarlos. La revolución había arrancado.
Por qué la luz V16 es un avance imparable
Los triángulos obligaban a caminar por el arcén, cruzar carriles y exponerse al tráfico en momentos de peligro. La luz V16 —Help Flash— proponía exactamente lo contrario: colocar la señal desde dentro del vehículo, evitar atropellos, señalizar en segundos, ser visible a gran distancia sin depender de la climatología. En 2019, Pere Navarro y Fernando Grande-Marlaska afirmaron públicamente que estas balizas sustituirían a los triángulos en España. La noticia recorrió el país.
Netun Solutions: una empresa gallega liderando un cambio histórico
Hoy, la empresa fundada por Costas y Torre, Netun Solutions, con sede en Nigrán, emplea a más de una docena de personas y factura más de un millón de euros. Su siguiente paso —según revelaba El Debate— es una versión conectada que permitirá avisar automáticamente a la aseguradora, compartir datos con emergencias, detectar si es avería o accidente y activar una guía inteligente mediante IA. Todo esto usando únicamente el móvil del conductor.
2025: el adiós oficial a los triángulos
Si no hay cambios en la normativa, a partir de 2025 los triángulos dejarán de ser obligatorios en España, sustituidos oficialmente por las luces V16. El RACE defiende que ambos sistemas convivan en caso de visibilidad extrema. Las asociaciones de víctimas lo tienen claro: esto salvará vidas. Pero todos coinciden en algo: esta innovación nació desde abajo, desde la precariedad, desde la voluntad de dos personas que se negaron a rendirse.
Una historia más humana que tecnológica
Cada vez que le preguntan por el éxito, Costas repite la misma idea —según recogió El Debate: “No buscamos gloria ni dinero. Venimos de tan abajo que lo único que queremos es ayudar.” Help Flash no es solo un invento.
“Queremos ayudar. Venimos de tan abajo que ahora solo queremos aportar algo a cambio”.
Es la prueba de que la innovación también nace en una cafetería gallega, con 200 euros prestados, y con dos personas que decidieron cambiar un sistema que llevaba décadas sin evolucionar. Una historia que demuestra que las revoluciones, a veces, empiezan con una luz pequeña… que termina iluminándolo todo.