Esta es la imagen de los drones 'made in Irán' con los que Rusia provoca a la OTAN
Los Geran-1 y Geran-2 no solo son protagonistas en el frente de guerra de Ucrania: también son los drones que han empezado a cruzar los cielos de Polonia, generando un creciente malestar en la región y poniendo a prueba los límites de la OTAN. Estas aeronaves no tripuladas, de origen iraní y producción rusa, se han convertido en una de las principales herramientas de provocación y presión geopolítica de Moscú.
De Irán a Rusia: el origen de una amenaza aérea
La historia de estos drones comienza en 2022, cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania. Uno de los primeros recursos que empleó fueron los Shahed 131 y Shahed 136, drones kamikaze fabricados en Irán y diseñados para volar a largas distancias y explotar al impactar contra sus objetivos.
La efectividad de estos aparatos fue tal que, con el paso del tiempo, Moscú decidió fabricar su propia versión local, con algunos cambios sobre el diseño original. Nacieron así los Geran-1 y Geran-2, nombres rusificados de los Shahed, que mantienen la función suicida, pero con modificaciones adaptadas a los requisitos operativos rusos.
La nueva frontera: Polonia y el espacio aéreo OTAN
En los últimos meses, varios incidentes han alertado a las autoridades polacas y a la Alianza Atlántica. Drones tipo Geran han sido detectados violando el espacio aéreo de Polonia, algo que no puede interpretarse como un accidente: estos aparatos tienen una autonomía y un sistema de guiado suficientemente precisos como para no desviarse por error.
Según analistas militares, se trata de una estrategia deliberada de provocación. Con el uso de estos drones en territorio aliado, Rusia envía un mensaje a la OTAN, desafiando sus líneas rojas y poniendo a prueba su capacidad de respuesta. Cada incursión aérea es un recordatorio de que el conflicto puede escalar si no se contiene.
¿Qué son exactamente los Geran-1 y Geran-2?
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Geran-1: es la versión rusa del Shahed 131, más pequeño, con menor carga explosiva y alcance. Se utiliza para ataques tácticos o para saturar defensas antiaéreas.
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Geran-2: corresponde al Shahed 136, más grande, con mayor carga y autonomía, y el más utilizado en ataques profundos contra infraestructuras.
Ambos modelos operan mediante un sistema de navegación por GPS y están programados para impactar y detonar, lo que los convierte en drones kamikaze de bajo coste, muy eficaces en operaciones de desgaste.
In case you didn't know, this is the real size of the Russian-Iranian Shahed drones, which attacked Poland tonight and had been attacking Ukraine in thousands for three years now. pic.twitter.com/9u5LCRADE7
— Kyiv. The City of Courage (@Kyiv) September 10, 2025
El nuevo escenario de tensión
El uso de estos drones fuera del territorio ucraniano marca una escalada peligrosa. No solo por el impacto físico que puedan tener, sino por las implicaciones diplomáticas y militares que conllevan. La OTAN ha advertido en reiteradas ocasiones que una violación del espacio aéreo aliado podría considerarse un acto hostil.
Por ahora, Polonia ha reforzado sus defensas antiaéreas y ha elevado el nivel de alerta en sus sistemas de vigilancia. Pero la tensión está servida. Moscú sabe que estas provocaciones son difíciles de responder sin arriesgar un conflicto directo, lo que convierte a los Geran en armas de presión política tanto como en herramientas de guerra.
En resumen, los drones kamikaze Geran-1 y Geran-2, fabricados por Rusia a partir de tecnología iraní, ya no se limitan al frente de Ucrania. Su presencia en cielos polacos revela una nueva fase del conflicto, una en la que la guerra no tiene fronteras claras y donde la línea que separa la provocación del enfrentamiento directo con la OTAN es cada vez más fina.