Lagarde exige supervisión más rigurosa para entidades no bancarias en Europa

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), instó a no caer en la complacencia y a reforzar la supervisión de las entidades financieras no bancarias. Durante un simposio en Ámsterdam, la economista francesa advirtió que los avances regulatorios tras la crisis de 2008 no deben relajarse, ya que la denominada “banca en la sombra” sigue representando un riesgo latente para la estabilidad del sistema financiero europeo.

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EPA/RONALD WITTEK

El sector no bancario ha crecido de forma exponencial en la última década. Según datos de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), los activos gestionados por este tipo de entidades superan ya los 60 billones de euros a nivel global, representando una parte creciente del sistema financiero.

Fondos de inversión, hedge funds, compañías de seguros y vehículos de titulización han ido ganando terreno como alternativas a la financiación bancaria tradicional. Pero su menor grado de regulación y supervisión despierta preocupación: carecen de los mismos colchones de capital que los bancos y, en situaciones de estrés, podrían amplificar riesgos en lugar de contenerlos.

Lagarde recordó que durante los episodios de volatilidad de 2020, en plena pandemia, algunos fondos de inversión enfrentaron severas tensiones de liquidez que obligaron a los bancos centrales a intervenir de forma indirecta para sostener los mercados. “Es una señal de alerta de que necesitamos cerrar estas brechas”, afirmó.

 

Riesgos sistémicos y contagio financiero

Uno de los grandes temores de los supervisores es que los problemas en la banca en la sombra puedan contagiar al sistema bancario. Muchos de estos actores están estrechamente vinculados con las entidades tradicionales, ya sea como contrapartes en derivados, como financiadores o como clientes.

El propio Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (CERS) ha advertido en varias ocasiones de la vulnerabilidad de los fondos de inversión en renta fija, que podrían sufrir reembolsos masivos en episodios de subidas abruptas de tipos de interés. Esa situación podría forzar ventas apresuradas de activos y generar inestabilidad en los mercados de deuda soberana.

En palabras de Lagarde: “No debemos esperar a la próxima crisis para actuar. La resiliencia debe construirse ahora, no después”.

 

Un llamado a la cooperación internacional

La presidenta del BCE insistió también en la necesidad de coordinar esfuerzos a nivel global. Dado que los actores financieros no bancarios operan en múltiples jurisdicciones, el riesgo de arbitraje regulatorio es elevado: las entidades pueden aprovechar las diferencias normativas entre países para ubicar sus operaciones donde las exigencias sean más laxas.

Lagarde defendió que foros como el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) deben desempeñar un papel clave en la armonización de estándares y en la vigilancia de riesgos transfronterizos.

 

El desafío político y regulatorio

El mensaje de Lagarde se produce en un contexto complejo. Por un lado, el sistema bancario europeo reclama cierta relajación regulatoria para aumentar su rentabilidad y mejorar su competitividad frente a entidades estadounidenses y asiáticas. Por otro, los gobiernos enfrentan presiones para mantener el flujo de crédito hacia empresas y familias en un escenario de desaceleración económica.

Sin embargo, la dirigente francesa fue contundente: la estabilidad debe estar por encima de la comodidad política. “Los estándares más estrictos introducidos tras 2008 demostraron su eficacia. Debemos mantener esa disciplina y ampliarla a quienes aún están fuera de su alcance”, concluyó.

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