Investigadores denuncian que la administración Trump restringe el acceso a datos clave del mayor descubrimiento astronómico del siglo

El misterioso 3I/ATLAS desconcierta a los astrónomos y Trump bloquea nueva información

El descubrimiento del proyecto 3I/ATLAS ha desatado una auténtica conmoción en la comunidad científica internacional. El estudio, que apunta a un fenómeno cósmico sin precedentes con implicaciones directas en la física teórica y la exploración espacial, podría ofrecer respuestas a algunos de los mayores enigmas del universo. Sin embargo, fuentes cercanas al equipo de investigación denuncian que el Gobierno de Donald Trump ha limitado el acceso a información esencial, retrasando la publicación de los resultados y sembrando inquietud entre los científicos.

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El proyecto 3I/ATLAS —conocido en los círculos astrofísicos como Interstellar Interactions through Advanced Telescope Large Array System— es una colaboración entre agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y Japón. Su objetivo principal es analizar un fenómeno intergaláctico detectado más allá del sistema solar, cuya naturaleza sigue siendo un misterio. Los primeros datos sugieren que podría tratarse de una estructura energética o partícula no catalogada, capaz de alterar campos gravitacionales a escala macroscópica.

La magnitud del descubrimiento ha generado un enorme interés. Según fuentes del Instituto SETI y la NASA, los registros del 3I/ATLAS muestran fluctuaciones de radiación no explicadas por modelos físicos actuales, lo que abre la puerta a hipótesis que van desde nuevas formas de materia oscura hasta interacciones cuántico-gravitacionales que nunca se habían observado. “Estamos ante algo que podría reescribir parte de la física moderna”, señaló una fuente del European Southern Observatory bajo condición de anonimato.

Sin embargo, el avance científico se ha visto envuelto en tensión política. Diversos investigadores han denunciado que la Casa Blanca ha restringido el intercambio de datos internacionales bajo el argumento de “seguridad estratégica”. Según el Washington Science Review, la administración Trump habría bloqueado la publicación de más de 60 terabytes de información astronómica, argumentando que los hallazgos podrían tener aplicaciones tecnológicas sensibles.

La decisión ha generado indignación en la comunidad científica, que acusa a Washington de “politizar la ciencia” y frenar el progreso del conocimiento. “Estamos perdiendo una oportunidad histórica de comprender mejor el universo”, lamentó la astrofísica italiana Lucia Ferraro, integrante del consorcio europeo vinculado al proyecto.

En paralelo, varios medios estadounidenses como Scientific American y The Atlantic han informado que científicos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) y del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) fueron instruidos para no divulgar resultados preliminares hasta nueva orden presidencial. Esto ha alimentado teorías sobre el posible uso militar o comercial de los datos, especialmente por el interés creciente de empresas tecnológicas y de defensa en aplicaciones derivadas de la física cuántica y la energía cósmica.

Los investigadores de 3I/ATLAS insisten en que la transparencia es esencial para el avance científico. “Cada día que pasa sin acceso completo a los datos, perdemos tiempo y credibilidad”, advirtió Hiroshi Tanaka, astrofísico del Observatorio Nacional de Japón. “Este hallazgo pertenece a la humanidad, no a un gobierno”.

Fuentes cercanas a la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) confirman que se están realizando gestiones para liberar parte del material, aunque reconocen que el control de la información sigue bajo supervisión directa del Departamento de Defensa.

De confirmarse los primeros resultados, el proyecto 3I/ATLAS podría redefinir los límites de la cosmología moderna, ofreciendo claves sobre la estructura profunda del universo y la posibilidad de nuevos modelos de energía. Por ahora, el descubrimiento se mantiene rodeado de misterio y tensión política, en una mezcla de ciencia y poder que recuerda a los días más oscuros de la Guerra Fría.

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