El partido proeuropeo de Maia Sandu gana con mayoría absoluta las elecciones en Moldavia
Con el 99,56% escrutado, el Partido de Acción y Solidaridad (PAS) de la presidenta Maia Sandu obtuvo el 50,03% de los votos en las parlamentarias, frente al 24,26% del Bloque Patriótico prorruso. La participación alcanzó el 52,16%, con más de 1,6 millones de moldavos acudiendo a las urnas.
Moldavia ha confirmado en las urnas su rumbo hacia la Unión Europea. El Partido de Acción y Solidaridad (PAS), liderado por la presidenta Maia Sandu, logró más del 50% de los sufragios en las elecciones parlamentarias celebradas el domingo, consolidando una mayoría absoluta que refuerza la agenda proeuropea del país. Según los datos de la Comisión Electoral Central, con el 99,56% del voto escrutado, el PAS se situaba en 50,03%, frente al 24,26% del Bloque Patriótico, la principal fuerza prorrusa.
La participación alcanzó el 52,16%, lo que equivale a más de 1,6 millones de votantes. Para Sandu, la victoria supone un mandato claro para seguir avanzando en la senda de integración europea, una apuesta que ha marcado su presidencia y que ahora recibe un respaldo amplio en el Parlamento.
El resultado electoral se interpreta como un referéndum sobre la orientación geopolítica del país: mantener el curso proeuropeo o reactivar lazos más estrechos con Moscú. El Bloque Patriótico, pese a su segundo lugar, queda muy lejos de poder frenar la agenda del PAS, lo que permitirá a Sandu impulsar reformas clave para acercar a Moldavia a la UE, desde la modernización institucional hasta el alineamiento en materia de seguridad y energía.
La elección moldava no pasa desapercibida en Bruselas, que ha seguido de cerca el proceso como parte de su política de ampliación en el Este. Para la Unión Europea, el triunfo del PAS refuerza su influencia en la región en un momento en que Rusia trata de mantener su peso en países vecinos a Ucrania.
El desafío inmediato para el nuevo Parlamento será gestionar la presión económica y la vulnerabilidad energética de un país dependiente históricamente de los suministros rusos, al tiempo que responde a los intentos de desestabilización política atribuidos a Moscú.
La victoria de Sandu refuerza la idea de que, pese a la polarización interna, Moldavia ha decidido mirar hacia Bruselas y no hacia Moscú. Una elección que tendrá implicaciones profundas en la seguridad regional y en la política de ampliación de la Unión Europea.
