Wall Street resiste el apagón político: futuros suben aunque el paro mensual se retrasa
En la madrugada del viernes, los futuros del Dow Jones registraban un alza del 0,21 %, el Nasdaq 100 subía 0,10 % y el S&P 500 ganaba 0,28 %. En el mercado de divisas, el euro se apreciaba un 0,15 % frente al dólar, colocándose en 1,17371 USD a las 4:25 am ET. Estos movimientos reflejan una combinación de optimismo moderado y cautela: si bien los mercados parecen digerir con relativa calma el bloqueo gubernamental, la ausencia de datos oficiales crea zonas grises en las expectativas de los inversores.
El cierre parcial del gobierno de Estados Unidos ha interrumpido operaciones en agencias federales clave, lo que obliga a aplazar el informe mensual de nonfarm payrolls, uno de los grandes indicadores macro de empleo, que suele publicarse el primer viernes de cada mes. Este retraso fuerza a los analistas a depender de datos alternativos del sector privado. El informe de ADP, por ejemplo, reveló una pérdida de 32.000 empleos en septiembre, mientras que el recuento para agosto fue revisado a la baja. Estos indicios sugieren un mercado laboral debilitado, que podría aumentar la presión financiera sobre la Reserva Federal.
En términos generales, los analistas estimaban que los nonfarm payrolls de agosto habrían crecido en torno a 75.000 empleos, cifra similar a los 73.000 del mes previo. Sin embargo, el retraso de este dato enturbia el panorama y genera incertidumbre adicional.
El impacto económico de esta paralización no es menor. Cálculos oficiales sugieren que cada semana de cierre podría costar hasta 15.000 millones de dólares en PIB perdido, y provocar unas 43.000 nuevas personas desempleadas si el cierre se prolonga. Analistas privados estiman pérdidas semanales del orden de 7.000 millones. Además, casi 800.000 empleados federales están recibiendo licencia sin goce de sueldo, mientras otros 700.000 continúan trabajando sin pago inmediato. Operaciones de organismos reguladores como la SEC o la CFTC han sido seriamente afectadas: la SEC, por ejemplo, ha reducido temporalmente su personal en más del 90 %, lo que limita su supervisión del mercado.
Pese a ello, la calificadora Fitch alerta que aún no prevé un impacto inmediato sobre la calificación soberana de Estados Unidos, aunque advierte que la duración del cierre será un factor decisivo.
Los inversores transitan este entorno de desconcierto selectivo con estrategias que combinan prudencia y oportunidad. Aun con sombras macroeconómicas, las acciones tecnológicas vinculadas a la inteligencia artificial han mantenido un fuerte impulso y protagonizan recientes récords en el S&P 500. En paralelo, los futuros están descontando un recorte de tasas casi asegurado en octubre y otra posible bajada en diciembre. Esta expectativa suaviza parte de la presión del contexto político, pero también alimenta la volatilidad en los mercados.
La suspensión de datos oficiales incrementa el ruido en el mercado: con menos señales fiables, los inversores reaccionan más abruptamente ante cualquier filtración, estimación o dato privado. En este escenario gana terreno la estrategia de perfil equilibrado, que consiste en mantener exposición en sectores defensivos como salud o servicios públicos, mientras se apuesta con prudencia por sectores de alto potencial como tecnología o infraestructuras.
Aunque los mercados no han colapsado ante el apagón político, la situación es frágil. La demora del informe de empleo oficial eleva el protagonismo de los datos privados y multiplica los escenarios posibles. Con expectativas de recortes monetarios en el horizonte, los inversores navegan en un entorno lleno de incógnitas. El cierre del gobierno actúa como un acelerador de riesgos latentes: desaceleración económica global, vulnerabilidades en cadenas de suministro y presión sobre la confianza empresarial. En este escenario, la palabra clave es agilidad: adaptarse rápido a la información disponible, contrarrestar el exceso de ruido y sostener disciplina en el riesgo.