Wall Street acelera la tokenización: bancos, Visa y XRP en 2025
En apenas unos días de diciembre, el ecosistema financiero ha vivido una ola coordinada de anuncios que consolidan una idea: la tokenización y las stablecoins han dejado de ser experimento ‘cripto’ para convertirse en infraestructura del sistema financiero tradicional.
JPMorgan lanza su primer fondo monetario tokenizado dentro de un brazo de gestión de activos que maneja 4 billones de dólares. Visa empieza a liquidar operaciones en USDC para bancos estadounidenses con un volumen anualizado de 3.500 millones. SoFi estrena el primer stablecoin emitido por un banco nacional en una red pública.
Al mismo tiempo, DTCC prepara la tokenización de bonos del Tesoro custodiados en su cámara, la OCC abre la puerta a cinco nuevos bancos-trust cripto —incluido Ripple National Trust Bank— y los ETFs de XRP alcanzan 1.200 millones de dólares en activos tras una racha ininterrumpida de entradas.
La foto de conjunto es inequívoca: el experimento de “llevar todo on-chain” ya no lo lideran las start-ups, sino la columna vertebral del sistema financiero estadounidense.
De los fondos monetarios al token: el salto de JPMorgan
El movimiento de JPMorgan es quizás el más simbólico. Su división de gestión de activos, con 4 billones de dólares bajo administración, lanza su primer fondo monetario tokenizado, permitiendo que los inversores tengan tokens digitales que representan participaciones del propio fondo. No hablamos ya de “cripto” volátil, sino del corazón más conservador del sistema: los money market funds que usan tesorerías y grandes corporaciones para aparcar liquidez a muy corto plazo.
El argumento es simple: en formato tokenizado, estos activos pueden moverse y liquidarse casi en tiempo real, 24/7, con menor fricción operativa y más eficiencia de colateral. En la práctica, supone empezar a sustituir parte del andamiaje tradicional —cuentas omnibus, registros fragmentados, reconciliaciones eternas— por un libro mayor compartido.
Lo relevante es quién lo hace. Si el mayor banco estadounidense apuesta por este modelo, el mensaje al resto de la industria es claro. La tokenización ha pasado de “prueba de laboratorio” a “roadmap estratégico” para la gran banca.
DTCC tokeniza Treasuries: la infraestructura se mueve al on-chain
En paralelo, la DTCC, columna vertebral del “back office” de Wall Street, ha anunciado un acuerdo con Digital Asset y la Canton Network para tokenizar bonos del Tesoro custodiados en DTC. Es la primera vez que el mayor depositario del mundo da el paso de “mintear” en blockchain una parte de los activos que ya custodia en el sistema tradicional.
El plan arranca con un MVP en 2026, en un entorno de producción controlado. El objetivo: que un subconjunto de Treasuries pueda circular en forma de tokens sobre la red Canton, con la promesa de más liquidez, mejor movilidad de colateral y menor riesgo operativo. Es el mismo activo, pero con un “envoltorio” tecnológico distinto que permite automatizar garantías, repos y compensaciones casi en tiempo real.
La DTCC, además, asumirá un rol de liderazgo en la gobernanza de la red, junto a Euroclear, lo que subraya un punto clave: la batalla por el futuro de los mercados no es solo qué se tokeniza, sino quién controla las nuevas autopistas digitales por donde circularán esos activos.
Visa y SoFiUSD: la nueva capa estable de los pagos
En el frente de pagos, los movimientos son igual de profundos. Visa ha anunciado el despliegue de liquidación en USDC en Estados Unidos, permitiendo a bancos y adquirentes salda sus posiciones con la red en stablecoin sobre blockchain —arrancando con entidades como Cross River y Lead Bank y usando, entre otras, la red Solana.
El cambio no afecta a la experiencia del titular de la tarjeta —que sigue pagando en dólares—, pero sí a las tripas del sistema: las entidades pueden liquidar 7 días a la semana, con menos dependencia de los horarios bancarios tradicionales y con una tesorería mucho más programable.
A la vez, SoFi Bank lanza SoFiUSD, un stablecoin 100% respaldado por efectivo en su cuenta en la Fed, convirtiéndose en el primer banco nacional que emite una moneda estable en una blockchain pública y sin permisos. Lo importante no es solo el token, sino el modelo: SoFi ofrece su infraestructura regulatoria para que otros bancos y fintechs emitan stablecoins de marca blanca o integren SoFiUSD en sus flujos de liquidación.
Europa mira de reojo. Mientras aquí se discute el perímetro del euro digital, en Estados Unidos la capa estable privada empieza a consolidarse con bancos regulados en el centro del diseño.
Coinbase quiere ser el “supermercado” total de activos
En el terreno puramente cripto, Coinbase ha decidido competir jugando en todas las ligas a la vez. Su último paquete de anuncios convierte la plataforma en una especie de “súper app” financiera on-chain.
Por un lado, lanza mercados de predicción sobre miles de eventos —política, deportes, cultura—, donde el usuario “pone dinero donde pone su opinión”. Ofrece también trading de acciones 24/5, sin comisiones, junto a cripto en la misma interfaz. A ello se suman futuros y perpetuos con apalancamiento, ventas de tokens en fase temprana, y la integración de DEX sobre Base y Solana, con acceso inmediato a “miles de tokens” en cuanto salen.
La compañía completa el círculo con una Base App que mezcla trading, mini-apps y chat seguro; una línea Business para pagos y tesorería on-chain; una Developer Platform de infraestructura; Coinbase Advisor, un asistente de IA que traduce órdenes en operaciones; y Coinbase Tokenize, un paquete para llevar activos tradicionales a la cadena.
La apuesta es clara: si la próxima generación de finanzas ocurre on-chain, Coinbase quiere ser la puerta de entrada única para minoristas, empresas y desarrolladores.
La OCC bendice bancos-trust cripto: Ripple, BitGo, Fidelity y Paxos
El regulador bancario estadounidense, la OCC, ha dado otro paso clave al aprobar condicionalmente cinco nuevas cartas de banco-trust nacional centradas en activos digitales. Entre ellas figuran First National Digital Currency Bank y Ripple National Trust Bank como nuevas entidades, y la conversión a banco nacional de BitGo, Fidelity Digital Assets y Paxos.
Con estas licencias, las firmas se suman a unas 60 entidades de trust bajo supervisión federal, pero con un mandato muy concreto: custodia, liquidación y servicios de activos digitales bajo paraguas bancario. El mensaje es doble. Por un lado, se acota el espacio para operadores opacos; por otro, se abre un carril preferente para quienes acepten la plena supervisión prudencial.
En la práctica, esto significa que el ecosistema cripto ya no orbita solo alrededor de exchanges y plataformas no bancarias. Cada vez más, la infraestructura crítica —custodia institucional, stablecoins reguladas, tokenización de valores— quedará en manos de bancos-trust con estándar OCC, capaces de ofrecer a inversores institucionales el tipo de garantías legales y operativas que exige un balance de miles de millones.
XRP: éxito en ETFs, dudas en narrativa
Mientras la infraestructura se institucionaliza, el producto estrella de estas semanas en los mercados ha sido una familia muy concreta de vehículos: los ETFs de XRP en Estados Unidos, que han alcanzado 1.200 millones de dólares en activos bajo gestión tras una racha de entradas diarias ininterrumpidas desde su lanzamiento.
El fondo de Canary lidera con 335 millones, seguido por los productos de 21Shares (más de 250 millones) y Grayscale (unos 220 millones), con Bitwise y Franklin Templeton algo por detrás. El flujo neto supera ya los 1.000 millones. Sobre el papel, un éxito rotundo.
Sin embargo, el precio del token ronda los 1,9 dólares y acumula una caída cercana al 9% en el último mes, en un contexto de elevada volatilidad cripto. Analistas como Markus Thielen advierten que la fiebre podría ser pasajera: en su tesis, la demanda institucional seguirá concentrándose en Bitcoin como “oro digital”, mientras que los ETFs de altcoins —XRP, Solana y compañía— tendrán difícil sostener grandes volúmenes de forma estructural.
La tensión es evidente: el canal ETF legitima estos activos ante el gran público, pero la narrativa institucional sigue siendo, de momento, monotemática.
Las claves de fondo: tokenización sí, pero con riesgo político y de mercado
JPMorgan tokenizando fondos monetarios, DTCC llevando Treasuries a una red privada, Visa liquidando en USDC, SoFi emitiendo un stablecoin bancario en una blockchain pública, la OCC licenciando bancos-trust cripto y los ETFs de XRP levantando 1.200 millones en semanas… El cuadro apunta a una conclusión clara: la frontera entre finanzas tradicionales y cripto se está disolviendo desde arriba, no desde los márgenes.
La promesa es atractiva: más eficiencia, liquidaciones 24/7, colateral programable, mayor movilidad del capital y nuevos canales de distribución de activos. Pero los riesgos no son menores. Queda por ver cómo reaccionan los reguladores cuando haya un gran fallo operativo, un incidente de ciberseguridad en una red “institucional” o una fuerte corrección en los mercados de tokens tokenizados. También habrá fricciones políticas cuando los bancos nacionales se conviertan en emisores de facto de “dólares tokenizados” en paralelo a cualquier proyecto de moneda digital de banco central.
De momento, 2025 deja una certeza: la próxima fase del sistema financiero no será “tradicional vs cripto”, sino una red híbrida en la que bonos del Tesoro, fondos monetarios, stablecoins y ETFs conviven sobre infraestructura de cadena de bloques. La cuestión, a partir de aquí, no es si la tokenización va a avanzar, sino quién controlará las reglas del juego y quién pagará la factura cuando lleguen las primeras grandes turbulencias.