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¿Ha llegado la hora de XRP? Analistas sostienen que Ripple podría superar a Bitcoin y Ethereum en la próxima era de los pagos digitales

¿Ha llegado la hora de XRP? Analistas creen que Ripple podría superar a Bitcoin y Ethereum en la próxima era de pagos digitales con tecnología más rápida y eficiente

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El debate sobre qué criptomoneda liderará la siguiente fase de la economía digital ha vuelto a agitar los mercados. Esta vez, el foco no está en Bitcoin ni en Ethereum, sino en XRP, el token nativo de Ripple. Analistas del sector, entre ellos Alexander Velásquez, han generado una intensa discusión al señalar que XRP podría ser la criptomoneda más preparada para convertirse en el pilar de los pagos internacionales, superando en eficiencia y adopción institucional a sus principales competidores.

El argumento, que combina fundamentos técnicos y una lectura estratégica del mercado, plantea un cambio de paradigma: mientras Bitcoin y Ethereum siguen dominando por capitalización y notoriedad, XRP avanza silenciosamente hacia el corazón del sistema financiero global.

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Una infraestructura que desafía a SWIFT

Según Velásquez y otros expertos consultados, la verdadera fortaleza de XRP no está en su precio ni en su especulación, sino en su infraestructura. Ripple, la empresa detrás del ecosistema, ha construido una red de pagos que ya procesa alrededor de 5 billones de dólares al año, y busca capturar el 14% de los 150 billones que mueve el sistema bancario tradicional a través de SWIFT. Si esa meta se cumple, XRP podría gestionar transacciones por unos 21 billones de dólares anuales, con tiempos de liquidación inferiores a cinco segundos y comisiones casi nulas.

El servicio estrella de Ripple, On-Demand Liquidity (ODL), permite a bancos y entidades financieras realizar pagos internacionales sin necesidad de mantener reservas en moneda extranjera. Esta eficiencia —reducir los costos de transacción hasta un 90%— ha llevado a instituciones como Santander, SBI Remit o Tranglo a adoptar la tecnología. Incluso países como Bután y Palau experimentan con monedas digitales apoyadas en la red Ripple.

Los analistas coinciden en que esta combinación de velocidad, escalabilidad y adopción institucional coloca a XRP en una posición única. “No es una promesa futura, es una infraestructura ya operativa”, resume Velásquez.

Comparativa: XRP frente a Bitcoin, Ethereum y Solana

Desde el punto de vista técnico, la comparación favorece a XRP en el terreno de los pagos. Bitcoin, aunque mantiene su estatus como reserva de valor, solo procesa 7 transacciones por segundo (TPS), con un tiempo promedio de confirmación de 10 minutos y comisiones variables entre 1 y 10 dólares. “Esa lentitud es incompatible con el volumen que exige el sistema bancario moderno”, señalan varios analistas.

Ethereum, por su parte, sigue siendo la referencia en el ámbito de los contratos inteligentes, pero sufre limitaciones similares. A pesar de las mejoras introducidas con The Merge, la red apenas alcanza 17 TPS en promedio y continúa sujeta a congestiones y tarifas impredecibles. “Ethereum es un ecosistema vibrante para el desarrollo de aplicaciones, pero no una red de pagos masivos”, explica Velásquez.

En contraste, XRP puede procesar 1.500 TPS de forma constante, con costos inferiores a un centavo y confirmaciones en segundos. Estas cifras, aunque modestas frente a sistemas centralizados como Visa (que supera las 20.000 TPS), son revolucionarias para un entorno blockchain descentralizado.

Solana aparece como la alternativa más veloz en teoría, con una capacidad que supera las 60.000 TPS. Sin embargo, los expertos advierten que las constantes interrupciones de su red y la elevada concentración de validadores restan confianza institucional. “Para un banco central, la fiabilidad pesa más que la velocidad”, apuntan.

Por último, Stellar —una red con raíces tecnológicas comunes con Ripple— mantiene su enfoque en transferencias entre particulares y pequeñas empresas, lo que la aleja del ámbito financiero institucional que XRP está conquistando.

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La tesis de Velásquez: de token especulativo a infraestructura global

Velásquez ha ido más lejos que la mayoría. En su análisis, estima que el “precio justo” de XRP debería situarse en torno a 66,67 dólares por token, lo que implicaría un potencial de revalorización superior al 2.600%. Incluso en un escenario más conservador, su valoración mínima rondaría los 10,97 dólares. Para él, el valor de XRP no radica en su cotización actual, sino en su papel como “columna vertebral del sistema de pagos del futuro”.

La comparación histórica que propone resulta llamativa: “XRP está hoy donde Visa se encontraba antes de revolucionar los pagos en los años 70: una tecnología eficiente, poco comprendida y al borde de la adopción masiva”.

Otros analistas, aunque más cautos, reconocen la solidez del argumento. Ripple no es solo una startup cripto; se ha convertido en una empresa con respaldo institucional, que en 2025 cerró una ronda de financiación de 500 millones de dólares liderada por Fortress Investment Group y Citadel Securities, elevando su valoración a 40.000 millones.

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El factor Ripple: adopción y separación jurídica

Uno de los temas más debatidos entre los expertos es la relación entre Ripple (la empresa) y XRP (el token). Stuart Alderoty, director legal de Ripple, ha insistido en que son entidades separadas: Ripple desarrolla soluciones financieras basadas en blockchain, mientras que XRP es el activo nativo de su libro contable descentralizado, el XRP Ledger.

Sin embargo, en los mercados la distinción es difusa. Cualquier anuncio de Ripple —ya sea una alianza con MasterCard o un nuevo piloto de CBDC— suele tener impacto inmediato sobre el precio de XRP. “Aunque jurídicamente separados, en la práctica el destino de uno influye en el otro”, señalan analistas de Intellectia AI.

De hecho, Ripple ha fortalecido su posición tras lanzar RLUSD, su stablecoin respaldada en dólares, y anunciar acuerdos con MasterCard, WebBank y Gemini para procesar pagos de tarjetas mediante blockchain. En palabras del CEO Brad Garlinghouse, se trata de “la consolidación definitiva del puente entre las finanzas tradicionales y las digitales”.

¿Se desacoplará XRP del precio de Bitcoin?

El análisis técnico reciente apunta a una posible ruptura en el histórico paralelismo entre XRP y Bitcoin. En el par XRP/BTC, el token se mantiene en un rango estrecho entre 0.00002225 y 0.0000235 BTC, con un posible cambio de tendencia si supera los 0.0000245 BTC. Un repunte sostenido podría indicar el inicio de una fase de independencia del mercado general liderado por Bitcoin.

Actualmente, XRP cotiza cerca de 2,26 dólares, con una capitalización de 136.000 millones, mientras Bitcoin ronda los 101.900 dólares, cayendo un 7,7% en la última semana. Esa divergencia, aunque ligera, ha sido interpretada por algunos como el inicio de un desacoplamiento.

Los riesgos: regulación y competencia estable

Aun así, los analistas subrayan que la historia de Ripple no está exenta de obstáculos. El avance de las stablecoins como USDT o USDC —más estables y de amplia adopción— podría restar espacio a XRP en el mercado de pagos internacionales. Además, los marcos regulatorios emergentes, como el europeo MiCA o las acciones de la SEC en Estados Unidos, podrían influir en la operatividad de Ripple y sus socios.

Velásquez y otros expertos creen que, a largo plazo, estos desafíos serán gestionables. Los pilotos de monedas digitales de bancos centrales (CBDC) en la red Ripple, argumentan, reforzarán su legitimidad ante los reguladores.

Una visión compartida por el mercado institucional

El consenso emergente entre los analistas es que XRP se encuentra en una posición privilegiada dentro de la evolución del sistema financiero digital. No compite por especulación, sino por utilidad. Su eficiencia, adopción institucional y enfoque en pagos transfronterizos la distinguen del resto del ecosistema cripto.

Como resume un informe de SoSoValue, “si Bitcoin representa el oro digital y Ethereum la computadora descentralizada del mundo, XRP podría ser el sistema circulatorio del nuevo orden financiero”.

La pregunta, entonces, no es si XRP superará a Bitcoin o Ethereum en capitalización, sino si logrará convertirse en el estándar invisible que mueva el dinero del planeta. Y esa posibilidad, respaldada por bancos, gobiernos y fondos de inversión, es lo que mantiene al mercado mirando de cerca el siguiente movimiento del token más controvertido —y potencialmente transformador— del sector.

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