Dow Jones

Por qué Wall Street vive otro ‘gran giro’: el Dow Jones rompe máximos mientras el Nasdaq se enfría (y qué tiene que ver la historia tras 1929)

El giro en Wall Street refleja el cambio entre el alza del Dow Jones y el enfriamiento del Nasdaq. Analiza su impacto histórico y financiero. Descubre qué implica para tu inversión.
FR BOLSA WALL STREET
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El mercado estadounidense atraviesa un momento decisivo. Mientras el Dow Jones Industrial Average vuelve a hacer historia con un nuevo máximo —impulsado por el inminente fin del shutdown del gobierno y un brusco movimiento hacia sectores tradicionales—, el Nasdaq retrocede bajo la presión de las tecnológicas. Una rotación silenciosa, que algunos analistas describen como “estructural”, está reconfigurando el apetito inversor. Y aunque parezca un fenómeno moderno, tiene eco directo en un episodio histórico: la larga desafección bursátil estadounidense tras la crisis de 1929.

Un Dow Jones en modo récord

La jornada más reciente marcó otro hito: el Dow Jones superó los 48.000 puntos, subiendo un 0,68% y encadenando su 17º cierre récord del año, según datos de Dow Jones Market Data. Una señal clara de que los inversores están apostando por valores defensivos —banca, salud, aerolíneas, bienes de consumo— ante la expectativa de que el shutdown llegue a su fin en cuestión de días.

El movimiento tiene lógica: si los empleados federales vuelven a cobrar, si se levantan restricciones aéreas y si se reactivan los flujos administrativos, la actividad económica repunta… y los sectores tradicionales son los primeros en recogerlo.

Entre los ganadores del día destacaron UnitedHealth Group y Goldman Sachs, ambas con subidas del 3,5%, además de United Airlines y Delta, que avanzaron más del 5%.

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Las tecnológicas se enfrían

En paralelo, el Nasdaq cayó un 0,3%, manteniendo la tendencia bajista iniciada a finales de octubre. La venta masiva de valores ligados a inteligencia artificial se agravó tras conocerse que SoftBank vendió una parte significativa de sus acciones de Nvidia, despertando dudas sobre la continuidad de la cadena de suministro de IA y sobre unas valoraciones que muchos consideran exageradas.

Empresas como Meta, Palantir u Oracle retrocedieron entre un 3% y un 4%.
Solo AMD rompió la dinámica, disparándose un 9% tras anunciar que espera un crecimiento anual del 80% en ventas de chips para IA.

Justin Bergner, gestor de Gabelli Funds, lo resumió con claridad:
“No creo que vayamos a ver una gran rotación sostenida fuera del sector tecnológico, pero en días como este el mercado encuentra otros motores”.

Y es que hay un elemento adicional: los datos de empleo de ADP, más débiles de lo esperado, aumentan las probabilidades de un recorte de tipos por parte de la Reserva Federal. Menos presión para los mercados… pero también una advertencia sobre una economía que podría estar enfriándose.

¿Por qué esta rotación recuerda a lo que pasó tras 1929?

La escena actual, con un Nasdaq debilitado y una vuelta al valor tradicional, coincide con una pregunta que ronda cada vez más los círculos financieros:
¿podría la psicología del mercado estar repitiendo ciertos patrones del pasado?

Tras el crack de 1929, la sociedad estadounidense se volvió reticente al mercado bursátil durante casi medio siglo. Desde los años 30 hasta los 70, la inversión minorista se desplomó. No porque faltara interés intelectual, sino porque faltaba confianza, y porque la mayoría de hogares no tenía capital disponible tras décadas de recesiones, guerra, inflación y un modelo financiero mucho más restrictivo.

El renacimiento bursátil no llegó hasta los 80 y 90, empujado por la globalización, la bajada de tipos, la aparición de los fondos de inversión y la euforia tecnológica previa a la burbuja puntocom.

Hoy ocurre algo diferente, pero con una rima histórica:
cuando un sector sufre dudas estructurales (como la IA por sus costes y riesgos de sobrevaloración), el dinero busca refugio en industrias percibidas como “reales” o “predecibles”.

La salud, la banca y los bienes de lujo —precisamente los sectores que lideraron las subidas de esta semana— suelen prosperar en ese tipo de clima psicológico.

¿Hacia dónde mirar ahora?

La recomendación que circula en los informes de varias gestoras es clara: "menos obsesión por el movimiento del mercado general y más por la estructura sectorial".
Baja valoración, menor riesgo, baja inversión y rendimientos estables: ese es el mantra del corto plazo.

Aun así, la gran pregunta es si estamos ante una rotación pasajera… o ante el comienzo de un ciclo más profundo que, como en los años 30, podría marcar una nueva relación emocional entre el inversor y la tecnología.

Por ahora, lo único seguro es que Wall Street está cambiando de piel. Y el Dow Jones, una vez más, lleva la delantera.

 

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