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Google destina 40.000 millones a tres grandes centros de datos en Texas

El gigante tecnológico refuerza su infraestructura de nube e inteligencia artificial con su mayor inversión en un solo estado de Estados Unidos hasta 2027.

EPA/PAWEL SUPERNAK
EPA/PAWEL SUPERNAK

Alphabet, matriz de Google, invertirá 40.000 millones de dólares en la construcción de tres nuevos centros de datos en Texas y en la ampliación de instalaciones ya existentes, en una apuesta dirigida a soportar el auge de la inteligencia artificial (IA) y los servicios en la nube. El anuncio lo realizó el consejero delegado, Sundar Pichai, en un acto en el norte del estado junto al gobernador Greg Abbott, donde detalló que uno de los campus se levantará en el condado de Armstrong y dos en el de Haskell, además de nuevas inversiones en Midlothian y Dallas. El plan forma parte de la estrategia de Google de acelerar su capacidad de cómputo y se acompañará de programas de formación y empleo que, según la compañía, crearán miles de puestos de trabajo en Texas. 

El compromiso económico, que se desplegará hasta 2027, consolida a Texas como el principal receptor de inversión de Google en Estados Unidos y se suma a otros anuncios recientes de la compañía, como los 25.000 millones de dólares destinados a ampliar centros de datos y la infraestructura de IA en la mayor red eléctrica del país o los 9.000 millones comprometidos en Carolina del Sur y Oklahoma. Con este movimiento, el grupo tecnológico intensifica la carrera por levantar la próxima generación de centros de datos que alimentarán modelos de IA cada vez más exigentes. 

Apuesta por Texas

La inversión se enmarca en la iniciativa corporativa “Investing in America”, con la que Google pretende acelerar la innovación en Estados Unidos mediante grandes proyectos de infraestructura técnica, energía y desarrollo de talento. En el caso de Texas, el plan incluye nuevas instalaciones y la ampliación de campus existentes, lo que convierte al estado en el mayor foco de inversión de la compañía a nivel interno.

El gobernador Greg Abbott subrayó que se trata de una apuesta “del tamaño de Texas” que refuerza el papel del estado como uno de los epicentros de la industria de la IA y de la energía en Estados Unidos. Para la Administración texana, estos proyectos refuerzan la posición del estado como polo de atracción de grandes tecnológicas en plena competición global por el liderazgo en IA frente a otros actores como Microsoft, Amazon, Meta u OpenAI

Tres campus clave

Según el anuncio de la compañía, uno de los nuevos centros de datos se construirá en el condado de Armstrong, en la región del Texas Panhandle, mientras que los otros dos se localizarán en el condado de Haskell, en el oeste del estado, cerca de Abilene. Estas ubicaciones permitirán a Google desplegar grandes superficies de terreno para instalaciones de alta densidad de cómputo, conectadas a infraestructuras eléctricas y de fibra óptica ya consolidadas.

Uno de los campus de Haskell integrará además una nueva planta de energía solar combinada con almacenamiento en baterías, lo que permitirá reducir la huella de carbono del consumo eléctrico asociado a la IA y mejorar la estabilidad de la red local. En paralelo, Google invertirá en el campus de Midlothian y en la región de nube de Dallas, reforzando su red de 42 regiones cloud repartidas por todo el mundo.

Energía y sostenibilidad

El despliegue de estos centros de datos llega en un momento en el que el consumo energético asociado a la IA plantea desafíos crecientes para las redes eléctricas estatales. Cada nuevo campus requiere grandes cantidades de electricidad y capacidad de refrigeración, lo que obliga a adaptar las infraestructuras de generación, transmisión y almacenamiento. Texas ha respondido con medidas específicas, como exigir a los grandes consumidores que reduzcan carga en momentos de crisis y aprobar un paquete de 20.000 millones de dólares en infraestructuras hídricas, además de seguir ampliando la capacidad de solar y gas natural.

Google ha enmarcado su inversión en Texas en un enfoque de energía asequible y limpia, con un fondo de 30 millones de dólares para apoyar proyectos comunitarios y de energía verde, así como compromisos para desarrollar centros de datos con tecnologías de refrigeración más eficientes y menor consumo de agua. La combinación de plantas solares, baterías y acuerdos de compra de energía renovable pretende mitigar el impacto de unos centros de datos diseñados para cargas de IA particularmente intensivas. 

Empleo y formación

Más allá de la construcción de las instalaciones, el plan contempla la creación de “miles de empleos” directos e indirectos en construcción, operación de centros de datos, mantenimiento, ciberseguridad y servicios auxiliares. Google destaca la puesta en marcha de programas de formación en habilidades digitales y capacitación en IA dirigidos a estudiantes universitarios, aprendices del sector eléctrico y trabajadores locales, con el objetivo de asegurar una base de talento alineada con las nuevas necesidades del sector. 

La compañía ya ha desplegado iniciativas similares en otras regiones de Estados Unidos, combinando sus inversiones en centros de datos con programas de capacitación, como “AI Works for America”, que buscan adaptar la fuerza laboral a los nuevos perfiles tecnológicos asociados a la inteligencia artificial. En Texas, estos programas se sumarán al ecosistema educativo y de formación profesional vinculado a la creciente industria energética y tecnológica del estado.

Carrera global por la IA

El anuncio de los 40.000 millones en Texas se produce en plena carrera de gasto de los grandes grupos tecnológicos para desplegar infraestructura de IA generativa. Empresas como Microsoft, Meta, Amazon u OpenAI han comunicado planes de inversión de decenas de miles de millones de dólares en nuevos centros de datos, incluido el macroproyecto Stargate de OpenAI, con varios emplazamientos en Estados Unidos y un fuerte respaldo político. 

En paralelo, Google ha anunciado inversiones de 25.000 millones de dólares en la red eléctrica PJM, que abarca 13 estados, y nuevos planes por 9.000 millones en Carolina del Sur y Oklahoma, además de 5.500 millones de euros (unos 6.410 millones de dólares) en Alemania para ampliar su capacidad de centros de datos en Europa. En conjunto, estos compromisos subrayan el peso creciente de la infraestructura de computación como palanca estratégica en la competencia global por el liderazgo en IA.

Implicaciones para Estados Unidos

Analistas y gestores advierten, sin embargo, de que el ritmo de inversión podría estar adelantándose a la generación de ingresos y beneficios tangibles derivados de la IA. La combinación de grandes desembolsos de capital, presión sobre las redes eléctricas y retos ambientales alimenta el debate sobre la sostenibilidad de este ciclo de gasto, especialmente si la adopción masiva de servicios basados en IA no crece al mismo ritmo que la capacidad de cómputo que se está construyendo. 

Con su apuesta de 40.000 millones de dólares en Texas, Google envía una señal clara: el futuro de la compañía —y buena parte del sector tecnológico— pasa por dominar la infraestructura que hace posible la inteligencia artificial a escala. El resultado será un estado con un peso aún mayor en la economía digital de Estados Unidos y un nuevo capítulo en la disputa entre grandes tecnológicas por controlar los centros de datos, la energía y el talento que sostendrán la próxima generación de servicios digitales. Para los reguladores y el mercado, la cuestión ahora es si este modelo de inversión acelerada se traducirá en retornos sostenibles o si alimentará una nueva burbuja tecnológica centrada en la IA.

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