Washington afirma que Ucrania ya ha dicho “sí” al plan de paz

EEUU asegura que, “en principio”, Kiev acepta el acuerdo de paz de Trump

Una delegación ucraniana habría alcanzado un entendimiento con Estados Unidos sobre los parámetros de un acuerdo de paz con Rusia, según confirmó un alto cargo estadounidense a la cadena ABC News. “Los ucranianos han aceptado el acuerdo de paz”, afirmó, matizando que aún quedan “detalles menores por resolver”. Mientras tanto, Moscú insiste en que no ha recibido la versión oficial del plan impulsado por el presidente Donald Trump y asegura estar a la espera de un documento “interino” con las propuestas discutidas con Kiev y los aliados europeos.

EPA/SERGEY DOLZHENKO
EPA/SERGEY DOLZHENKO

Un acuerdo “en principio” que cambia el tablero

Según la fuente citada por medios estadounidenses, la delegación de Kiev habría dado su visto bueno a los parámetros básicos de un acuerdo, lo que supone el paso político más significativo desde el inicio de las actuales negociaciones. “Han aceptado el acuerdo de paz”, señaló el funcionario, insistiendo en que sólo quedan por pulir “algunos detalles menores” antes de poder hablar de un texto cerrado.

En la práctica, se trataría de un acuerdo “en principio”, todavía pendiente de plasmarse en un documento formal y, sobre todo, de recibir una respuesta clara por parte de Rusia. Aún no han trascendido los contenidos concretos: cuestiones como el estatus de los territorios ocupados, las garantías de seguridad para Ucrania, el levantamiento gradual de sanciones o el futuro marco de seguridad en Europa del Este siguen siendo los grandes interrogantes.

Abu Dabi, escenario de contactos entre Washington, Kiev y Moscú

El avance llega después de que el secretario del Ejército de Estados Unidos, Daniel Driscoll, se reuniera el lunes en Abu Dabi con delegaciones de Ucrania y Rusia, según se ha informado. Esa cita, celebrada en un formato discreto pero de alto nivel, habría servido para acercar posiciones sobre la arquitectura del acuerdo y testar la flexibilidad real de las partes.

La implicación directa de un alto responsable militar estadounidense subraya hasta qué punto Washington se ha colocado en el centro de la mediación, no solo como aliado de Kiev, sino como diseñador del marco de paz que después deberá ser aceptado —o rechazado— por Moscú. Para los aliados europeos, este papel protagonista de EEUU es al mismo tiempo un activo diplomático y una fuente de inquietud, ante el riesgo de que Europa quede relegada a un rol secundario en la definición del futuro orden de seguridad del continente.

Moscú reclama ver el plan por escrito

Desde el lado ruso, el mensaje es mucho más cauteloso. El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó que Moscú aún no ha recibido la versión oficial del plan de paz de Trump. Reconoció, eso sí, que el Kremlin espera que Estados Unidos presente una versión “interina” de la propuesta discutida con Kiev y varios socios europeos.

En otras palabras, Rusia admite que existe un marco de negociación en marcha, pero evita validarlo públicamente mientras no disponga de un texto formal. Esta estrategia le permite ganar tiempo, observar las reacciones internas en Ucrania y en las capitales europeas, y calibrar hasta qué punto puede presionar para introducir cambios en los puntos más sensibles del acuerdo.

Preguntas abiertas y desafíos políticos

Incluso si Kiev y Washington han logrado un acuerdo de base, el camino hacia una paz duradera está lleno de incógnitas. Entre las preguntas clave que se abren ahora figuran:

  • ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Ucrania en materia de concesiones territoriales o de neutralidad a largo plazo?

  • ¿Aceptará Rusia un marco diseñado fundamentalmente por Estados Unidos sin imponer su propia narrativa de “victoria”?

  • ¿Cómo encajarán los aliados europeos un acuerdo en cuya letra pequeña pueden verse comprometidas sus propias líneas rojas de seguridad?

En el plano interno, tanto en Kiev como en Moscú, cualquier compromiso será sometido a un escrutinio intenso. Para el gobierno ucraniano, la aceptación de un acuerdo impulsado por Trump puede generar resistencias políticas y sociales si se percibe como una renuncia excesiva. Para el Kremlin, firmar un texto que no pueda presentarse como una “victoria” ante la opinión pública rusa también implica un riesgo considerable.

Un frágil equilibrio entre la paz y la percepción de derrota

Por ahora, el anuncio de que Kiev ha aceptado el acuerdo “en principio” marca un punto de inflexión en unas negociaciones que durante meses parecían estancadas. Sin embargo, la insistencia de Moscú en que todavía no conoce el texto oficial recuerda que la paz no se mide sólo en intenciones diplomáticas, sino en documentos firmados y, sobre todo, en la capacidad de todas las partes para asumir el coste político de la paz.

El próximo movimiento dependerá de cómo y cuándo Estados Unidos presente a Rusia ese borrador “interino” del plan y de si el Kremlin decide responder con una contraoferta o con un rechazo frontal. Entre tanto, Europa observa con atención: lo que está en juego no es solo el final de la guerra en Ucrania, sino el modelo de seguridad que regirá el continente en las próximas décadas.

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