Nueva noche de sirenas y cortes de luz en la capital ucraniana

Explosiones y apagones en Kiev: misiles y drones vuelven a golpear la capital en plena ofensiva contra infraestructuras

Nuevas explosiones sacudieron Kiev después de que la entrada de misiles activara las alarmas aéreas en toda la ciudad, según confirmó el alcalde Vitali Klitschko. Varios distritos se quedaron sin electricidad ni agua durante el ataque, mientras las defensas antiaéreas intentaban derribar cohetes y drones rusos. Las autoridades pidieron a la población que permaneciera en los refugios mientras continuaba el bombardeo.

EPA/SERGEY DOLZHENKO
EPA/SERGEY DOLZHENKO

Explosiones en cadena y barrios sin luz ni agua

El último ataque ha vuelto a recordar a los habitantes de Kiev la fragilidad de la vida diaria en una ciudad que lleva meses bajo la amenaza constante de misiles y drones de largo alcance. Según explicó Klitschko en su canal de Telegram, las explosiones se sintieron en varios puntos de la capital y dejaron cortes de electricidad y de suministro de agua en distintos distritos, obligando a activar de nuevo los planes de emergencia locales.

Las sirenas de ataque aéreo sonaron prácticamente al unísono en toda la ciudad, mientras los sistemas de defensa antiaérea se activaban para interceptar misiles y drones entrantes. Desde el ayuntamiento se pidió a los ciudadanos que permanecieran en refugios o estaciones de metro hasta nuevo aviso, una rutina tristemente habitual desde que Rusia intensificó su campaña contra infraestructuras críticas ucranianas en 2022.

Defensas antiaéreas frente a la guerra de misiles y drones

Según el alcalde, las fuerzas de defensa aérea ucranianas estaban “trabajando sobre objetivos en el cielo”, en referencia a los proyectiles y drones que se dirigían hacia la capital. Aunque todavía no se ha difundido un balance detallado de daños o posibles víctimas, el patrón encaja con los ataques anteriores: oleadas de misiles de crucero y drones Shahed dirigidos contra redes eléctricas, centros urbanos e instalaciones energéticas, con la defensa ucraniana intentando minimizar el impacto.

Organismos internacionales han documentado cómo estos bombardeos han buscado de forma sistemática degradar la infraestructura energética ucraniana, dejando a millones de personas sin calefacción, luz ni agua durante los meses de invierno y elevando de forma significativa el número de víctimas civiles en 2025 frente al año anterior.

Un patrón que se repite: ataques a la red energética

Los cortes de electricidad y agua reportados en Kiev tras el ataque se inscriben en un patrón ya conocido. En sucesivas oleadas, Rusia ha lanzado centenares de misiles y drones contra centrales térmicas, subestaciones, presas e infraestructuras de distribución, tanto en la capital como en otras regiones como Dnipró, Járkov u Odesa.

En muchos casos, los daños obligan a introducir apagones rotatorios y a habilitar los llamados “puntos de invencibilidad”, espacios públicos con generadores donde la población puede cargar teléfonos, conectarse a internet y acceder a agua caliente cuando su barrio queda a oscuras. Cada nueva ola de ataques devuelve a los ucranianos a ese escenario de parálisis parcial, incluso cuando el país intenta recuperar su capacidad de generación y exportación de energía.

Impacto psicológico y mensaje político

Más allá del daño material, estos bombardeos buscan un efecto psicológico claro: mantener a la población bajo presión constante, erosionar la moral y enviar el mensaje de que ninguna ciudad está completamente a salvo, ni siquiera la capital. Sin embargo, hasta ahora el resultado ha sido casi el contrario: las encuestas y testimonios recabados sobre el terreno apuntan a una mayor determinación de la sociedad ucraniana para seguir resistiendo, pese al cansancio acumulado tras años de guerra.

En el plano militar, los ataques sobre Kiev también tienen lectura estratégica. Al obligar a Ucrania a desplegar una parte importante de sus sistemas antiaéreos para proteger la capital y otras grandes ciudades, Rusia trata de tensionar la defensa aérea y reducir los recursos disponibles para cubrir el frente y otros núcleos urbanos.

Por ahora, lo único claro tras esta nueva noche de explosiones es que la guerra de desgaste sobre la retaguardia ucraniana está lejos de terminar. Y que cada apagón, cada corte de agua y cada carrera al refugio subterráneo sigue marcando el día a día de millones de personas en Kiev.

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