Li Qiang alerta que el mundo entra en “un periodo de turbulencia y cambio”
En la tribuna de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el primer ministro chino Li Qiang lanzó un mensaje difícil de ignorar: las reglas internacionales construidas durante décadas están siendo desafiadas, y el resurgimiento del unilateralismo y la mentalidad de guerra fría presagian una nueva era de incertidumbre. Para evitar fragmentaciones peligrosas, llamó a una cooperación más estrecha y al fortalecimiento de una globalización inclusiva.
Desde el podio de la ONU, Li Qiang no escatimó en diagnóstico: «el mundo está entrando en un nuevo período de turbulencia y cambio». Para respaldarlo, esgrimió un panorama en que “el unilateralismo y la mentalidad de Guerra Fría resurgen”, y donde las reglas y el orden internacional edificados en los últimos ochenta años se encuentran bajo serio desafío. Además, señaló que una de las causas fundamentales de la actual estagnación económica global radica en el incremento de medidas proteccionistas —subidas de aranceles, muros comerciales y barreras—, que afectan no solo los flujos comerciales, sino la confianza en los sistemas multilaterales.
La apelación de Li no fue solo retórica. Propuso que los países “cooperen más estrechamente, busquen intereses comunes, promuevan una globalización beneficiosa e inclusiva y se ayuden mutuamente avanzando en la misma dirección”. En su visión, el momento exige no aislamiento, sino sintonía y compromiso compartido frente a los desafíos globales.
La intervención de Li llega en un contexto económico mundial marcado por crecientes tensiones geoeconómicas, cambios abruptos en cadenas de valor y una competencia asimétrica entre grandes potencias. Precisamente, expertos en análisis de comercio internacional advierten que las cadenas globales de suministro se están reconfigurando bajo el efecto combinado de la pandemia, los conflictos y las políticas proteccionistas. En ese escenario, muchas industrias han adoptado la estrategia del “China+1”: conservar relaciones con China, pero diversificando su producción hacia otros países asiáticos para reducir riesgo.
Desde Pekín también se está trabajando para proyectar un papel más activo en la gobernanza global. En esa línea, China ha renunciado ya a reclamar nuevos beneficios bajo el estatus de “país en desarrollo” en futuras negociaciones de la OMC, un gesto que marca un cambio en su discurso de reivindicación hacia uno de voluntad de reforma multilateral. Ese paso pretende fortalecer su credibilidad como actor responsable en los escenarios del comercio global.
Pero no todo es armonía y propuesta. La actualidad también contiene tensiones reales con Estados Unidos: China ha respondido a los nuevos aranceles de Washington con medidas retaliatorias, imponiendo su propio régimen de aranceles elevados, controles de exportaciones y restricciones a empresas estadounidenses en su mercado. En paralelo, Pekín ha lanzado investigaciones antidumping contra productos mexicanos, en una señal clara de que la disputa comercial ya no es bilateral, sino que involucra redes de comercio entre terceros países.
A pesar de estos roces, Li Qiang subrayó que incluso en la adversidad las naciones deben buscar el diálogo y la consulta para resolver diferencias, no la confrontación ciega. En su discurso, hizo ver que si se permitiera que “la ley de la selva regrese” y los débiles sean presas de los fuertes, la humanidad se enfrentaría a más derramamiento de sangre y brutalidad.
Para empresas, inversores y analistas que operan en un mundo interdependiente, las palabras de Li Qiang son más que una advertencia: son una hoja de ruta de lo que viene. En los próximos meses veremos movimientos estratégicos en acuerdos comerciales, bloques regionales, disputas arancelarias y nuevas reglas para tecnología y cadenas de suministro. Entender este “nuevo periodo de turbulencia” es clave para anticiparse más que reaccionar.