Chernóbil

Alarma en Chernóbil: el escudo bombardeado ya no bloquea la radiación y exige una gran reparación, según el OIEA

Un escudo de 1.500 millones, dañado por un dron
Chernóbil cc pexels-wendelinjacober-1411419
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El corazón del mayor desastre nuclear civil de la historia vuelve a estar bajo escrutinio. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que la estructura de protección sobre el reactor siniestrado de Chernóbil, dañada por un ataque con dron en febrero, ya no cumple plenamente su función principal: confinar la radiación.

El llamado “nuevo confinamiento seguro” fue construido junto al reactor destruido y desplazado sobre él mediante raíles, en una de las operaciones de ingeniería más complejas del siglo. Costó unos 1.500 millones de euros y se terminó en 2019 dentro de una iniciativa liderada por Europa, con la misión de sellar el viejo sarcófago soviético y permitir, durante décadas, el desmantelamiento controlado de las estructuras contaminadas.

El impacto del dron abrió un agujero en esa cubierta de acero y, según ha revelado ahora el OIEA tras una inspección reciente, ha deteriorado de forma apreciable su capacidad de confinamiento.

Un recordatorio del desastre de 1986

Para entender la gravedad del aviso, hay que volver a 1986. Entonces, bajo dominio soviético, una explosión en el reactor 4 de la central de Chernóbil lanzó nubes radiactivas sobre buena parte de Europa. En la urgencia por contener el desastre, las autoridades levantaron un sarcófago de hormigón sobre la zona siniestrada, con una vida útil estimada de apenas 30 años.

El nuevo arco metálico, mucho más avanzado, se diseñó precisamente para tomar el relevo: debía encapsular el viejo sarcófago, el edificio del reactor colapsado y los restos de combustible fundido, mientras se acomete una retirada extremadamente compleja y prolongada en el tiempo.

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Qué ha encontrado la misión del OIEA

El director general del OIEA, Rafael Grossi, explicó que la misión técnica “confirmó que la estructura de protección ha perdido sus funciones primarias de seguridad, incluida la capacidad de confinamiento”. Al mismo tiempo, el equipo no detectó daños permanentes en los elementos portantes ni en los sistemas de monitorización, lo que deja una ventana para la reparación antes de que el deterioro avance.

Algunas reparaciones de urgencia ya se han llevado a cabo, pero el organismo insiste en que es necesaria una restauración integral para evitar una degradación mayor y garantizar la seguridad nuclear a largo plazo. La prioridad es devolver al escudo su integridad frente a filtraciones, corrosión y nuevos impactos potenciales.

¿Hay riesgo inmediato de fuga radiactiva?

Pese a lo alarmante del diagnóstico, los niveles de radiación medidos en el área se han mantenido dentro de los márgenes considerados normales para la zona de exclusión y no se han registrado fugas hacia el exterior. Tras el ataque, las autoridades ucranianas y agencias de la ONU informaron de un incendio limitado y daños en el recubrimiento protector, pero sin alteraciones significativas en las lecturas de radiación.

El dron, según Kiev, portaba una carga explosiva de alta potencia y fue lanzado por Rusia. Moscú negó haber atacado la planta. Más allá de la autoría, el incidente ha encendido todas las alarmas: Chernóbil, aún plagado de restos altamente radiactivos, no es un objetivo cualquiera.

La advertencia del OIEA no apunta a un peligro inmediato de nube radiactiva, pero sí a un riesgo creciente si las reparaciones se retrasan o si el conflicto continúa afectando infraestructuras críticas en la zona.

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Chernóbil, campo de batalla y símbolo de vulnerabilidad

La central y su entorno ya fueron ocupados por tropas rusas durante más de un mes al inicio de la invasión de Ucrania en febrero de 2022, cuando Moscú intentó avanzar hacia Kiev por el norte. Aquella operación demostró hasta qué punto una instalación nuclear, incluso fuera de servicio, puede convertirse en pieza geopolítica y vector de riesgo.

La última inspección del OIEA en Chernóbil se realizó en paralelo a una evaluación a escala nacional de los daños sufridos por subestaciones eléctricas en la guerra entre Rusia y Ucrania. La combinación de infraestructuras energéticas atacadas y un refugio nuclear clave parcialmente dañado refuerza la preocupación por la seguridad nuclear en contextos bélicos.

Urgencia de financiación y cooperación internacional

El mensaje de fondo del OIEA es claro: Chernóbil necesita una nueva ronda de inversiones, cooperación técnica y una acción coordinada para restaurar plenamente el escudo que protege al mundo de los restos del desastre de 1986.

En un momento en que la atención internacional se reparte entre múltiples crisis, la central ucraniana vuelve a recordar que los problemas nucleares no desaparecen con el tiempo: solo se gestionan, se contienen y se financian, o se convierten de nuevo en amenazas globales.

Personas inspeccionando los daños en la cubierta de confinamiento del reactor 4 de Chernóbil, imagen ilustrativa del impacto del ataque con dron sobre la seguridad nuclear.

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