Trump mueve ficha en el tablero de la guerra de Ucrania

Trump estudia reconocer los territorios ocupados de Ucrania como Rusia para cerrar un acuerdo de paz

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estaría dispuesto a reconocer las regiones ucranianas ocupadas por Moscú como territorio ruso a cambio de un acuerdo para poner fin a la guerra, según adelantó el diario británico The Telegraph y recoge la prensa internacional. La propuesta, que sería trasladada personalmente a Vladímir Putin por el enviado de paz Steve Witkoff y el yerno del mandatario, Jared Kushner, abre un escenario explosivo: un posible alto el fuego a costa de concesiones territoriales que desafían de lleno el marco del derecho internacional y la posición de Kiev.

EPA/JIM LO SCALZO
EPA/JIM LO SCALZO

Un plan que pasa por reconocer las anexiones rusas

Según las informaciones publicadas, el borrador del plan de paz de Trump contempla que Washington acepte de facto el control ruso sobre las zonas de Ucrania ocupadas por Moscú, en línea con las demandas que el Kremlin lleva años poniendo sobre la mesa: reconocimiento de Crimea, Donetsk, Lugansk y otros territorios bajo ocupación como “territorio ruso”.

Este giro supondría un cambio drástico respecto a la postura mantenida hasta ahora por Estados Unidos y la mayoría de sus aliados, que han defendido la integridad territorial de Ucrania y han calificado las anexiones rusas de ilegales. A cambio, el Kremlin se comprometería a un alto el fuego y a un marco para poner fin a la guerra, en un acuerdo que también limitaría el tamaño de las fuerzas armadas ucranianas y bloquearía su entrada en la OTAN, según los documentos filtrados de la propuesta de 28 puntos.

Witkoff y Kushner, emisarios clave hacia Moscú

El siguiente paso del plan pasaría por un viaje a Moscú del enviado de paz Steve Witkoff, cercano al presidente, acompañado previsiblemente por Jared Kushner, yerno y asesor de Trump. Ambos tendrían el encargo de presentar a Putin los términos de la propuesta y testar la disposición real del líder ruso a aceptar un acuerdo que, sobre el papel, le consolidaría ganancias territoriales a cambio de detener la guerra.

La elección de perfiles no diplomáticos tradicionales para una negociación de este calado ya ha generado críticas dentro y fuera de Estados Unidos. Filtraciones recientes apuntan a conversaciones previas entre Witkoff y altos cargos rusos en las que se discutieron detalles sensibles del plan y se sugirió cómo “conectar” con Trump para lograr un acuerdo favorable al Kremlin, algo que Moscú ha negado.

Un golpe para Kiev y una prueba de fuego para Europa

Para Ucrania, una paz basada en la cesión de territorios hoy ocupados —e incluso de zonas aún bajo control de Kiev, según algunas versiones del documento— supondría cruzar varias líneas rojas marcadas reiteradamente por el presidente Volodímir Zelenski: no reconocer las anexiones rusas y recuperar la integridad territorial del país.

El posible reconocimiento estadounidense de las ocupaciones rusas abriría también un frente complejo para la Unión Europea, que ha sostenido durante años un régimen de sanciones precisamente por esas anexiones. Bruselas se vería obligada a decidir si se alinea con un eventual giro de Washington o mantiene su propia línea roja, con el riesgo de fracturar el frente occidental y enviar una señal contradictoria al resto del mundo sobre el coste real de alterar fronteras por la fuerza.

En el terreno, un acuerdo territorial podría congelar los combates a corto plazo, pero dejaría abiertas muchas incógnitas: la situación de millones de ciudadanos ucranianos bajo control ruso, el precedente para otros conflictos y el mensaje que recibirían países con disputas fronterizas latentes.

Un plan de paz que reabre el debate sobre “paz a cualquier precio”

La filtración de este posible movimiento de Trump encaja con el borrador de plan de paz de 28 puntos que ya circula desde hace días y que, según diversas investigaciones, fue perfilado en reuniones de alto nivel entre emisarios estadounidenses y rusos. El esquema apunta a una combinación de concesiones territoriales, límites militares para Ucrania y garantías de seguridad y financiación para la reconstrucción del país.

El debate que se abre ahora es si una paz basada en estas condiciones sería sostenible y aceptable para Ucrania y sus socios, o si, por el contrario, supondría legitimar por la vía diplomática lo que Rusia no ha logrado plenamente en el campo de batalla. Mientras tanto, Kiev insiste en que cualquier solución duradera debe respetar su soberanía, y parte de la opinión pública occidental teme que una “paz rápida” pueda convertirse en una victoria estratégica para Moscú a medio plazo.

Lo que está claro es que, si se confirma, el movimiento de Trump para reconocer los territorios ocupados como Rusia marcaría un antes y un después en la guerra y en el equilibrio geopolítico europeo. La pelota está ahora en Moscú… y en la capacidad de Ucrania y sus aliados para responder a un posible cambio de reglas del juego.

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