Un nuevo instrumento de pago sacude el debate migratorio

Trump lanza la “Trump Gold Card”

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles el lanzamiento de la llamada “Trump Gold Card”, un nuevo instrumento que combina financiación para el Gobierno federal y un mecanismo acelerado para la obtención de la ciudadanía. La tarjeta, que costará 1 millón de dólares para particulares y 2 millones para empresas, permitirá a las compañías ayudar a sus empleados a obtener la ciudadanía estadounidense tras un proceso de verificación. El anuncio ya ha encendido el debate sobre la mercantilización de la inmigración y el trato preferente a quienes pueden pagar.

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EPA/YURI GRIPAS / POOL

Una tarjeta dorada para financiar al Gobierno y filtrar la inmigración

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles con entusiasmo el lanzamiento de la nueva “Trump Gold Card”, un instrumento que combina recaudación de fondos para el Gobierno federal y un mecanismo privilegiado de acceso a la ciudadanía estadounidense. “Estoy muy emocionado. En media hora la web estará activa y todos los fondos irán al Gobierno de Estados Unidos. Podría ser una cantidad de dinero tremenda”, afirmó durante una reunión, subrayando el potencial recaudatorio de la iniciativa.

Trump aseguró que esta tarjeta será “similar, pero mejor que la Green Card”, en referencia al permiso de residencia permanente que durante décadas ha sido la puerta de entrada para millones de inmigrantes en el país. El mensaje apunta a un giro simbólico: del tradicional sistema de visados y residencia permanente a un modelo en el que el capital económico tiene un papel protagonista.

Precios millonarios: 1 millón para particulares y 2 millones para empresas

Según detalló el presidente, la Trump Gold Card podrá ser adquirida tanto por personas físicas como por personas jurídicas. En el caso de los particulares, el coste será de 1 millón de dólares, mientras que las corporaciones deberán pagar 2 millones de dólares por acceder a este instrumento.

Trump argumentó que las empresas podrán así “ayudar a sus empleados a conseguir la ciudadanía”, siempre que estos superen un proceso de evaluación o ‘vetting’ que demuestre que están completamente cualificados para el puesto que ocupan. De este modo, el programa se presenta oficialmente como una herramienta para atraer talento y reforzar el mercado laboral estadounidense, pero también como un canal de recaudación directa para las arcas públicas.

Una vía acelerada a la ciudadanía bajo escrutinio

El anuncio llega en un momento de fuerte polarización sobre la política migratoria de Estados Unidos. La idea de ofrecer una vía privilegiada a la ciudadanía a cambio de un pago millonario corre el riesgo de reavivar las acusaciones de que el sistema se inclina crecientemente hacia una “inmigración para ricos”, donde el capital económico abre puertas que siguen cerradas para la mayoría.

Aunque Trump insistió en que el proceso mantendrá un filtro estricto sobre la cualificación profesional de los beneficiarios, el mero hecho de vincular un derecho tan sensible como la ciudadanía a un producto financiero suscita interrogantes sobre la equidad y la legitimidad del sistema. El debate se proyecta tanto en el plano interno como en el internacional, donde este tipo de programas son observados con creciente atención.

Un nuevo frente en el debate político y social

Más allá del impacto recaudatorio, la Trump Gold Card abre un nuevo frente de discusión en la arena política estadounidense. Los defensores de este tipo de instrumentos argumentan que permiten atraer inversión, retener talento y reducir la carga fiscal sobre los ciudadanos al canalizar capital privado directamente al Estado.

Los críticos, por el contrario, alertan de que iniciativas de este tipo pueden debilitar la cohesión social y alimentar la percepción de que los derechos fundamentales son accesibles solo a cambio de grandes sumas de dinero. Además, advierten de que la promesa de “ser mejor que la Green Card” podría interpretarse como una devaluación simbólica de los canales tradicionales de inmigración y residencia legal.

Un experimento político con impacto internacional

El lanzamiento de la Trump Gold Card será observado de cerca por otros países que ya cuentan con programas de “visados dorados” o ciudadanía por inversión, muchos de ellos en Europa, el Caribe y Oriente Medio. Estados Unidos, con un peso central en el sistema migratorio y financiero global, introduce así un producto propio que mezcla marca política personal, recaudación y política migratoria.

Queda por ver cómo reaccionarán el Congreso, los tribunales y la opinión pública ante este nuevo modelo, y hasta qué punto podrá consolidarse como una pieza estable del sistema de inmigración estadounidense o si quedará como una iniciativa polémica, asociada a un momento concreto y a una determinada visión de país en la que la ciudadanía se acerca peligrosamente al concepto de activo transaccionable.

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