Encuentro histórico en Alaska

Trump y Putin en Alaska: apretón de manos, silencio incómodo y gestos diplomáticos

El cara a cara en Alaska entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia dejó imágenes cargadas de simbolismo: desde el apretón de manos en la alfombra roja hasta la invitación de Trump a Putin a subir a su limusina presidencial.
 
Trump y Putin en Alaska: Un apretón de manos, una pregunta incómoda y un gesto inesperado. El encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska dejó imágenes cargadas de simbolismo: un apretón de manos en la alfombra roja, aviones escoltando al líder ruso, una pregunta incómoda sobre las bajas civiles que Putin esquivó y un gesto inesperado de Trump invitándolo a bordo de "La Bestia", la limusina presidencial estadounidense.

El encuentro celebrado en Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin dejó momentos que marcan la agenda internacional. Ambos líderes se saludaron con un prolongado apretón de manos sobre la alfombra roja en la base aérea, en un gesto que combinó cordialidad con la tensión inherente a la relación entre Washington y Moscú.

El recibimiento estuvo acompañado por una puesta en escena cargada de mensajes militares: aviones B-2 y F-22, diseñados en la Guerra Fría, sobrevolaron el cielo como recordatorio de la histórica rivalidad entre ambas potencias.

La tensión se incrementó cuando un periodista lanzó una pregunta directa al presidente ruso: “¿Dejará de matar a civiles?”. Putin optó por el silencio, llevándose la mano a la oreja y evitando responder, en una de las imágenes más comentadas de la jornada.

En contraste, minutos después Trump sorprendió al invitar a Putin a subir a “La Bestia”, la limusina presidencial blindada del mandatario estadounidense. El gesto fue interpretado como un reconocimiento diplomático, relegando al vehículo oficial ruso que esperaba en la pista.

A diferencia de la cumbre de Helsinki en 2018, esta vez no hubo encuentro a solas. Participaron figuras clave como Marco Rubio, el secretario de Estado estadounidense y el canciller ruso Serguéi Lavrov, además de asesores económicos y de defensa, lo que reflejó un enfoque más estructurado y cauteloso.

Para Trump, la cita era la oportunidad de presentarse como pacificador global y abrir la puerta a una tregua en la guerra de Ucrania. Para Putin, el simple hecho de sentarse con su homólogo estadounidense supuso una victoria simbólica: la confirmación de que Rusia mantiene su lugar en la mesa de la diplomacia mundial.

El apretón de manos, el silencio de Putin y el paseo en “La Bestia” ya forman parte de una nueva página en la historia de las relaciones internacionales.

Comentarios