Ucrania demuestra “compromiso notable” hacia la Unión Europea, pero Bruselas advierte: la lucha contra la corrupción debe acelerar
Ucrania atraviesa una fase decisiva en su acercamiento a la Unión Europea. Según el borrador de ampliación de la Comisión Europea, publicado esta semana, el país ha mostrado un “compromiso notable” para avanzar hacia la adhesión, incluso en un contexto de guerra y enormes presiones externas. Esta valoración positiva contrasta, sin embargo, con una advertencia clara: algunos frenos —especialmente en materia de corrupción, independencia judicial y derechos fundamentales— siguen condicionando la trayectoria del país en su tránsito hacia el bloque comunitario.
En su análisis, la Comisión apunta que Ucrania ha conseguido progresos concretos en reformas estructurales que sientan las bases de su integración europea. Entre otras, la puesta en marcha de tribunales especializados, la reforma de la contabilidad pública y la armonización de algunas normas con el acervo comunitario. Asimismo, la propia Marta Köse subrayó que Ucrania avanza “decididamente en reformas clave” y que su camino hacia la UE no es una promesa vacía sino un reto real.
A pesar del impulso, el informe no oculta los obstáculos que Ucrania tiene delante:
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Corrupción y agencias anticorrupción: La Comisión señala que, aunque las instituciones como la National Anti‑Corruption Bureau of Ukraine (NABU) o la Specialised Anti‑Corruption Prosecutor’s Office (SAPO) siguen funcionando, el ritmo de avance es limitado y existen riesgos de retroceso, por ejemplo, presión política o cambios normativos que vulneran su autonomía.
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Estado de derecho y poder judicial: El informe identifica que Ucrania necesita acelerar reformas para garantizar una justicia independiente, operaciones de fiscalía eficaces y un sistema judicial que cumpla los estándares europeos de imparcialidad.
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Otros capítulos de integración: Desde el libre movimiento de capitales hasta la libertad de servicios, el documento señala que Ucrania se encuentra “en un nivel moderado o inicial de preparación” y debe intensificar los esfuerzos para cumplir los criterios de adhesión.
El respaldo europeo a Ucrania tiene una dimensión geopolítica y estratégica que trasciende el mero trámite de ingreso al club comunitario. Para España y otras economías europeas, esta evolución plantea oportunidades y responsabilidades. Por un lado, la integración de Ucrania podría implicar nuevas vías de cooperación comercial, industrial y de reconstrucción posguerra. Por otro, exige que todos los socios europeos estén dispuestos a acompañar el proceso con recursos, supervisión y un firme compromiso por la gobernanza.
La lectura que hace Bruselas es clara: Ucrania ha dado un paso al frente, y eso es motivo de reconocimiento. No obstante, ese paso no es suficiente para despejar todas las incógnitas de su futuro dentro de la Unión. En palabras del borrador, “debe revertir las tendencias negativas y acelerar el ritmo de reformas para no comprometer la credibilidad de su camino hacia la UE”.
Ucrania se encuentra en una encrucijada del siglo XXI: un conflicto bélico inesperado, un impulso europeo y la necesidad de una reforma interna profunda. Su compromiso hacia la Unión Europea está siendo señalado como auténtico, y el reconocimiento de Bruselas es manifiesto. Sin embargo, el verdadero desafío está en demostrar que ese compromiso se traduce en reformas operativas y sostenibles: combate real a la corrupción, justicia efectiva e instituciones independientes. Si lo consigue, su lugar en Europa podría estar más cerca de lo que muchos creen; si no, el camino podría alargarse más allá de lo previsto.