Tensiones en Fráncfort sobre el rumbo de la política monetaria

División en el BCE: parte del Consejo da por cerrado el ciclo de recortes de tipos

Las actas de la reunión de octubre del Banco Central Europeo (BCE) revelan que varios miembros del Consejo de Gobierno consideran que el ciclo de recortes de tipos ha terminado, salvo que surjan nuevos riesgos. Otros, sin embargo, dudan de que la economía de la Eurozona tenga suficiente impulso para soportar durante mucho tiempo el actual nivel de restricción monetaria sin dañar aún más el crecimiento. El consenso, por ahora, pasa por mantener los tipos y ganar tiempo hasta diciembre para evaluar mejor los riesgos.

EPA-EFE/RONALD WITTEK
EPA-EFE/RONALD WITTEK

Un mensaje más duro desde las actas de octubre

Las actas publicadas este jueves muestran que una fracción del Consejo de Gobierno del BCE defendió en octubre que el ciclo de recortes de tipos puede darse por concluido. Estos miembros sostienen que, en ausencia de nuevos shocks, la actual orientación de la política monetaria es suficiente para reconducir la inflación hacia el objetivo, y que no tiene sentido seguir “afinando” la postura en función de fluctuaciones moderadas y temporales de los precios.

En otras palabras, para este grupo, el BCE habría alcanzado ya un nivel de tipos “suficientemente restrictivo y robusto” como para gestionar futuros shocks sin necesidad de nuevos ajustes a la baja. Su prioridad pasa por consolidar la credibilidad del banco central y evitar alimentar la percepción de que reaccionará ante cualquier bache puntual de la inflación.

Crecimiento bajo sospecha: ¿puede aguantar la Eurozona?

Frente a esa visión más dura, otras voces dentro del Consejo pusieron el acento en la fragilidad del crecimiento. Según recogen las actas, algunos miembros consideran “incierto” que la economía de la Eurozona tenga “suficiente momentum” como para soportar de forma prolongada el actual nivel de tipos sin un impacto más profundo sobre la actividad.

Estos miembros advierten del riesgo de que una política demasiado restrictiva durante demasiado tiempo pueda amplificar las tensiones en el crédito, frenar la inversión y complicar la situación de los sectores más sensibles al coste de financiación, como la construcción o las pymes. Su preocupación no es solo el presente, sino la posibilidad de que una debilidad prolongada acabe erosionando también las expectativas de inflación a medio plazo.

Inflación, riesgos y la decisión de esperar a diciembre

Pese a las diferencias, el Consejo de Gobierno coincidió en que el escenario sigue rodeado de una elevada incertidumbre, marcada por las tensiones geopolíticas, los riesgos comerciales y el comportamiento todavía volátil de algunos componentes de la inflación, especialmente los ligados a la energía y a los bienes importados.

Por ello, el BCE optó en octubre por dejar los tipos sin cambios, con el argumento de que mantener la postura actual ofrece tiempo para recabar más datos y evaluar con mayor precisión el balance de riesgos antes de la reunión de diciembre. Las actas subrayan que el nivel actual de los tipos oficiales debe verse como lo bastante robusto para gestionar shocks, y que el banco central no debería reaccionar a cada señal coyuntural, sino a la trayectoria subyacente de la inflación y la actividad.

Lectura para mercados, crédito y empresas

Para los mercados, el mensaje clave de estas actas es que la barra libre de recortes ha terminado, al menos para una parte influyente del Consejo. La idea de que el BCE no está dispuesto a seguir reduciendo tipos cada vez que la inflación se mueva unas décimas por debajo de lo previsto apunta a una fase de “pausa prolongada”, en la que la institución preferirá observar y modular el discurso antes que actuar.

Para bancos, empresas y hogares, esto se traduce en un escenario en el que los costes de financiación podrían estabilizarse en niveles relativamente elevados durante más tiempo de lo que muchos anticipaban hace unos meses. Si el crecimiento se resiente más de lo esperado, volverá con fuerza el debate sobre si el BCE ha ido demasiado lejos en su lucha contra la inflación.

Hasta entonces, el mensaje oficial es claro: la política monetaria ya es suficientemente restrictiva, las próximas decisiones dependerán de los datos, y cualquier recorte adicional deberá estar justificado por un deterioro claro del escenario, no por movimientos marginales de la inflación mes a mes.

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