Mercado laboral · Estados Unidos

El empleo en EE. UU. pierde impulso: ADP revela una caída semanal de 11.250 puestos y alerta de una desaceleración prolongada

El mercado laboral estadounidense da nuevas señales de enfriamiento. Según los últimos datos de ADP, el país perdió un promedio de 11.250 empleos por semana durante el último mes, lo que confirma una tendencia de moderación en la creación de puestos de trabajo. Pese a que el informe mensual de octubre mostró un avance modesto de 42.000 empleos, los analistas advierten que el dinamismo laboral podría mantenerse débil durante los próximos meses, en un contexto de menor demanda y escasez de mano de obra cualificada
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EPA - EF / ETIENNE LAURENT

El motor del empleo estadounidense, uno de los principales indicadores de la fortaleza económica del país, empieza a mostrar síntomas de fatiga. De acuerdo con el informe preliminar publicado por Automatic Data Processing Inc. (ADP), Estados Unidos perdió un promedio de 11.250 puestos de trabajo por semana en las cuatro semanas que finalizaron el 25 de octubre. La cifra contrasta con los meses previos, cuando el crecimiento del empleo se mantenía por encima de los 100.000 nuevos puestos mensuales.

El informe señala que, aunque octubre cerró con una creación neta de 42.000 empleos, el avance no refleja la realidad completa del mercado. ADP aclara que el incremento estuvo concentrado en sectores puntuales como manufactura ligera y comercio minorista, mientras que áreas clave como servicios profesionales, tecnología de la información, ocio y hostelería registraron pérdidas significativas. Estos últimos sectores habían sido los grandes motores del empleo postpandemia.

Para los economistas, el dato representa una advertencia clara: la economía estadounidense podría entrar en una fase de “desaceleración controlada” en el mercado laboral, marcada por un ritmo de contrataciones más moderado y una demanda laboral que se ajusta a la menor expansión económica. “Aunque la cifra de octubre fue ligeramente positiva, refleja una tendencia hacia la estabilidad más que hacia el crecimiento”, explica Nela Richardson, economista jefe de ADP. Según Richardson, el comportamiento de la contratación responde a una combinación de factores: la menor necesidad de personal temporal tras el verano, la ralentización del consumo y una creciente prudencia empresarial ante los costos financieros.

El panorama se alinea con otros indicadores recientes. El informe de empleo no agrícola del Departamento de Trabajo, que se publicará a finales de esta semana, podría mostrar una tendencia similar. Las peticiones iniciales de subsidio por desempleo también han aumentado levemente, mientras que los salarios, aunque siguen creciendo, lo hacen a un ritmo más contenido. Esto sugiere que el mercado laboral sigue ajustándose a una economía que, pese a evitar una recesión técnica, ya siente el impacto de las políticas monetarias restrictivas de la Reserva Federal.

En Wall Street, los inversores interpretan las cifras con cautela. Una moderación del empleo podría dar a la Fed margen para mantener su política de tipos sin nuevos aumentos, algo que el mercado celebra, pero al mismo tiempo despierta dudas sobre la capacidad del consumo para sostener el crecimiento. “El alivio para la inflación llega acompañado de un riesgo evidente: que la desaceleración del empleo sea más profunda de lo esperado”, apuntan desde Goldman Sachs en un informe paralelo.

La economía de Estados Unidos, que ha mostrado resiliencia durante todo 2024 y buena parte de 2025, enfrenta ahora un delicado equilibrio. Por un lado, el control de la inflación ha mejorado, y los precios se mantienen estables en torno al 3 %. Por otro, la caída del dinamismo en sectores como el ocio, la tecnología y los servicios profesionales apunta a un enfriamiento que podría trasladarse al consumo y, con ello, al crecimiento global.

Para los próximos meses, los analistas prevén un panorama mixto. Si bien la tasa de desempleo nacional —actualmente en el 3,8 %— se mantiene históricamente baja, la creación neta de empleo podría situarse por debajo del promedio de los últimos dos años. Los sectores más dependientes del gasto de los hogares, como la hostelería o el comercio, seguirán siendo los más vulnerables a esta corrección.

En este escenario, la clave estará en la capacidad de las empresas para adaptarse a un mercado laboral más ajustado y en las decisiones que adopte la Reserva Federal para equilibrar el crecimiento sin reactivar la presión inflacionaria. La estabilidad, más que la expansión, parece ser el nuevo objetivo para la economía estadounidense en el horizonte de 2025.

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