Alberto Iturralde

Alberto Iturralde sostiene que la guerra mantiene vivas las subidas en bolsa (DAX, Nasdaq o Dow Jones)

El analista de Negocios TV defiende que el conflicto en Ucrania actúa como “combustible” del mercado al ahuyentar al pequeño inversor y dejar el terreno a los grandes operadores, mientras advierte de que el verdadero riesgo para las bolsas llegará con la paz.

Imagen del vídeo de Alberto Iturralde explicando la dinámica de la guerra y su impacto en la bolsa, extraída de Negocios TV.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Alberto Iturralde sostiene que la guerra mantiene vivas las subidas en bolsa

En un análisis que rompe con la narrativa habitual, el experto en operativa DAX Alberto Iturralde plantea una tesis tan polémica como incómoda: la guerra no sería el freno que muchos creen para los mercados bursátiles, sino más bien el combustible que mantiene la tendencia alcista. En su lectura, el conflicto de Ucrania ha contribuido a sostener la salud de las bolsas mientras dura la incertidumbre, al expulsar del mercado al pequeño inversor y dejar el terreno libre a los grandes actores financieros. El auténtico peligro para las cotizaciones, advierte, podría llegar precisamente cuando se anuncie la paz.

La idea desafía el sentido común: en lugar de hundir las bolsas, los conflictos prolongados generarían un entorno de volatilidad y miedo que favorece, según Iturralde, la operativa de bancos y manos fuertes en los mercados.

La paradoja de guerra y bolsa

A primera vista, la lógica parece clara: una guerra desestabiliza economías, altera cadenas de suministro y debería traducirse en caídas significativas de los índices. Sin embargo, Iturralde sostiene que la realidad del mercado se mueve en otra dirección.

La volatilidad asociada al conflicto provoca miedo en el inversor minorista, que opta por mantenerse al margen. Esa retirada de la compra masiva del público general evita episodios de sobrecompra y, con ello, reduce el riesgo de techos abruptos de mercado. En este contexto, las grandes instituciones financieras encuentran menos competencia al alza y pueden mantener viva la tendencia ascendente mientras gestionan posiciones de forma más controlada.

El mito del “freno bélico”

Desde esta perspectiva, el llamado “freno bélico” sería, en muchos casos, un mito mediático más que una realidad bursátil. Los conflictos geopolíticos, pese a su enorme coste humano y material, alimentan una dinámica de incertidumbre permanente que impide que el mercado caiga en la complacencia.

Iturralde recuerda que los periodos de exceso de confianza y sensación de calma suelen preceder a las correcciones más profundas, mientras que la tensión continua mantiene a los inversores en guardia y reduce el peso del dinero más emocional, típicamente asociado al pequeño ahorrador.

La paz como verdadero riesgo

El análisis se vuelve aún más disruptivo cuando el experto pone el foco en el fin del conflicto. A su juicio, el anuncio de una paz cercana podría convertirse en el gatillo de una corrección importante.

El razonamiento es claro: cuando lleguen los rumores de acuerdo y desescalada, la confianza del inversor minorista podría dispararse, generando una entrada masiva de dinero en bolsa. Iturralde sostiene que será entonces cuando los grandes bancos y operadores institucionales aprovechen para vender las posiciones acumuladas durante la fase de guerra, dejando al inversor tardío atrapado en niveles altos de precio. La “sonrisa” que acompaña al final de la tensión sería, históricamente, el prólogo de la tormenta correctiva.

La psicología del mercado, clave del ciclo

Para comprender esta dinámica, Iturralde insiste en la importancia de la psicología del mercado. La bolsa, recuerda, no se mueve siempre en línea con la intuición popular: los ciclos de miedo y euforia suelen mostrar comportamientos contrarios al sentido común.

El pequeño inversor tiende a huir cuando el miedo domina los titulares —justo cuando las grandes manos compran— y a entrar cuando la percepción de riesgo se reduce —en el momento en que los institucionales comienzan a deshacer posiciones—. No entender este mecanismo puede suponer, advierte, errores muy costosos en el próximo cambio de ciclo.

Claves para el inversor

En este contexto, la recomendación del analista pasa por reconocer esta lógica inversa y no dejarse guiar únicamente por el relato emocional asociado a la guerra o a la paz. Entender cómo se mueven los grandes actores en fases de alta tensión y en momentos de aparente calma puede marcar la diferencia entre quedarse atrapado en la parte alta del ciclo o aprovechar las oportunidades que deja la psicología colectiva.

Iturralde sugiere que la supervivencia en el próximo giro de mercado dependerá, en buena medida, de la capacidad del inversor para desconfiar de las reacciones intuitivas y leer con frialdad el papel que juegan los conflictos —y su desenlace— en la formación de precios.

 

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