El oro se desploma un 2% y rompe los 4.000 dólares: la paz en Gaza apaga el refugio dorado
Tras alcanzar máximos históricos esta semana, el oro sufrió una corrección del 2,35% y cayó por debajo de los 4.000 dólares la onza. El acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas y la cautela de la Reserva Federal enfriaron la demanda de activos refugio, marcando un giro repentino en los mercados de metales preciosos.
El brillo del oro perdió intensidad. Después de una racha alcista que lo llevó a superar los 4.000 dólares por onza por primera vez en la historia, el metal precioso retrocedió un 2,35%, hasta 3.946,92 dólares, en una jornada marcada por la tregua anunciada en Oriente Medio y el tono prudente de la Reserva Federal.
La caída interrumpe un rally que durante semanas había convertido al oro en símbolo de refugio frente a la incertidumbre global. Sin embargo, el alto el fuego permanente entre Israel y Hamas redujo la tensión geopolítica y, con ello, la necesidad de los inversores de protegerse en activos defensivos. La noticia impulsó la rotación hacia otros mercados, en particular el de renta variable y bonos del Tesoro estadounidense.
El discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, tampoco ayudó a mantener el impulso. Durante su intervención del jueves, Powell evitó ofrecer pistas sobre futuras bajadas de tipos de interés en 2025, lo que desanimó a quienes esperaban señales de relajación monetaria. En paralelo, el gobernador Michael Barr instó a un enfoque “cauteloso” en los ajustes de política, subrayando que “aún existe una considerable incertidumbre” sobre la evolución económica.
El resultado fue inmediato: el oro cayó con fuerza, la plata perdió un 0,64% hasta los 48,56 dólares, y el platino retrocedió un 1,43% hasta 1.646,05 dólares. Solo el paladio resistió, con una subida del 1,72% hasta los 1.434,49 dólares por onza, impulsado por la demanda industrial y los ajustes de oferta.
Los analistas señalan que la corrección responde a una mezcla de factores técnicos y psicológicos. “El mercado necesitaba un respiro tras un rally sin precedentes”, explicó un operador de metales en Londres. “El anuncio del acuerdo de paz entre Israel y Hamas fue el catalizador perfecto para una recogida de beneficios masiva.”
A pesar del descenso, los expertos recuerdan que el contexto estructural sigue siendo favorable al oro: la persistente inflación global, el endeudamiento de los Estados y la demanda creciente por parte de bancos centrales mantienen un suelo sólido para el metal. De hecho, la caída se interpreta más como una pausa que como un cambio de tendencia.
En los mercados financieros, la reacción se extendió rápidamente. Los futuros de oro en Nueva York mostraron una volatilidad inusual, mientras los inversores reevaluaban sus posiciones en materias primas frente al nuevo escenario de estabilidad geopolítica. La reaparición del apetito por riesgo impulsó temporalmente las bolsas, aunque los analistas advierten que el equilibrio podría ser frágil si el alto el fuego en Gaza no se consolida.
Por ahora, el oro cede protagonismo, pero su papel como barómetro del miedo global permanece intacto. Cada giro político o económico vuelve a ponerlo en el centro del tablero financiero. Y aunque hoy su precio cae, el metal que ha resistido guerras, crisis y recesiones sigue brillando para quienes saben que en los mercados, la calma nunca dura demasiado.