S&P degrada a Francia y desata turbulencias en la economía europea urgente revisar impacto
S&P rebaja la calificación de Francia, generando inquietud en la economía europea y poniendo en jaque la estabilidad financiera del continente
La agencia S&P Global Ratings ha rebajado la calificación crediticia soberana de Francia a A+, una decisión que refleja el creciente deterioro fiscal del país y lanza una señal de alerta sobre el estado general de la economía europea. Según la agencia, el aumento del déficit y la lenta recuperación del crecimiento están comprometiendo la sostenibilidad de las cuentas públicas francesas, poniendo bajo presión al que históricamente ha sido uno de los pilares de la eurozona.
Esta rebaja no solo encarece el coste de financiación del Estado francés, sino que también abre un debate sobre la solidez del núcleo económico europeo en un momento en que los países de la UE enfrentan desafíos comunes: bajo crecimiento, inflación persistente y reformas estructurales aún pendientes.
Los analistas interpretan el movimiento de S&P como una advertencia directa a Bruselas y a los gobiernos europeos sobre la necesidad urgente de reactivar la productividad, contener el gasto y restaurar la confianza en la disciplina fiscal. En un entorno de tipos de interés elevados y tensiones políticas internas, el recorte de la nota francesa podría tener efectos en cadena sobre otros países de la región, especialmente aquellos con desequilibrios presupuestarios similares.
Aunque el gobierno francés ha insistido en que mantiene el control de su deuda y que las reformas en curso mejorarán las perspectivas a medio plazo, la decisión de S&P llega en un momento delicado. La economía europea aún busca consolidar su crecimiento tras años de shocks sucesivos —pandemia, crisis energética y guerra en Ucrania—, mientras el margen de maniobra presupuestario se reduce.
Con esta rebaja, Francia pasa a compartir la misma nota crediticia que países como Irlanda o Estonia, un recordatorio de que incluso las economías más grandes del continente no están exentas de vulnerabilidad. En definitiva, la medida de S&P no solo es un aviso para París, sino para toda Europa: sin un impulso claro a la productividad y una gestión responsable del gasto público, el corazón financiero del continente seguirá en riesgo de perder su ritmo.