¿4 naves espaciales de la NASA y ESA están persiguiendo la COLA de 3I/ATLAS?
Según EarthExists, entre el 17 y el 20 de octubre de 2025, cuatro sondas espaciales —Solar Orbiter, BepiColombo, STEREO-A y SOHO— podrían vivir un momento que, si se confirma, pasará a la historia: cruzar la cola del objeto interestelar 3I/ATLAS. La información proviene del portal EarthExists en Medium, que describe el acontecimiento como una oportunidad sin precedentes para obtener muestras directas de materia que habría viajado desde otro sistema estelar. Por ahora, no hay confirmación oficial por parte de la NASA ni de la ESA, y muchos detalles siguen siendo especulativos. Aun así, la posibilidad de que nuestras sondas toquen, aunque sea brevemente, el polvo de otro sol ha despertado la curiosidad de científicos y aficionados en todo el mundo.
El 3I/ATLAS, si se confirma su origen interestelar, sería uno de los pocos objetos detectados hasta ahora que no nació bajo la influencia de nuestro Sol. Su paso cerca del sistema solar interior ofrece una oportunidad única: observar cómo la materia proveniente de otras estrellas interactúa con el viento solar y los campos magnéticos de nuestra propia vecindad cósmica. Según el artículo, Solar Orbiter sería la que más se acerque al núcleo del objeto —a unos 2,1 millones de kilómetros, una distancia diminuta en términos astronómicos—, mientras que las otras tres naves observarían la cola desde diferentes puntos. Esa combinación permitiría obtener una especie de “fotografía tridimensional” de cómo la radiación solar modifica el material del cometa a lo largo de su recorrido. Aunque el planteamiento resulta fascinante, las trayectorias reales y los instrumentos implicados aún no han sido confirmados oficialmente, por lo que el grado de certeza es, de momento, limitado.
De acuerdo con EarthExists, cada sonda tendría un papel específico en esta posible misión compartida: SOHO, cerca de la Tierra, analizaría las partículas más lejanas de la cola con sus detectores CELIAS y COSTEP; BepiColombo, rumbo a Mercurio, mediría las condiciones del plasma solar y del campo magnético con su experimento MPPE; STEREO-A observaría la composición de iones y electrones con sus instrumentos PLASTIC e IMPACT; y Solar Orbiter, la más próxima al núcleo, registraría directamente la química de los iones con SWA y partículas energéticas con EPD. Si las órbitas se mantienen como prevé el artículo, las cuatro sondas ofrecerían un retrato sin precedentes de un visitante de otra estrella. Pero, por ahora, ninguna agencia espacial ha confirmado una coordinación formal entre ellas.
La publicación también sugiere que este encuentro podría permitir analizar por primera vez material interestelar “en vivo”, una afirmación que, de ser cierta, tendría un valor científico incalculable. Las muestras ayudarían a entender la química y el origen de los planetesimales que se forman en otros sistemas estelares, y a refinar modelos como el HTF (Holographic Trajectory Forensics), utilizado para reconstruir trayectorias cósmicas a partir de datos de plasma y radiación. No obstante, los especialistas recuerdan que estos métodos aún no han sido validados oficialmente ni revisados en publicaciones científicas. Por tanto, aunque la hipótesis es plausible y emocionante, debe tratarse con prudencia hasta que se obtengan datos verificables.
La posibilidad de que cuatro sondas humanas crucen la estela de un cuerpo que viaja desde otro sol suena casi poética: un breve roce entre dos sistemas estelares separados por años luz. Si el evento se confirma, sería un hito para la ciencia planetaria y una muestra del ingenio humano llevado al límite. Pero por ahora, todo sigue en el terreno de la cautela. No hay comunicados oficiales, no hay imágenes confirmadas, y los cálculos orbitales pueden cambiar. Podría ser un acontecimiento histórico… o simplemente un rumor.
Sea cual sea el desenlace, la historia de 3I/ATLAS nos recuerda algo esencial: la curiosidad humana sigue mirando hacia el cielo, buscando respuestas incluso en los lugares donde el Sol ya no brilla.
