EEUU y Arabia Saudí cierran un gran acuerdo en nuclear civil, IA y venta de F-35
La Casa Blanca ha confirmado que Estados Unidos y Arabia Saudí han cerrado una serie de acuerdos de gran alcance en materia de energía nuclear civil, inteligencia artificial (IA), recursos minerales y defensa. Washington se convierte así en el «socio de cooperación nuclear civil de referencia» del reino, bajo «estrictos estándares de no proliferación», al tiempo que abre la puerta a la venta de casi 300 tanques estadounidenses y futuros cazas F-35, hasta ahora operados en Oriente Medio únicamente por Israel. Los acuerdos incluyen además un marco sobre minerales críticos y un memorando de entendimiento en IA que da acceso a sistemas estadounidenses, pero con salvaguardas específicas para proteger la tecnología de EEUU de influencias extranjeras.
El paquete se inscribe en la estrategia de Washington de reforzar la relación estratégica con Riad y de consolidar su papel como principal proveedor de seguridad y tecnología avanzada en la región. La Casa Blanca enmarca los compromisos como un instrumento para fortalecer la disuasión en Oriente Medio, asegurar cadenas de suministro de minerales críticos y consolidar a Arabia Saudí como aliado prioritario en energía, defensa y tecnologías emergentes.
Cooperación nuclear civil
El acuerdo de cooperación nuclear civil establece que Estados Unidos y empresas estadounidenses serán los «socios de elección» de Arabia Saudí para el desarrollo de su programa nuclear con fines energéticos. La hoja informativa del Gobierno subraya que toda la colaboración se realizará bajo estándares estrictos de no proliferación, lo que implica controles sobre el uso del combustible nuclear, la supervisión internacional y limitaciones al desarrollo de capacidades sensibles como el enriquecimiento de uranio.
Washington presenta este marco como una vía para acompañar la diversificación energética saudí —en línea con sus planes de transformación económica— mientras limita los riesgos de proliferación en una región marcada por las tensiones con Irán y los programas nucleares civiles de otros países del Golfo.
Marco para minerales críticos
Junto al acuerdo nuclear, ambas partes han firmado un marco de colaboración sobre minerales críticos, con el objetivo de asegurar cadenas de suministro para materiales estratégicos como el uranio, las tierras raras o los componentes necesarios para imanes permanentes y tecnologías limpias.
Este tipo de acuerdos busca reducir la dependencia de proveedores considerados de riesgo y posicionar a Arabia Saudí como socio relevante en la transición energética y en la industria de tecnologías avanzadas. Para Estados Unidos, supone reforzar su estrategia de diversificación de proveedores de minerales clave frente a competidores como China.
Impulso a la inteligencia artificial
En el terreno tecnológico, Washington y Riad han firmado un memorando de entendimiento en inteligencia artificial que facilita el acceso saudí a sistemas y capacidades desarrollados por empresas estadounidenses. El texto incorpora, según la Casa Blanca, cláusulas específicas para proteger la propiedad intelectual y la tecnología de EEUU frente a posibles influencias o transferencias a terceros países.
El acuerdo refuerza la apuesta de Arabia Saudí por la IA como uno de los pilares de su estrategia de diversificación económica y digitalización, mientras ofrece a Estados Unidos una vía para mantener su liderazgo tecnológico en la región y fijar estándares sobre el uso y control de estas herramientas en un socio clave.
Tanques, F-35 y refuerzo militar
En el capítulo de defensa, Arabia Saudí ha aceptado la compra de casi 300 carros de combate estadounidenses como parte de un paquete más amplio que incluye la aprobación para futuras entregas de cazas F-35, el avión de combate más avanzado del arsenal estadounidense.
Hasta ahora, Israel era el único país de Oriente Medio autorizado a operar el F-35, por lo que la entrada de Arabia Saudí en este selecto club supone un cambio relevante en el equilibrio militar regional. El acuerdo se completa con un marco de cooperación industrial y de mantenimiento que abre más espacio a la industria de defensa estadounidense en el reino.
Equilibrio regional y estatus de aliado
Los nuevos acuerdos llegan en paralelo a la designación de Arabia Saudí como «aliado principal no perteneciente a la OTAN» por parte de Estados Unidos, un estatus que facilita el acceso a determinados equipos y programas de defensa y profundiza la relación estratégica bilateral.
En conjunto, la combinación de cooperación nuclear civil, IA, minerales críticos y armamento avanzado refuerza el papel de Washington como garante de seguridad y proveedor tecnológico de referencia para Riad, en un contexto marcado por la competencia con otras potencias por la influencia en Oriente Medio.
