El dato de Istat rompe la racha débil y llega en un momento en que Italia necesita buenas noticias para su crecimiento

Italia da la sorpresa industrial: la producción se dispara un 2,8% en septiembre y da aire al motor europeo

La producción industrial italiana aumentó un 2,8% en septiembre respecto a agosto y un 1,5% frente al mismo mes de 2024, según el instituto estadístico Istat. El repunte es relevante porque llega tras un verano flojo y porque se produce en un contexto europeo de actividad todavía tibia. Pese al buen dato, no todo creció al mismo ritmo: los bienes de capital retrocedieron un 0,3% y la energía cayó un 0,1%, lo que muestra que la recuperación sigue siendo desigual.
EPA/ALESSANDRO DI MARCO
EPA/ALESSANDRO DI MARCO

Italia llevaba meses encadenando señales mixtas: consumo contenido, confianza empresarial a tirones y un sector industrial que no terminaba de arrancar. Por eso el dato de septiembre ha tenido tanta atención en los despachos de Roma y en los mercados: un avance mensual del 2,8% no es un movimiento menor y, sobre todo, corrige en parte las caídas previas. Es la fotografía de una industria que todavía tiene pulso y que, cuando la demanda acompaña, es capaz de reaccionar con fuerza.

El dato interanual, un 1,5% más que en septiembre de 2024, confirma que no se trata solo de un rebote estadístico. Hay una recuperación real respecto al mismo periodo del año anterior, lo que permite a Italia ganar algo de margen en su narrativa económica: la de un país que, aun con una deuda elevada y un crecimiento ajustado, sigue siendo capaz de sostener actividad manufacturera en un entorno europeo que no ayuda demasiado.

Ahora bien, el detalle de la serie obliga a la cautela. Dentro del dato global hay dos señales amarillas. La primera es la caída del 0,3% en la producción de bienes de capital, justo la parte de la industria más ligada a la inversión de las empresas. Cuando las compañías frenan la demanda de maquinaria o de equipos, suele ser porque ven el futuro con algo más de incertidumbre. La segunda es el retroceso del 0,1% en la energía, que apunta a un consumo ligeramente más débil y, por tanto, a una actividad que no es todavía plenamente expansiva.

Para el Gobierno italiano este número llega en buen momento. El Ejecutivo lleva meses defendiendo que la economía puede cerrar el año mejor de lo que descontaban algunos analistas si se mantiene el tirón de la industria y si el turismo no afloja demasiado. Un septiembre con una subida tan clara le permite reforzar ese mensaje y, de paso, mantener la presión en Bruselas defendiendo que las reglas fiscales deben aplicarse sin ahogar a las economías que están haciendo esfuerzos por crecer.

En el plano europeo, el dato italiano también sirve como contrapeso a las señales más débiles que llegan de Alemania o de la actividad manufacturera del conjunto de la eurozona. No significa que Italia vaya a tirar sola del carro, pero sí que el mapa industrial europeo no es homogéneo y que todavía hay países capaces de generar sorpresas positivas. Para el Banco Central Europeo, que sigue mirando de reojo la evolución de la actividad, este tipo de publicaciones ayudan a mantener un discurso algo menos pesimista.

La cuestión ahora es si este avance del 2,8% puede repetirse o si hablamos de un pico puntual. La caída en bienes de capital y en energía sugiere que el crecimiento vendrá a un ritmo más moderado. Pero el mensaje que queda es que la industria italiana está lejos de darse por vencida y que, cuando las condiciones se alinean, todavía puede aportar buenas noticias a la segunda economía industrial del sur de Europa.

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