Venezuela

Iturralde alerta: ¿se avecina un ataque de EEUU a Venezuela en plena crisis global?

Alberto Iturralde profundiza en la escalada geopolítica actual señalando que Estados Unidos podría estar preparando un ataque contra Venezuela. Analiza además cómo la narrativa bélica de Donald Trump impacta en los mercados financieros y señala que la amenaza nuclear está dirigida más a China que a Rusia, en un contexto cada vez más complejo.

Alberto Iturralde analizando la situación geopolítica en un estudio de Negocios TV con gráficos de fondo sobre mercados y conflictos internacionales.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Alberto Iturralde analizando la situación geopolítica en un estudio de Negocios TV con gráficos de fondo sobre mercados y conflictos internacionales.

Cuando el tablero global se agita, los movimientos no suelen ser casuales. El analista Alberto Iturralde, voz habitual en los espacios financieros de Negocios TV, ha lanzado una afirmación que resuena con fuerza: Estados Unidos podría estar preparando una intervención militar en Venezuela. Más allá del impacto del titular, sus palabras abren una lectura más profunda sobre el delicado equilibrio entre geopolítica y mercados financieros, donde cada gesto diplomático o militar puede alterar la dirección del Dow Jones o del Nasdaq.

Según Iturralde, lo que está ocurriendo no puede entenderse únicamente como un pulso político, sino como parte de una estrategia calculada de manipulación bursátil. En su análisis, el expresidente Donald Trump estaría utilizando la narrativa bélica como un instrumento para influir en el ánimo de los inversores. Una simple declaración sobre tensiones internacionales —dice— puede convertirse en un disparador para la volatilidad en los mercados. La guerra, o incluso su amenaza, como herramienta para mover capitales.

“El mercado es emocional, no racional”, recuerda Iturralde, subrayando cómo el lenguaje político puede tener más impacto que los propios indicadores macroeconómicos. En este sentido, la retórica de confrontación hacia América Latina y Asia podría ser más un mensaje para Wall Street que para los adversarios geopolíticos de Washington. Un giro de guion, una amenaza o un tuit bien calculado pueden sacudir el Nasdaq o hacer rebotar el Dow Jones en cuestión de minutos.

Pero lo más provocador de su planteamiento no está en el frente latinoamericano, sino en el núcleo del juego nuclear. Iturralde afirma que la tensión no se dirige realmente contra Rusia, como suele interpretarse, sino que tiene a China como objetivo estratégico real. Según su análisis, la disputa por el control de las tierras raras —elementos esenciales para la fabricación de chips, baterías y tecnología militar— es el verdadero campo de batalla. La supremacía tecnológica, advierte, es hoy más determinante que cualquier misil.

China concentra más del 70% de la producción global de estos materiales y su control representa un punto de presión clave sobre la economía estadounidense. La supuesta escalada bélica serviría, así, para reforzar la posición de Estados Unidos en la guerra tecnológica, asegurando el acceso a los recursos que sustentan tanto la industria armamentística como la innovación digital.

En cuanto a Venezuela, el país vuelve a aparecer como pieza de una partida mayor. Iturralde sostiene que Washington estaría moviendo tropas y preparando escenarios operativos en el Caribe, bajo el argumento de “garantizar estabilidad regional”. No sería la primera vez que EE. UU. emplea la política de presión sobre Caracas como cortina de humo para desviar la atención de sus propios problemas internos. En este caso, menciona dos frentes críticos: el cierre parcial del gobierno federal, que paraliza organismos esenciales como la NASA y la FAA, y la guerra arancelaria con sus principales socios comerciales.

El resultado es un cóctel explosivo: tensión política, incertidumbre económica y un mercado bursátil hipersensible. En los últimos días, el Nasdaq ha mostrado signos de agotamiento, con caídas que reflejan el miedo de los inversores ante un posible escenario de conflicto. Los sectores tecnológicos, que suelen ser los primeros en resentirse ante las turbulencias globales, muestran un comportamiento errático, mientras el Dow Jones intenta mantenerse estable a la espera de señales más claras desde Washington.

Al final, Iturralde no solo describe un posible conflicto militar, sino un conflicto psicológico entre política y economía. En su lectura, Trump estaría jugando una partida de ajedrez donde cada movimiento militar proyectado sirve como maniobra bursátil. Y aunque su teoría pueda parecer excesiva, la historia reciente demuestra que la política exterior de Estados Unidos y el comportamiento de los mercados están más entrelazados que nunca.

Mientras tanto, los analistas miran con cautela las pantallas, conscientes de que cualquier palabra —una amenaza, una negación o incluso un silencio— puede desencadenar la próxima tormenta financiera. En el estudio de Negocios TV, Iturralde lo resume con su estilo habitual, directo y sin rodeos:
Cuando Trump mueve una pieza, el mundo tiembla. Pero los mercados tiemblan más.”

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