Netanyahu reafirma rechazo de Israel a un Estado palestino tras plan de Trump
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó este domingo que la posición de su Gobierno contra la creación de un Estado palestino «no ha cambiado ni un ápice». En una intervención al inicio de la reunión semanal del Ejecutivo, el dirigente subrayó que mantiene su rechazo a cualquier fórmula de estatalidad palestina «en cualquier territorio al oeste del río Jordán». Las declaraciones llegan tras la polémica generada por el último borrador del plan de 20 puntos para Gaza impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, que contempla una posible vía hacia la estatalidad palestina.
El mensaje de Netanyahu busca enviar una señal tanto a sus socios de coalición como a Washington, en un momento en el que la discusión sobre el futuro político de Gaza y Cisjordania vuelve al primer plano. La reafirmación pública del rechazo a un Estado palestino se produce después de días de críticas de sectores de la derecha israelí al borrador del plan estadounidense y en plena presión de parte de la comunidad internacional para reactivar la llamada solución de dos Estados.
Reafirmación pública
Durante la reunión de Gobierno, Netanyahu sostuvo que su oposición a la estatalidad palestina es una línea constante de su carrera política. El primer ministro defendió que lleva «décadas» rebatiendo las propuestas que plantean la creación de un Estado palestino en los territorios ocupados, y aseguró que lo hace «frente a presiones externas e internas». A su juicio, no necesita «afirmaciones, tuits ni lecciones de nadie» para fijar la política de Israel en esta cuestión.
El jefe del Ejecutivo enmarcó su postura en las preocupaciones de seguridad de Israel, especialmente en relación con Gaza y Cisjordania, donde el avance de los asentamientos israelíes y la fragmentación territorial complican sobre el terreno cualquier escenario de plena soberanía palestina. Organismos internacionales y analistas han advertido de que esta dinámica aleja cada vez más la materialización de un Estado palestino viable y contiguo.
Contexto del plan para Gaza
Las declaraciones de Netanyahu llegan tras la filtración del último borrador del plan de 20 puntos para Gaza elaborado por la Administración Trump, que pretende fijar un marco de seguridad, gobernanza y reconstrucción para la Franja una vez concluya la actual fase de conflicto. El documento contempla, según dichas filtraciones, un posible camino gradual hacia la estatalidad palestina, condicionado al cumplimiento de requisitos de seguridad y a la desmilitarización de Gaza.
El texto ha despertado inquietud en parte del arco político israelí, especialmente entre los socios más duros de la coalición gobernante, que temen que el plan pueda reabrir la discusión sobre un Estado palestino con reconocimiento internacional. Netanyahu, por su parte, se ha esforzado en subrayar que cualquier entendimiento con Washington no supondrá aceptar la creación de una entidad palestina soberana entre el Jordán y el mar Mediterráneo.
Presiones internas y externas
En el plano interno, el primer ministro se enfrenta a un delicado equilibrio dentro de una coalición en la que varios partidos exigen una línea aún más dura frente a cualquier concesión a los palestinos. Algunos socios han advertido de que cualquier paso que se interprete como apoyo implícito a la estatalidad palestina podría tener consecuencias para la estabilidad del Gobierno.
A la vez, Israel afronta presiones externas crecientes. Varios aliados occidentales han dado pasos simbólicos hacia el reconocimiento de un Estado palestino o han reiterado que la solución de dos Estados sigue siendo, a su juicio, el único desenlace sostenible al conflicto. Esta brecha entre las expectativas de parte de la comunidad internacional y la posición expresada por Netanyahu complica la coordinación diplomática en torno a la fase posterior a la guerra en Gaza.
Ministros alineados
Pocas horas antes y después de las palabras del primer ministro, varios miembros del gabinete se apresuraron a expresar públicamente su rechazo a la idea de un Estado palestino. Entre ellos, el ministro de Exteriores, Gideon Saar, y el ministro de Defensa, Israel Katz, que difundieron mensajes en redes sociales reafirmando que no aceptarán una solución que incluya plena soberanía palestina.
Saar, que en el pasado ya se ha mostrado contrario a la solución de dos Estados, sostiene que la fórmula sólo ha funcionado como «eslogan» y no como plan realista, y defiende modelos alternativos basados en arreglos regionales con Jordania y Egipto. Katz ha mantenido igualmente una postura firme contra cualquier retirada que, en su opinión, pueda comprometer la seguridad israelí. Estas posiciones refuerzan la idea de que, dentro del actual Ejecutivo, existe un amplio consenso contra la estatalidad palestina clásica.
Implicaciones diplomáticas
La reafirmación del rechazo israelí a un Estado palestino supone un desafío para los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos y otros mediadores, que tratan de vincular la reconstrucción de Gaza a un horizonte político claro para los palestinos. La insistencia de Netanyahu en mantener el statu quo en términos de soberanía choca con las propuestas que buscan utilizar el plan para Gaza como punto de partida para una negociación más amplia.
Además, el mensaje del primer ministro podría endurecer el discurso en las capitales árabes y europeas, donde crece la frustración por la falta de avances políticos tras años de rondas de negociación fallidas. La distancia entre los objetivos declarados por los mediadores y la posición del actual Gobierno israelí dificulta articular un consenso mínimo sobre la arquitectura de seguridad y gobernanza en la región, incluida la futura relación entre Israel y una eventual autoridad palestina reforzada.
La intervención de Benjamin Netanyahu ante su gabinete no introduce un cambio de rumbo, pero sí cristaliza, en un momento clave, una posición de fondo: Israel, bajo su liderazgo, no está dispuesto a aceptar un Estado palestino soberano entre el Jordán y el Mediterráneo. Al reafirmar esta línea frente a aliados y socios de coalición, el primer ministro delimita el margen de maniobra de cualquier negociación futura sobre Gaza y Cisjordania y anticipa un escenario de fricción con quienes siguen defendiendo la solución de dos Estados como única salida al conflicto.