Política internacional | Washington y África Occidental

Trump abre la puerta a una intervención militar en Nigeria: “Podría haber tropas o ataques aéreos”

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sugerir la posibilidad de desplegar fuerzas o realizar ataques aéreos en Nigeria, argumentando que el país africano vive una “matanza récord de cristianos”. Las declaraciones reavivan el temor a una escalada militar en África Occidental y refuerzan el discurso populista del mandatario en clave religiosa y de seguridad.

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Trump abre la puerta a una intervención militar en Nigeria: “Podría haber tropas o ataques aéreos” - E P A / V I N C E N T H I A N / PISCINA​​​​

Donald Trump ha vuelto a poner a Nigeria en el centro de la política exterior estadounidense. En una conversación con periodistas, el presidente declaró que “podría haber botas estadounidenses sobre el terreno o ataques aéreos” en el país africano, citando lo que describió como una “situación intolerable” para las comunidades cristianas. “Están matando a los cristianos en cifras récord. No vamos a permitir que eso siga ocurriendo”, afirmó.

Esta es la segunda vez en menos de una semana que el mandatario insinúa una intervención militar en Nigeria. El sábado anterior ya había amenazado con cortar la ayuda estadounidense al país si su Gobierno no tomaba medidas “decisivas” para frenar la violencia religiosa. Sus declaraciones llegan en medio de un repunte de ataques atribuidos a grupos extremistas en el norte de Nigeria, donde operan organizaciones como Boko Haram y Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), pero también en un contexto de conflicto entre comunidades agrícolas y ganaderas que se agrava por la crisis climática y económica.

La respuesta del Gobierno nigeriano no se hizo esperar. En un comunicado, el portavoz presidencial subrayó que Nigeria “no autorizará operaciones militares extranjeras” en su territorio y pidió a Washington “evitar declaraciones que aumenten la tensión o alimenten la polarización religiosa”. Desde Abuja, las autoridades recordaron que el país mantiene una estrecha cooperación antiterrorista con Estados Unidos, pero “dentro del respeto a la soberanía nacional”.

Los comentarios de Trump han generado reacciones diversas en el Congreso estadounidense. Legisladores republicanos de la línea dura aplaudieron la firmeza del mensaje, mientras que miembros demócratas advirtieron de los riesgos de abrir un nuevo frente militar en un continente donde ya operan fuerzas especiales estadounidenses en Níger, Chad y Somalia. Analistas internacionales coinciden en que una intervención directa en Nigeria supondría un cambio drástico de la doctrina de Washington en África, donde tradicionalmente ha apostado por el apoyo logístico y de inteligencia más que por despliegues de combate.

Detrás de las palabras de Trump se percibe un doble objetivo: reforzar su discurso electoral interno —centrado en la defensa de los valores cristianos y la seguridad global— y recuperar protagonismo geopolítico en una región donde Rusia y China han incrementado su influencia. Moscú ha sellado en los últimos meses acuerdos de defensa con Burkina Faso y Malí, mientras que Pekín amplía su huella económica a través de préstamos e infraestructuras estratégicas.

Organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, alertan de que la retórica estadounidense podría “politizar el sufrimiento real de las víctimas” y complicar los esfuerzos de reconciliación local. “Nigeria enfrenta una crisis multidimensional —religiosa, económica y climática— que no puede resolverse con más armas”, señaló un portavoz de HRW.

Aunque por ahora no existen indicios de movimientos militares concretos, las declaraciones de Trump marcan un nuevo punto de inflexión. En un momento de inestabilidad global, la sola mención de “tropas sobre el terreno” en África Occidental reaviva los fantasmas de las intervenciones unilaterales de Washington y plantea un interrogante inquietante: ¿se abre un nuevo frente bajo la bandera de la protección religiosa?

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