China: Xi Jinping confirma visita a Corea del Sur durante la APEC y aumenta la tensión diplomática con EE.UU.
La llegada de Xi Jinping a la península coreana no solo refuerza el peso diplomático de China en la región, sino que también abre un escenario cargado de variables para los mercados, la seguridad global y las alianzas estratégicas. Según Guo Jiakun, el presidente chino participará en la Cumbre APEC y desde Corea del Sur lanzará un potente mensaje de liderazgo en el nuevo orden Asia-Pacífico.
Pero eso no es todo. Paralelamente, Seúl ha confirmado que el presidente estadounidense aterrizará en el país el próximo 29 de octubre, justo dos días antes de la llegada de Xi. La coincidencia en fechas convierte a la República de Corea en epicentro temporal de la diplomacia global, donde Oriente y Occidente se cruzan en un tablero de altas apuestas.
El consejero de seguridad nacional de Corea del Sur, Wi Sung‑lac, ha añadido más leña al fuego: aunque aún no hay confirmación oficial, Seúl está “siguiendo de cerca” la posibilidad de una reunión entre Trump y Kim Jong‑un durante la Cumbre APEC. Este hipotético encuentro —que de concretarse sería una sorpresa mayúscula— podría redefinir las relaciones entre Corea del Norte, Estados Unidos y China.
Desde el punto de vista económico, la presencia simultánea de tres potencias en una región tan sensible como el Pacífico genera expectativas y nerviosismo: inversiones, aranceles, cadenas de suministro, tensiones tecnológicas —todo podría moverse. Para los analistas de mercados, el foco estará en cómo cada actor utiliza su visita para reforzar su posición comercial, energética o geoestratégica.
China aprovecha la visita de Xi para proyectar fortaleza frente a un Occidente que durante los últimos años ha intentado contener su ascenso. La República de Corea, por su parte, se posiciona como plataforma clave entre ambos polos. Y Estados Unidos, con Trump de regreso, no quiere ceder terreno en una zona donde el equilibrio global está en juego.
Uno de los grandes interrogantes será si se habilita ese cara a cara Trump-Kim Jong-un. De producirse, sería un bombazo que trastocaría agendas que llevan años estancadas. Y aunque por ahora no hay nada cerrado, el mero hecho de que Corea del Sur lo mencione públicamente ya marca a las partes implicadas.
Para el mundo empresarial e inversor, esta secuencia de visitas es un llamamiento para monitorizar movimientos en Asia: acuerdos, discursos, sanciones, alianzas. Lo que parecía un foro más de cooperación económica, se transforma en un escenario de potencia, y en este sentido la APEC y Corea del Sur se convierten en tablero de pugna.
En definitiva, Xi Jinping aterriza en Seúl con intenciones que van más allá de un cliché diplomático: su visita incorpora una lectura firme de estrategia global donde China pretende marcar ritmo. Trump, por su parte, llega con urgencias de reactivación y de mostrar músculo en territorios donde la presencia china se acentúa. Corea del Sur, atrapada entre ambos, se convierte en el mediador inesperado que puede decidir quién juega qué cartas.
Mientras el contador avanza hacia finales de octubre, el mundo espera. Y no solo espera discursos, sino gestos que pueden redibujar la arquitectura del poder en Asia-Pacífico, de los mercados a la diplomacia.