Alerta desde Harvard: El misterioso 3I/Atlas y su encuentro solar
El astrónomo de Harvard Avi Loeb advierte que el paso del 3I/Atlas por el Sol será decisivo para determinar si se trata de un cometa o una nave extraterrestre. ¿Se viene un descubrimiento trascendental o solo un fenómeno astronómico convencional? Análisis y opiniones en torno a este enigma interestelar.
Desde su detección, 3I/Atlas ha sido una pieza incómoda en el tablero del conocimiento astronómico. Se trata del tercer objeto interestelar registrado en nuestro sistema solar, después de ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Su procedencia exterior lo convierte en un visitante ajeno a las dinámicas habituales de los cuerpos del sistema, y eso, junto con ciertas características orbitales, ha abierto espacio a interpretaciones que van más allá de la ciencia clásica.
Entre las voces más destacadas está la del astrofísico Avi Loeb, profesor de Harvard, conocido por sus investigaciones sobre tecnología extraterrestre y por sostener que ʻOumuamua podría haber sido un artefacto artificial. Ahora, Loeb señala que el paso cercano de 3I/Atlas alrededor del Sol es decisivo, porque permitirá observar su comportamiento bajo condiciones extremas de radiación y temperatura.
El “crisol solar”: una prueba natural
Cuando un cometa se acerca lo suficiente al Sol, el calor provoca la sublimación de los hielos, generando una cola y una atmósfera de gas llamada coma. Es un proceso bien documentado.
Si 3I/Atlas responde a ese patrón, se confirmaría la hipótesis de que se trata de un cometa interestelar típico, con componentes volátiles similares a los que se han observado en Borisov.
Pero si no lo hace —o si desarrolla una dinámica inesperada— surgirán nuevas preguntas.
Loeb plantea que un objeto artificial podría:
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No perder masa como lo haría un cometa.
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Mostrar reflejos de luz inusuales.
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Cambiar su velocidad o trayectoria por medios no gravitacionales.
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Mantener una estructura estable frente al calor extremo.
No se trata de asegurar que el objeto sea tecnológico, sino de poner a prueba hipótesis con observaciones verificables.
Ciencia, cautela y escepticismo
La comunidad astronómica mantiene una postura prudente.
Los cometas interestelares, al no haber sido formados junto al Sol, pueden tener composiciones químicas distintas, lo que por sí solo puede generar comportamientos atípicos sin necesidad de recurrir a explicaciones extraordinarias.
En otras palabras: lo extraño no es lo mismo que lo inexplicable.
Sin embargo, también se reconoce que la exploración científica avanza cuando se examinan todas las posibilidades, incluso aquellas que inicialmente parecen improbables.
El valor de lo que está por venir
El perihelio del 29 de octubre actuará como un experimento natural.
En los días y semanas posteriores, telescopios terrestres y sondas espaciales comenzarán a enviar datos más precisos sobre la actividad del objeto.
Lo que ocurra después será determinante:
| Si el comportamiento es cometario | Si no lo es |
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| El caso se clasifica y se estudia con normalidad. | Se abre una investigación internacional más profunda. |
Más allá de la respuesta inmediata
El interés que despierta 3I/Atlas no reside únicamente en saber “qué es”, sino en lo que representa:
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La posibilidad de comprender cómo viajan los objetos entre estrellas.
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La oportunidad de refinar los modelos de detección y seguimiento de cuerpos interestelares.
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Y, para algunos, la pregunta central:
¿somos observadores aislados en el cosmos o parte de una red de inteligencia más amplia?
Lo que está claro es que la ciencia está preparada para escuchar lo que el objeto tenga que decir, sin anticiparse al resultado.
El misterio, por ahora, permanece intacto.
La respuesta llegará con el Sol.