Choque energético y pulso diplomático en la AGNU

Moscú responde a Trump: “Rusia no es un tigre de papel; es un oso” y acusa a Washington de querer colocar su energía en Europa

Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, replicó a las palabras del presidente de EE. UU., Donald Trump, que calificó a Rusia de “tigre de papel”. “Rusia está más asociada a un oso, y no existen ‘osos de papel’”, dijo. En clave energética, aseguró que Trump actúa como “hombre de negocios” al forzar a Europa a dejar el crudo ruso para comprar petróleo y gas estadounidenses a mayor precio. Aun así, Peskov subrayó que Putin valora la disposición de Trump a explorar salidas para Ucrania tras el giro de tono del mandatario en la ONU.

En una entrevista con la emisora rusa RBC, Peskov desestimó la etiqueta de “tigre de papel” empleada por Trump y defendió la fortaleza militar y económica de Rusia. Añadió que el canal político entre Putin y Trump sigue abierto y que el Kremlin aprecia la voluntad declarada por el presidente estadounidense de impulsar una solución para Ucrania. La réplica se produce un día después del discurso de Trump ante la 80ª Asamblea General de la ONU, donde endureció su posición y afirmó creer que Kyiv puede recuperar todo el territorio ocupado con el apoyo occidental.

El frente energético fue el otro eje del cruce. Peskov acusó a Trump de intentar “vender” energía estadounidense presionando a aliados europeos para que corten las compras a Rusia, una línea que Washington ha reiterado en las últimas semanas. En su intervención en la ONU, Trump urgió a Europa a “dejar de comprar” petróleo y gas rusos y deslizó la posibilidad de reforzar aranceles y sanciones, un planteamiento que medios y analistas advierten que encarecería el combustible a corto plazo.

El contexto económico en Moscú añade combustible al debate. Mientras Trump presenta a Rusia como una economía en apuros, el Ministerio de Finanzas ruso ha propuesto elevar el IVA del 20 % al 22 % en 2026 para sostener el esfuerzo bélico, medida que el Kremlin vende como parte de un presupuesto “equilibrado y sostenible”. Peskov insiste en que la economía “está en buena forma”, pero el alza fiscal apunta a presiones de gasto persistentes por la guerra.

Para los mercados, el mensaje es doble. Primero, riesgo regulatorio: si EE. UU. convierte el discurso de la ONU en medidas coordinadas para acelerar el desacople energético de Europa respecto a Rusia, refineras, navieras y traders afrontarán mayor exposición de cumplimiento. Segundo, ruido geopolítico: la retórica del “oso” pretende reforzar la narrativa de resiliencia rusa, mientras Washington busca condicionar precios y flujos globales de crudo y GNL con herramientas comerciales y sancionadoras. En paralelo, la ventana política que sugiere Peskov —valorar la “disposición” de Trump— mantiene un mínimo espacio para contactos exploratorios sobre Ucrania.

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