Política monetaria del Reino Unido en vilo: el BoE mantiene los tipos de interés y ajusta su plan de reducción de deuda

El Banco de Inglaterra deja los tipos en el 4 % ante una inflación persistente y modera su venta de bonos

El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE) decidió hoy mantener el tipo de interés oficial en el 4 %, tras una votación mayoritaria de 7 a 2, en la que dos miembros propusieron reducirlo a 3,75 %.

El Banco de Inglaterra deja los tipos en el 4 % ante una inflación persistente y modera su venta de bonos
El Banco de Inglaterra deja los tipos en el 4 % ante una inflación persistente y modera su venta de bonos

La decisión del Banco de Inglaterra (BoE) de mantener los tipos de interés en el 4 % refleja la complicada situación económica que enfrenta el Reino Unido, atrapado entre presiones inflacionarias persistentes y señales de debilitamiento en el crecimiento. En su última reunión, el Comité de Política Monetaria votó mayoritariamente por conservar la tasa, mientras que dos de sus miembros abogaron por un recorte de 25 puntos básicos, hasta el 3,75 %. 

La inflación interanual se situó en agosto en un 3,8 %, apenas sin cambios respecto a julio, muy por encima del objetivo del 2 % que persigue la institución. Este dato refleja que los precios se resisten a volver a niveles más moderados, impulsados sobre todo por los costes del transporte, la alimentación, los combustibles y el alza en los servicios.

El BoE también ha decidido moderar su estrategia de quantitative tightening: la venta activa de bonos públicos, junto con la no renovación de los que venzan, se reducirá en £30.000 millones en comparación con el ritmo actual, para situarse en alrededor de £70.000 millones en los próximos doce meses. Este cambio busca aliviar la presión sobre los mercados de deuda pública, donde los rendimientos de los bonos (“gilts”) han mostrado elevada volatilidad, lo que encarece el coste de financiación del Estado y afecta indirectamente al resto de la economía. 

El panorama económico acompaña esta cautela del BoE. El crecimiento del Producto Interior Bruto sigue siendo muy débil, con producción manufacturera en retroceso, expectativas de crecimiento bajas, y un mercado laboral que aunque aún no muestra pérdida masiva de empleos, ya evidencia signos de enfriamiento. 

Para los expertos, la combinación de una inflación que tarda en ceder, una economía que no termina de arrancar con fuerza y el elevado costo de los préstamos hace que las posibilidades de recortes adicionales en los tipos antes de fin de año sean limitadas. Algunos sitúan la próxima oportunidad real de reducción en la reunión de política monetaria de noviembre, aunque insisten en que cualquier nuevo ajuste será “gradual y prudente”.

El BoE apuesta por la estabilidad frente a la urgencia: mantener los costes de financiación elevados durante más tiempo para asegurar que la inflación caiga realmente hacia el objetivo, preservando al mismo tiempo cierto margen para no ahogar a los sectores más sensibles al crédito. Las decisiones de fiscalidad del gobierno (con el Presupuesto de otoño en el horizonte) y la evolución de los precios de la energía y los alimentos seguirán siendo determinantes en las decisiones futuras del banco central.

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